Agencias.- Médicos sin Fronteras ha hecho un llamamiento exigiendo que «no se
patenten ni se saque provecho de los medicamentos, los tests o las
vacunas para la pandemia de la COVID-19«.
Asimismo, piden a los gobiernos que «se preparen para suspender y
anular patentes y tomar otras medidas, como el control de precios, para
garantizar la disponibilidad, reducir el precio y salvar más vidas.»
Canadá, Chile, Ecuador y Alemania ya han tomado medidas para
facilitar la anulación de patentes mediante la emisión de licencias
obligatorias para medicamentos, vacunas y otras herramientas para la
COVID-19. Asimismo, el gobierno de Israel emitió una licencia
obligatoria para las patentes de un medicamento que investigaban para el
uso de la COVID-19.
Gilead y el coronavirus
Tras fuertes críticas de grupos civiles y MSF, la farmacéutica Gilead
ha renunciado a una designación especial de la Administración de
Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) que le habría permitido
extender el monopolio sobre la patente del remdesivir 20 años en más de
70 países.
El remdesivir es un potencial candidato para el tratamiento de la
COVID-19 y se esperan resultados preliminares de ensayos clínicos en
abril. Sin embargo, Gilead aún tiene que comprometerse a no hacer
cumplir sus patentes a nivel mundial.
“Gilead no puede tener ganancias comerciales de esta pandemia y debe
comprometerse a no hacer cumplir o reclamar sus patentes y otros
derechos exclusivos”, afirma Dana Gill, asesora de Políticas de la
Campaña de Acceso en Estados Unidos de Médicos sin Fronteras..
“De lo contrario, se estaría preparando para cobrar lo que quiera por
el remdesivir durante esta crisis de salud global y en los años
venideros. Algo todavía más indignante si tenemos en cuenta la enorme
cantidad de dinero de los contribuyentes y recursos públicos que ya han
contribuido a la investigación y el desarrollo del remdesivir”, ha
señalado
Gran preocupación en Médicos sin Fronteras
“Por nuestro trabajo en
todo el mundo, sabemos muy bien lo que significa no poder tratar a
nuestros pacientes porque el medicamento necesario es demasiado caro o
simplemente no está disponible”, explica el Dr. Márcio da Fonseca,
asesor de Enfermedades Infecciosas de la Campaña de Acceso de Médicos
sin Fronteras.
El doctor señala que “en los países donde las corporaciones
farmacéuticas hacen cumplir las patentes, instamos a los gobiernos a
poner en marcha la rueda para anular estos monopolios para que puedan
garantizar el suministro de medicamentos asequibles y salvar más vidas”.
El fabricante estadounidense de pruebas de diagnóstico Cepheid ofrece
otro ejemplo de especulación en medio de la pandemia. La corporación
acaba de recibir la autorización de uso de emergencia por parte de la
FDA para una prueba rápida de COVID-19 (Xpert Xpress SARS-CoV-2). La
prueba tarda 45 minutos en dar el resultado utilizando máquinas de
diagnóstico que ya se han utilizado de forma rutinaria para tuberculosis
(TB), VIH y otras enfermedades.
Cepheid acaba de anunciar que cobrarán 17,87 euros (19,80 dólares)
por prueba en los países en desarrollo, incluidos los países más pobres
del mundo donde las personas viven con menos de dos dólares por día.
Pruebas de detección por 3 veces su coste de fabricación
Estudios de Médicos sin Fronteras y otros actores sobre la prueba de
TB de Cepheid (que utiliza un cartucho similar para TB por el que cobra 9
euros o 10 dólares en los países en desarrollo), demuestra que el
precio de los materiales, incluidos los gastos de fabricación, gastos
generales y otros, de cada cartucho es de 2,71 euros (3 dólares), y por
lo tanto cada prueba podría venderse con beneficios a 4,51 euros (5
dólares).
“Con una pandemia propagándose, ahora no es el momento de probar
cuales son los precios más altos que soportará el mercado”, afirma Stijn
Deborggraeve, asesor de Diagnóstico de la Campaña de Acceso de Médicos
sin Fronteras. “Sabemos lo críticas que son las pruebas en esta
pandemia, por lo que las pruebas deben ser asequibles para todos los
países”.
La organización señala que los altos precios y los monopolios
provocarán un racionamiento de medicamentos, pruebas y vacunas, que solo
servirán para prolongar esta pandemia.
“Las empresas farmacéuticas y de diagnóstico están eligiendo ser
parte del problema en lugar de ser parte de la solución, lo que
demuestra que incluso en esta crisis aguda de salud global, no harán lo
correcto”, añade Gill.
“Hacemos un rotundo llamamiento a los gobiernos para que reconozcan cuántas vidas están en juego y
usen su poder para hacer que los medicamentos, las pruebas y las
vacunas estén disponibles, sean accesibles y asequibles para todos”.