Las compañías farmacéuticas deberían centrarse en acabar con la fase más aguda de la pandemia de covid-19 en lugar de buscar ganar más dinero con los acuerdos bilaterales de venta de vacunas, defiende el presidente de la Alianza Global para las Vacunas, el portugués José Manuel Durão Barroso.
“Los fabricantes deben comprometerse a ayudar a poner fin a la fase aguda de la pandemia y eso significa trabajar directamente con Covax [plataforma internacional para la distribución equitativa de vacunas] en lugar de buscar mayores ganancias financieras a través de acuerdos bilaterales”, dice Barroso en una entrevista con la agencia noticiosa Lusa. .
Exprimer ministro portugués y expresidente de la Comisión Europea, el funcionario destaca que “este virus no respeta fronteras” y que la forma de acabar con la pandemia que desató “no es entrar en una competencia desenfrenada” entre las empresas, una lógica que considera que también debería aplicarse a los gobiernos.
Preguntado por la escasez de vacunas que afecta a varios países por limitaciones de producción, sostiene que la forma de solucionar el problema y apoyar a los países en desarrollo es “invertir en capacidad de fabricación en esos mismos países y apoyar su producción a través de acuerdos de transferencia de tecnología”.
Esto es lo que hizo la plataforma Covax, liderada por GAVI, la Organización Mundial de la Salud y la coalición CEPI, al firmar “dos convenios de este tipo con el Serum Institute of India”, que dieron “acceso potencial a más de mil millones de dosis”.
En cuanto a la posibilidad de levantar patentes para licenciar la producción de vacunas como ocurre con los medicamentos genéricos, Durão Barroso no ve que sea posible porque es “un desafío muy difícil”.
“Más allá, obviamente, de la gran divergencia entre los intereses en juego, [la apertura de la propiedad intelectual a las vacunas] no toma en cuenta la complejidad de su desarrollo científico y tecnológico, que generalmente involucra miles de etapas y un gran know-how, lo que las diferencia de los medicamentos que pueden elaborar los fabricantes de genéricos”, argumenta.
Es un proceso que “va mucho más allá del mandato de GAVI” y cuya resolución dependería de los gobiernos del mundo, algo “que se ha intentado en ocasiones en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio, pero siempre sin resultados concretos”.
Barroso lanza otra advertencia a la industria farmacéutica, esta vez por las mutaciones del virus: “parece cada vez más claro que los fabricantes pueden tener que adaptarse a la evolución viral, incluyendo potencialmente la provisión de futuras dosis de refuerzo”.