viernes, 23 de junio de 2017

Patentes, excluidas de las agencias afectadas por Brexit


 
 Tusk susurra a May

ibercampus.es.- Las agencias europeas con sede en Londres y que deberán abandonar Reino Unido a consecuencia del Brexit conocerán su futuro hogar en noviembre, cuando los ministros europeos voten entre las diferentes candidaturas, anunció este jueves el presidente del Consejo Europeo, Tusk, a quien los medios atribuyen el deseo de retroceder la decisión del referéndum brtitanico y que el Reino Unido no abandone la UE. Sin embargo, en la Corte de Patentes, aunque esta en proyecto, Reino Unido quiere seguir y tener sede en Londres, lo que no parece discutirle nadie por el momento.



Los países europeos se han lanzado en tromba a la batalla por conseguir la sede de las dos agencias europeas que deberán abandonar la capital británica tras el Brexit: la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA).Ante los potenciales beneficios económicos de ser sede, la UE quiere evitar un enfrentamiento abierto entre países, cuando la negociación del Brexit acaba de empezar, por lo que propone un sistema de elección en cuatro fases en base a criterios.
Los Estados europeos interesados tendrán de plazo hasta el 31 de julio para presentar sus ofertas, que la Comisión Europea analizará antes del 30 de septiembre en base a los criterios acordados, como su accesibilidad o la disponibilidad de colegios internacionales para las familias de sus trabajadores, entre otros.A continuación, los países del bloque, sin Reino Unido, debatirán a "nivel político" en octubre el resultado de la evaluación del ejecutivo comunitario sobre las candidaturas, antes de que los ministros decidan un mes después la futura sede.
Con este sistema que combina criterios técnicos con discusiones políticas, los 27 quieren mantener su unidad en plenas negociaciones de divorcio con Reino Unido, máxime cuando los últimos países en entrar al bloque presionan por albergar algún organismo comunitario.
España, que ya cuenta con cuatro agencias, propone Barcelona para albergar la EMA, si bien la capital catalana, finalista cuando se concedió a Londres, tendrá en principio más de una decena de rivales, como Ámsterdam, Viena, Copenhague o Bratislava.Aunque con menos pretendientes, la EBA cuenta con aspirantes como Fráncfort, actual sede del Banco Central Europeo (BCE) y de la Junta Europea de Riesgo Sistémico, o París, que ya alberga la Autoridad Europea de Valores y Mercados, así como Luxemburgo o Dublín, entre otros.
La Autoridad Bancaria Europea, creada en 2011 y conocida por sus pruebas de estrés a los bancos europeos, cuenta con unos 190 empleados y sus visitantes generan casi 9.000 pernoctaciones en hoteles cada año.Por su parte, la EMA, encargada de supervisar desde 1995 los medicamentos de uso humano y animal, cuenta con unos 900 trabajadores y, en 2005, sus visitantes reservaron 30.000 noches de hotel, según el Consejo de la UE.
Una docena de candidatas aspira a quedarse con la Agencia de Medicamento,  para la que España ha vuelto a proponer Barcelona. Pero hay una tercera institución europea que ha volado bajo el radar de las capitales, y a la que nuestro país no puede aspirar: la nueva corte para la largamente esperada patente comunitaria.La cumbre de esta semana será solo la primera parte del combate, en la que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE fijarán las reglas para asignar el nuevo destino de las agencias. Pero la campaña de seducción ya ha empezado entre bambalinas. Casi todos los estados aspiran a quedarse con una de ellas, o algunos como Francia y Alemania compiten por las dos.
Los criterios que acuerden los líderes para decidir la ganadora servirán para dilucidar si el próximo otoño, cuando se decidan las nuevas sedes, se intentará asignar las agencias a uno de los cinco países que todavía no tienen ninguna, o se acudirá a las capitales mejor preparadas para acoger a los 900 funcionarios de la agencia del medicamento y los 200 de la autoridad bancaria. Los embajadores discutirán mañana el borrador de los principios para el reparto que prepararon los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk. La propuesta de ambos incluye los dos argumentos. Reconoce que la decisión se tiene que tomar en base a "criterios objetivos" (conexiones, colegios...), tal y como defienden España y los que ya cuentan con agencias. Pero también reconoce los beneficios de la distribución geográfica.

La Corte de Patentes, fuera de la mesa 

Pero a la mesa de los líderes no llegará de momento la corte de la patente comunitaria, la llamada patente unitaria, que finalmente se espera que empiece a funcionar a principios del próximo año. Tras casi medio siglo en discusión, en una de las batallas políticas más longevas y complicadas de la construcción europea, los estados finalmente acordaron en 2012 ofrecer a inventores y empresas la posibilidad de proteger sus hallazgos con una patente única para toda la UE, frente al sistema actual en el que se yuxtaponen patentes nacionales.
El presidente de la Oficina de Patentes Europea (OPE), Benoit Batistelli, describió la semana pasada la nueva patente como "indispensable" para la economía europea, y la nueva corte como un "paso importante" en la construcción europea, ya que por primera vez los ciudadanos litigarán entre ellos al proteger sus invenciones. La relevancia de la corte provocó que al final se tuviera que tomar una decisión salomónica para fijar su destino. Por lo que se acordó que tuviera tres sedes en los tres países que más patentes generan, y cuyas tres lenguas nacionales se usarán para la tramitación de las mismas: Paris, Munich y Londres.
La importancia de este nuevo sistema de patentes es tal que, a pesar del Brexit, los británicos comunicaron el pasado noviembre, y confirmaron a finales de mayo, que tienen intención de permanecer como miembros del sistema. Su firma resulta necesaria. Porque en el momento en el que los europeos establecieron el procedimiento para la creación de la corte, se fijo que entraría en vigor tan solo cuando Francia, el Reino Unido y Alemania, además de otros diez países, hubieran ratificado el acuerdo.