Las oficinas de patentes y marcas que funcionan bajo la órbita de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) están atravesando una serie de dificultades como consecuencia de la gran cantidad de expedientes acumulados por el inmenso número de solicitudes que saturan la institución encargada de aplicar las leyes de propiedad industrial.
La oficina dominicana ha decidido recurrir a una “ayuda extra” para intentar salir de esa situación de colapso ocasionado por las grandes corporaciones transnacionales, que ingresan sus pedidos de protección por patentes y marcas para penetrar el mercado nacional.