Silvia Ribeiro *
El miércoles 14 de septiembre Monsanto aceptó finalmente la tercera
oferta de Bayer para comprarla, lo que convertirá a Bayer en la mayor
empresa global de agrotóxicos y semillas, además de ser una de las
mayores farmacéuticas. Pero siendo de gran magnitud y con impactos de
amplio alcance, es apenas una de varias fusiones recientes entre
trasnacionales de agronegocios. Hay también movimientos entre las
empresas de fertilizantes, de maquinarias y las que poseen bancos de
datos que influyen en el proceso agrícola, en una batalla por quién
controlará no sólo los mercados, sino también las nuevas tecnologías y
el control digital y satelital de la agricultura.
Varios factores influyen en la aceleración de los procesos de fusión
que comenzó en 2014. Uno de ellos es que los cultivos transgénicos se
están topando con muchos problemas, lo cual acicatea a las gigantes de
transgénicos a buscar posiciones más firmes frente a lo que parece ser
una fuente de vulnerabilidad creciente. Es significativo que un diario
conservador como The Wall Street Journal reconozca que el
mercado ha sido afectado por las dudas de los agricultores de Estados
Unidos sobre los cultivos transgénicos, ya que después de 20 años en el
mercado muestran numerosas desventajas: supermalezas resistentes a los
agrotóxicos, rendimientos que no equiparan el alto costo de las semillas
transgénicas, ni el costo de aplicar más cantidad y más fuertes
agrotóxicos para matar malezas y plagas resistentes, ni el aumento de
trabajo para controlar las hierbas. El desplome de los precios de las commodities
agrícolas aceleró el malestar, llevando a que agricultores que
sembraban transgénicos vuelvan a buscar semillas no transgénicas, más
baratas y con igual o mejor rendimiento. (The Wall Street Journal, 14/9/16, http://tinyurl.com/gtemcmo)
Si se permite la fusión con Monsanto, Bayer pasará a controlar cerca de
un tercio del comercio global de agrotóxicos y de semillas comerciales.
La operación sigue a las de Syngenta-ChemChina y DuPont-Dow, en un
vertiginoso proceso de fusiones y adquisiciones en la industria
semillera-agroquímica. Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer, Basf
juntas controlan 100 por ciento del mercado de semillas transgénicas,
que ahora quedaría en manos de solamente tres empresas. Estas fusiones
están bajo escrutinio de varias agencias anti-monopolios, por constituir
bloques que tendrán enorme poder en mercados claves y seguramente
producirán aumento de precios de los insumos agrícolas. Además forzarán
más leyes y regulaciones a su favor, contra la soberanía alimentaria y
las semillas campesinas. Sólo el hecho de que tres empresas controlen
todas las semillas transgénicas debería ser un argumento suficiente para
cualquier país para rechazar estos cultivos, por la inaceptable
dependencia que significan.
Pero el contexto de las operaciones en la cadena agroalimentaria es más
complejo, e incluye también a los próximos eslabones de la cadena, tal
como detalla el Grupo ETC en su análisis de la fusión Monsanto-Bayer (www.etcgroup.org,http://tinyurl.com/ze6zs2l).
Si bien la consolidación del sector semillas y agrotóxicos lleva
décadas y está tocando techo, estos dos sectores tienen ventas mucho
menores que las empresas de fertilizantes y de maquinarias, grupos que
desde hace algunos años comenzaron a incursionar en el mercado de los
primeros, estableciendo alianzas estratégicas. Adicionalmente, esas
industrias también están en proceso de consolidación. Poco antes del
acuerdo Monsanto-Bayer, dos de las mayores empresas de fertilizantes,
Agrium y Potash Corp, decidieron fusionarse, transformándose en la mayor
empresa de fertilizantes a nivel global. Lo cual, según analistas de la
industria, presionó a Bayer a aumentar la oferta por Monsanto.
Paralelamente el sector maquinaria rural –que no se trata sólo de tractores y cosechadoras, sino también drones,
robots y sistemas GPS que les permiten colección de datos de campo por
satélite– ha venido desarrollando alianzas con todas las gigantes de
transgénicos, que incluyen acceso a bancos de datos agrícolas, de suelo,
clima, enfermedades, etcétera. En 2015, John Deere, con la mayor
empresa de maquinaria a nivel global, acordó con Monsanto comprarle la
subsidiaria Precision Planting LLD de datos agrícolas, pero fue
demandado ante el Departamento de Justicia, que suspendió la compra,
porque John Deere pasaría a dominar el mercado de los sistemas de
cultivo de precisión y podría elevar los precios y ralentizar la
innovación, a expensas de los agricultores estadunidenses que dependen
de esos sistemas, ya que Precision Planting LLD y Deere pasarían a
controlar 85 por ciento del mercado de cultivos de precisión.
(Departamento de Justicia de Estados Unidos, 31/8/16, http://tinyurl.com/j9x6am9).
Como ese acuerdo no se concretó, la subsidiaria sigue como propiedad de
Monsanto y por tanto en el paquete de la nueva fusión, lo cual podría
darle un nuevo lugar a Bayer en el tema de control digital y mover todas
las piezas del juego. Cada vez más, el manejo de datos sobre suelo,
clima, agua, genómica de cultivos, hierbas e insectos relacionados, será
lo que decida quien controla todos los primeros pasos de la cadena
agroalimentaria industrial. En este esquema los agricultores son una
mera herramienta en la carrera de las empresas por producir ganancias
–no alimentos–, lo que condiciona gravemente la soberanía de los países,
y no sólo la alimentaria.
*Investigadora del Grupo ETC