Recientemente se dio a conocer la decisión de
la Oficina de Patentes de EE UU (UPSTO, por sus siglas en inglés) de
otorgar una serie de patentes de la revolucionaria técnica de corta-pega
genético CRISPR-Cas9 a Feng Zhang, investigador del Broad Institute
-una institución perteneciente al Massachusetts Institute of Tecnology
(MIT) y a la Universidad de Harvard-.
La decisión podría concluir la polémica batalla de patentes entre Zhang y las bioquímicas Doudna y Charpentier
La decisión podría concluir la polémica batalla de patentes entre
Zhang y las bioquímicas Jennifer Doudna, de la Universidad de California
(UC Berkeley), y Emmanuelle Charpentier, de la Universidad de Viena,
sobre los derechos de propiedad intelectual de esta tecnología con un
potencial lucrativo de unos 45.000 millones de euros.
Los abogados que representan a la UC Berkeley habían interpuesto hace
un año lo que se denomina un procedimiento de interferencia, en un
esfuerzo para que las solicitudes de patentes del Broad Institute fueran
rechazadas.
Sin embargo, el 15 de febrero los jueces de la UPSTO determinaron que
no había interferencia, indicando que la invención del Broad Institute
es distinta de la presentada por la UC Berkeley y que la patente se
mantiene. Por su parte, la solicitud de la universidad californiana será
remitida de nuevo al examinador y el litigio podría continuar, informa
Nature.
Doudna y su colaboradora Charpentier, publicaron sus estudios sobre
CRISPR-Cas9 en la revista Science en 2012 y recibieron el premio
Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica hace dos años
por su trabajo en este campo.
En su estudio, las investigadoras demostraron que la enzima Cas 9 de
la bacteria Streptococus pyogenes es capaz de realizar cortes en la
cadena doble del ADN y en sitios específicos con enorme precisión. Para
ello, emplea una secuencia del ARN que contiene una combinación de
repetidores y espaciadores y que sirve de guía a la proteína Cas.
La
estrategia daría al Broad Institute el control de las aplicaciones más
lucrativas de la técnica en plantas, ganado y humanos, destaca Nature
Por su parte, el bioingeniero Feng Zhang y su equipo publicaron en
2013 -también en Science- un trabajo sobre el desarrollo de un sistema
CRISPR que había editado genomas de células eucariotas (las células de
animales y personas).
La guerra de las aplicaciones
A lo largo del procedimiento, iniciado en enero de 2016, los abogados
del Broad Institute argumentaron la solicitud de patente de la
Universidad de California no especificaba cómo la herramienta de edición
genómica CRISPR-Cas9 se podría adaptar a su uso en células eucariotas.
La estrategia legal seguida por el Broad Institute le daría control
de las aplicaciones más lucrativas de la técnica de edición genética en
plantas, ganado y humanos, destaca Nature.
Sin embargo, a raíz de la decisión de la USPTO, los representantes de
la Universidad de California, destacaron que su solicitud de patente
-que además se había presentado antes que la de la institución rival-
cubre el uso de CRISPR-Cas9 en todas las células, tanto las eucariotas
como de otro tipo.
"Conseguir que CRISPR-Cas9 trabaje con células eucariotas es un avance adicional", dice una abogada de patentes
Catherine Coombes, abogada de patentes de la firma HGF en Reino
Unido, ha comentado a Nature que cree que "la decisión es justa". En su
opinión, "la invención de Universidad de California cubrirá el diseño de
la molécula de ARN que guía a la herramienta CRISPR-Cas9, dirigiendo la
enzima Cas9 a un sitio específico en el genoma. Pero conseguir que este
sistema trabaje con células eucariotas es un avance adicional del Broad
Institute".
En una rueda de prensa, celebrada tras conocerse el fallo, los
abogados de la Universidad de California declararon que aún no habían
decidido si iban a presentar una apelación a la decisión de la UPSTO o
no.