Por Diego Liffourena *
Las asimetrías en el mercado farmacéutico no son una
novedad. Desde finales de la década del treinta el Estado argentino
intentó, con suerte adversa, regular la actividad (producción,
distribución, precios) con el objetivo de proteger a la población de los
precios abusivos con los cuales pueden ser castigados. Sin embargo,
diversos factores imprimen al mercado de medicamentos particularidades
que se reflejan en los precios y, por ende, hacen necesaria la
intervención del sector público. Argentina no es un caso aislado.
Alemania, Canadá, Francia, Japón e Inglaterra mantienen una firme
regulación sobre la actividad.
En el mercado farmacéutico la concentración económica y la estructura
oligopólica en algunos componentes de la cadena de valor configuran un
verdadero escollo para el bienestar general.
Veamos algunas características del sector. Existen 250 empresas que
intervienen en la actividad si se contabilizan productoras e
importadoras de medicamentos. En el plano netamente productivo, las
plantas industriales de fármacos ascienden a 110, de las cuales el 85
por ciento son laboratorios de origen nacional y un 15 por ciento son de
capital extranjero. Como se aprecia, el componente nacional es más que
relevante. Esa relación se refleja en la composición de las ventas de la
industria. En proporciones significa que un 58 por ciento de las ventas
son realizadas por laboratorios nacionales y un 42 por ciento por
laboratorios extranjeros. En cuanto al aporte sobre el valor agregado
nacional, se encuentra en tercer lugar ubicándose debajo de actividades
como la industria del petróleo y la del hierro/acero.
La facturación total de la industria entre producción propia más
reventa de productos importados viene creciendo en el período 2011-2015.
En 2011 la facturación (en pesos a precios corrientes a salida de
fábrica y sin IVA) fue de 18.000 millones de pesos, en 2012 ascendió a
22.600 millones, en 2013 creció a 27.500 millones, en 2014 escaló a los
36.000 millones y sólo contabilizando hasta el tercer trimestre de 2015,
el monto superó los 33.000 millones. Esto representa una tasa de
crecimiento absoluta entre 2011-2014 de 100 por ciento y una tasa de
crecimiento promedio anual del 25 por ciento.
Si se analiza los grandes agregados de la actividad, la dinámica de
los veinte laboratorios más grandes explica el 80 por ciento de la
facturación de los productos que se consumen en la actualidad. Dentro de
estos veinte, ochos son nacionales y el resto extranjero.
¿Quiénes son estos grandes actores de la economía nacional que
detentan gran poder de presión? Según el Ministerio de Economía y
Finanzas, el ranking de los veinte laboratorios de mayor envergadura y
su origen societario son los siguientes: Bayer (Alemania), Roemmers
(Argentina), Productos Roche (Argentina), Laboratorios Bagó (Argentina),
Laboratorios Abbott (Estados Unidos), Laboratorios Elea (Argentina),
Gador (Argentina), Novartis Argentina (Suiza), Glaxo Smithkline
Argentina (Reino Unido), Laboratorios Raffo (Argentina), Sanofi Aventis
(Francia), Novo Nordisk Pharma Argentina (Dinamarca), Boehringer
Ingelheim (Alemania), Janssen Cilag (Estados Unidos), Laboratorios
Andrómaco (Argentina), Ivax (Israel), Laboratorios Casasco (Argentina),
Biogénesis-Bagó (Argentina), Pfizer (Estados Unidos) y Laboratorios
Phoenix (Reino Unido).
El segmento mayorista de la cadena está constituido por
distribuidoras y droguerías que, a su vez, se encargan de la
distribución en farmacias y centros de salud. El rasgo fundamental de
este eslabón es que está altamente concentrado. En la actualidad se
encuentran registradas aproximadamente 445 droguerías, pero solo cuatro
de ellas (Del Sud, Monroe Americana, Suizo Argentina y Barracas) se
reparten el 70 por ciento del mercado.
En referencia a las distribuidoras, el grado de concentración es aún
más acentuado pues cuatro firmas concentran el 99 por ciento de las
ventas: Rofina (del laboratorio Roemmers), Disprofarma (vinculada a
Bagó), Farmanet (sociedad del laboratorio Gador, Casasco, Bayer,
Novartis y Boehringer Ingelheim) y Global Farm (vinculada a los
laboratorios estadounidenses). Obviamente estas “asociaciones” tienden a
configurar una estructura de mercado que beneficia la colusión de
precios y atenta contra la salud pública.
El segmento minorista, en contraposición, se halla atomizado. En la
actualidad se calcula que existen alrededor de 13.000 farmacias más
clínicas y hospitales. Sin embargo, el mercado minorista se halla cada
vez más acaparado por cadenas de farmacias que poseen un plan de
negocios diferente al de las clásicas de barrio o mutuales.
Según el Ministerio de Economía y Finanzas, “los laboratorios definen
el precio de venta al público”. Marcelo Peretta, secretario general del
Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, declaró que los
laboratorios no sólo fijan el precio en toda la cadena, sino que deciden
unilateral y arbitrariamente los aumentos de precios convalidando una
tasa de ganancia muy superior al promedio. Esta actitud, además de
asfixiar al sector minorista, explica la reticencia del sector a
ingresar al programa “Precios Cuidados”. Más allá de logros parciales,
el sector público nunca logró adecuar o regular satisfactoriamente este
sector poderoso de la economía.
La lógica neoliberal del gobierno de Mauricio Macri coliciona con
políticas como la de “Precios Cuidados”. Esta iniciativa que catalogan
de “estatizante” y “distorsiva” se contrapone al “paraíso” que depara
una economía “libre”. Sin embargo, la industria farmacéutica lejos de
proponer reglas claras de comercialización, se presenta como un mercado
concentrado y oligopolizado donde los precios no se corresponden con los
de libre mercado.
El actual momento político para los laboratorios es inmejorable. El
gobierno está dispuesto a dar rienda suelta a las fuerzas de mercado.
Las mejoras sustanciales a otros sectores concentrados ya se consumaron.
Si bien Macri cristaliza una relativa “comunión” entre los diversos
estamentos del capital y el Estado, indudablemente es el “garante” de la
acumulación privada. En este contexto, la industria farmacéutica
tratará de “forzar” mejoras para su sector o, simplemente recurrirá a la
suba de precios como mecanismo de apropiación de una mayor porción del
excedente económico.
* Economista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).