Nieves Salinas / epe.es
China ha superado a Europa, por primera vez, como creador de nuevos principios activos, con 25 frente a los 17 del viejo continente. Sin embargo, Estados Unidos sigue liderando este ranking con 28 de un total de 90 nuevas moléculas, una posición que arrebató a Europa tras una fuerte apuesta por la I+D biomédica entre 1995 y 2005 y que se ha ido consolidando e incrementando en la última década.
Son las cifras que arroja el informe 'The Pharmaceutical Industry in Figures 2024', con datos relativos a 2023, publicado por la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia), y que este jueves ha dado a conocer Farmaindustria. El documento concluye que la industria puede desempeñar "un papel fundamental" a la hora de devolver a Europa el crecimiento y garantizar la competitividad futura en una economía globalizada.
El sector invierte 50.000 millones de euros para la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos; emplea a 900.000 personas -de las cuales 130.000 desarrollan su labor en los departamentos de I+D de las compañías farmacéuticas-; produce por valor de 390.000 millones de euros; sus exportaciones alcanzan los 680.000 millones, y aporta 200.000 millones de euros a la balanza comercial de la Unión Europea.
Alta tecnología
Según datos del portal estadístico Eurostat, la industria farmacéutica es el sector de alta tecnología con mayor valor añadido por empleado y es también el sector con la ratio más alta entre inversión en I+D y ventas netas. Asimismo, Farmaindustria cita el informe 2023 'EU Industrial R&D Investment Scoreboard', las industrias de la salud invirtieron más de 260.000 millones de euros en I+D en 2022, lo que representa casi el 21% del total de todos los sectores industriales a nivel mundial.
El documento remarca que la industria biofarmacéutica innovadora es "un activo clave" para la economía europea por impulsar el progreso médico y científico mediante la investigación, desarrollo y comercialización de nuevos medicamentos que mejoran la salud y calidad de vida de los pacientes de todo el mundo.
Mercados emergentes
Sin embargo, remarca el informe de Efpia, el sector se enfrenta a "grandes desafíos". Además de los obstáculos regulatorios y el aumento de los costes de la I+D, se ha visto "gravemente afectado por el impacto de medidas de austeridad fiscal introducidas por la mayoría de gobiernos europeos desde 2010". A esto hay que sumar el rápido crecimiento de la I+D biomédica en mercados emergentes como Brasil, China, Corea e India, que está implicado una "migración gradual de las actividades de investigación y desarrollo de medicamentos desde Europa a estas nuevas áreas en expansión".
"Necesitamos recuperar la competitividad perdida en Europa respecto a Estados Unidos y Asia a través de una nueva legislación farmacéutica europea que proteja la propiedad industrial y promueva la innovación", subraya la directora del Departamento Internacional de Farmaindustria, Iciar Sanz de Madrid. Pero, concreta la patronal, la propuesta de revisión de la legislación farmacéutica presentada por la Comisión Europea, aunque con aspectos positivos, incluye otras medidas que acrecentarían esta pérdida de competitividad.
Europa se queda rezagada
"Los planes de la Comisión pueden acelerar la caída de la posición de Europa como región innovadora mundial en comparación con Estados Unidos, China y Japón, regiones que han apostado por fomentar las inversiones en I+D biomédica en los últimos años. De hecho, nuestro continente lideraba la I+D biomédica hace 20 años", lamenta Sanz de Madrid.
En 2010, Europa representaba el 37% de la I+D mundial; en 2020, esa cifra había caído al 32%
En 2010, Europa representaba el 37% de la I+D mundial; en 2020, esa cifra había caído al 32%. Las nuevas investigaciones proyectan que para 2030 esa cifra se habría reducido aún más, al 25%, y para 2040, a solo el 21% de la actividad de investigación y desarrollo en comparación con las otras regiones. Mientras tanto, se espera que la contribución de China salte del 2% en 2010 al 17% en 2040, recuenta la directiva de Farmaindustria.
Ante este escenario, Sanz de Madrid, considera que Europa "necesita reforzar la protección de la propiedad intelectual para los nuevos medicamentos y vacunas y crear las condiciones para que las empresas decidan invertir en investigación, desarrollo y fabricación de medicamentos en la región, porque al final los pacientes europeos serán los principales beneficiarios de que haya más tratamientos y más eficaces disponibles".