Agencias.- Los
Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han denunciado al
menos 16 casos de “espionaje” atribuidos a Rusia, China e Irán, en un
intento por justificar la pérdida de competitividad mundial por culpa de
“topos” y científicos presuntamente vinculados a esos países que
filtran las investigaciones de sus laboratorios a los ya conocidos
integrantes del “eje del mal”.
La acusación propia de la “guerra fría” y material para una novela de John Le Carre fue efectuada por los directores de los National Institutes of Health (NIH)
durante una audiencia en el Senado estadounidense, en un intento por
explicar los avances que está logrando China en telemedicina e
Inteligencia Artificial (IA).
El periodista Cases Ross del sitio STAT y especialista en biotecnología, escribió recientemente que “China se ha adelantado a los EE. UU” en la aplicación de la IA al servicio de la medicina y al menos cinco compañías de tecnología de ese país
“utilizan algoritmos y herramientas de software novedosas para ayudar a
tratar a millones de pacientes y aliviar la presión sobre el abrumado
sistema hospitalario del país”.
“Una
empresa, WeDoctor, utiliza una combinación de inteligencia artificial y
telemedicina para realizar 90.000 consultas en línea por día y evaluar a
los pacientes para detectar cáncer y enfermedades crónicas. En los
Estados Unidos no existe ninguna empresa con un alcance similar”, escribió el periodista que hace algunos años fue finalista del Premio Pulitzer.
Los
funcionarios de los National Institutes of Health denunciaron la semana
pasada durante una audiencia en el Senado que detectaron al menos 16
casos de “espionaje extranjero” de proyectos de investigación
financiados por el gobierno Federal y que son desarrollados en 61
institutos científicos pertenecientes o asociados con los NIH.
Sin
embargo, en un intento por medir el alcance de sus denuncias
potencialmente mortales en otros tiempos - en la década del 50 varios
espías soviéticos fueron condenados a la silla eléctrica -, el
subdirector principal de los NIH, Lawrence Tabak, dijo
ante los senadores que la filtración procede de "una pequeña proporción
de científicos" que no han revelado lazos con gobiernos extranjeros en
las solicitudes de subsidios para sus investigaciones.
Tabak
y otros funcionarios del los NIH al mismo tiempo destacaron “las
contribuciones que los investigadores nacidos en el extranjero
generalmente hacen a la innovación, los descubrimientos y la economía de
los Estados Unidos”.
"No
podemos darnos el lujo de rechazar mentes brillantes que trabajan con
honestidad y colaboración para brindar esperanza y curación a millones
de personas en todo el mundo", afirmo Tabak al Comité de Finanzas del Senado.
Los
legisladores y las agencias federales han estado examinando cada vez
más las acusaciones de que los gobiernos extranjeros están espiando
proyectos de investigación financiados con fondos federales, robando
propiedad intelectual, obteniendo solicitudes de subvenciones y
manipulando el proceso de concesión de esas subvenciones.
El año pasado, el director de los NIH, Francis Collins, avisó a cientos de instituciones subvencionadas con fondos federales que debían acordar reuniones informativas con el FBI sobre la protección de sus esfuerzos de investigación.
Los funcionarios de salud y de seguridad nacional participantes en la audiencia del Senado identificaron a China, junto con Irán y Rusia, como los principales culpables en los juegos de espías científicos.
Pero
los funcionarios se negaron a responder las preguntas de los senadores
sobre los detalles de las investigaciones o las amenazas potenciales,
argumentando que estaban en el marco de la sesión pública abierta al
periodismo y a testigos.
Tabak
afirmó que los NIH están aprendiendo “sobre actividades potencialmente
preocupantes a través de su propia supervisión del proceso de solicitud
de subvenciones, referencias de otras agencias y, cada vez más, las
propias universidades”, que -según el funcionario- “están cada
vez más conscientes del problema de la interferencia extranjera en la
investigación y esfuerzos para aprovechar la ciencia respaldada por
Estados Unidos”.
Tabak
anunció que a algunos científicos sospechados de filtrar información a
esos gobiernos extranjeros se les canceló las subvenciones y, en algunos
casos, fueron despedidos de sus instituciones.
Les Hollie,
jefe de operaciones de investigación de la Oficina del Inspector
General del Departamento de Salud, declaró que las denuncias de
“espionaje” en realidad se refieren a científicos que no revelaron
vínculos con gobierno extranjeros.
En los últimos meses, tanto el MD Anderson Cancer Center como la Emory University han rechazado a investigadores por haber ocultado sus lazos profesionales previos con instituciones científicas de China.
Sin
embargo, las sanciones y las sospechas que se esparcen en los ambientes
científicos afecta a toda la comunidad de investigadores, con la
preocupación de que los científicos chinos y chino-estadounidenses sean
sospechados injustamente de tener motivos ocultos en su trabajo o que
los científicos nacidos en el extranjero ya no quieran trabajar en las
instituciones de los Estados Unidos.
"Tengamos cuidado de no llegar demasiado lejos", dijo el senador Ron Wyden (Demócrata), el miembro de mayor rango del comité, durante la audiencia.
El senador Chuck Grassley
(Republicano), presidente del comité de Finanzas, advirtió que “el
socavamiento extranjero de la investigación respaldada por los Estados
Unidos amenazaba la apertura y la cooperación que suelen celebrar los
científicos”.
"La
colaboración y el intercambio de información verdaderamente libres solo
son posibles cuando los datos y las fuentes son creíbles y el proceso
de investigación es confiable", subrayó el Republicano Grassley.
"Esa
confianza se destruye cuando los gobiernos extranjeros y otras
entidades interfieren en nuestra investigación para su beneficio y en
nuestro detrimento", completó el senador por el Estado de Iowa.
Grassley también criticó al FBI por no enviar un funcionario a la audiencia y aseguró públicamente que “el FBI se había negado a explicar por qué no participaría”.
Quizás porque el FBI no tenga pruebas mínimamente confiables como para sostener la acusación.