actasanitaria.com.- “Ciertos medicamentos que llegan al mercado, como los nuevos
tratamientos anticancerígenos o para la Hepatitis C, alcanzan hoy en día
precios exorbitantes”, afirma Médicos del Mundo, que alerta que “el
riesgo a largo plazo es que la cobertura médica pública no va a poder
seguir sosteniendo el reembolso de tratamientos a estos precios tan
elevados, que sin embargo son necesarios para miles de personas
enfermas”, por lo que la organización ha lanzado la campaña “El precio
de la vida” para luchar contra esta situación.
A través de una página web, la organización anima a la ciudadanía a dirigirse a su Gobierno, mediante la firma de una petición
dirigida a la Ministra de Sanidad, Fátima Báñez, “para pedirle que
utilice todos los medios jurídicos y políticos a su alcance para reducir
los precios de los medicamentos que salvan vidas”.
Señala
la ONG que “los laboratorios determinan el precio de los fármacos en
función de la capacidad de los Estados de pagar por tener acceso al
tratamiento, una vez calculado también el coste de investigación y
producción del mismo” y que, “cuanto más rico es un Estado, mayor es el
precio”. Asimismo, “generalmente, las autoridades que fijan estos
precios aceptan alinearse con las exigencias de las empresas
farmacéuticas”, apunta.
En este contexto, destaca Médicos del Mundo que “desde hace varios
años, el precio de los medicamentos está en constante aumento: un
tratamiento combinado contra la Hepatitis C (por ejemplo, Sofosbuvir y
Simeprevir), ronda los 40.000€ en países como EEUU o Francia, y unos
13.000 en España -según el resultado de la negociación entre gobierno y
empresa proveedora-. Keytruda, para el melanoma, se venderá a más de
100.000 € anuales por paciente. Glivec, para tratar la leucemia, cuesta
en España unos 30.000€ por año y paciente”.
Los costes “se sobreestiman y los importes reales son confidenciales”
“La industria farmacéutica justifica estas cifras tan elevadas
aludiendo a los costes de investigación y desarrollo. Pero estos se
sobreestiman y los importes reales son confidenciales”, explica la ONG.
“En realidad, la mayoría de fármacos innovadores se basa en la
investigación desarrollada en los laboratorios de las universidades
públicas. Luego, las empresas farmacéuticas adquieren los
descubrimientos más prometedores y desarrollan medicamentos que después
compran los sistemas sanitarios de los países, de nuevo con fondos
públicos y a unos precios a menudo abusivos”, como explica Médicos del
Mundo, que añade que, “además, estas compañías reciben deducciones
fiscales por promover la investigación, con lo que se cierra el círculo
vicioso perfecto”.
Suele
coincidir, afirma esta organización, “que cuanto mayor es el beneficio
para el paciente, mayor es el precio también”. No obstante, “desde hace
20 años, el 74 % de los medicamentos que se comercializan no producen
más que ligeros beneficios terapéuticos”, asegura Médicos del Mundo.
A modo de ejemplo, la ONG hace referencia al caso de Sofosbuvir,
empleado para combatir la hepatitis C, y señala que la farmacéutica
justifica el precio “afirmando que permite evitar la cirrosis y el
trasplante de hígado, cuya atención sanitaria es muy costosa”; sin
embargo, agrega, “si esta misma lógica se aplicara a otros sectores, un
airbag se pagaría al precio de una vida”.
“Las empresas no comunican jamás a cuánto asciende el coste real de
producción de los medicamentos para garantizar un margen razonable sobre
las ventas, aunque esto es lo que debería determinar su precio”,
lamenta Médicos del Mundo, que se cuestiona sobre “si nuestro sistema
sanitario podrá asumir estos elevadísimos precios a largo plazo”.
Las licencias obligatorias, para hacer frente a los “elevadísimos precios”
“Las patentes que protegen las innovaciones terapéuticas tienen una
validez mínima de 20 años, durante la cual no se puede poner en el
mercado ningún genérico a bajo precio”, apunta la organización, que, sin
embargo, recuerda que éste “no es un sistema incuestionable; de hecho,
es bastante reciente” y que, de hecho, “en España no hubo patentes para
productos farmacéuticos hasta los años 90”.
“El gobierno, sin embargo, no utiliza las herramientas a su
disposición para oponerse a esto, como las licencias obligatorias”,
lamenta la ONG, que recuerda que “este instrumento jurídico permite
suspender temporalmente una patente y abrir el mercado a la competencia
para producir o importar genéricos, con el objetivo de hacer bajar los
precios”. “La licencia obligatoria puede utilizarse cuando existen
motivos de interés público, como necesidades de salud pública, defensa
nacional o de abastecimiento que así lo exijan”, complementa.
Que los laboratorios no “calculen por nosotros ‘el precio de la vida'”
“No permitiremos que los laboratorios calculen por nosotros ‘el
precio de la vida’ según criterios de rentabilidad”, es el objetivo de
la campaña de Médicos del Mundo, por lo que esta organización pide “que
el Estado proteja el interés de la población española y nuestro sistema
de salud solidario, e intervenga para hacer que se bajen los precios de
los medicamentos la transparencia de los gastos de investigación y
desarrollo un modelo alternativo al de las patentes para financiar la
investigación y el desarrollo”.