Antonio Regalado- Traducido por Teresa Woods- technologyreview.es
Billy Maddox sembró 100 hectáreas de semillas de soja de Roundup
Ready este año. La gran noticia es que no pagó ni un céntimo a Monsanto.
Han pasado 20 años desde que Monsanto desarrolló su primera cosecha
genéticamente modificada. Ahora algunos de sus primeras patentes
empiezan a caducar, dando paso a los primeros "OMG genéricos" – semillas sin protección de patente que cuestan la mitad y que los agricultores tienen el derecho de guardar y reutilizar.
Maddox, que hablaba con un marcado acento sureño mientras conducía
por una calle cercana a Jonesboro, Arkansas (EEUU), es un comerciante de
semillas que trabaja con variedades tradicionales. Este año marca la
primera vez que ha vendido OMG. De las hectáreas que plantó pudo
colectar miles de bolsas de semillas genéticamente modificadas para ser resistentes al glifosato, el herbicida que Monsanto comercializa bajo el nombre comercial de Roundup.
"Las limpiamos, las embolsamos y las vendemos. Intenté ganar algo de dinero", dice Maddox. "Sí, los agricultores ahorran dinero. Si me las compran este año, pueden plantarlas ellos mismos el año que viene".
Cuando la patente sobre un fármaco de superventas caduca, descienden sobre él los competidores de precio de saldo y acaparan la cuota de mercado.
Es demasiado pronto para saber si algo así sucederá con los OMG. "Hemos
recibido llamadas de todo el país, pero aún desconocemos el alcance que
tendrá", explica el director del Programa para la Mejora de la
Varidedad de Cosechas de la Universidad de Arkansas (EEUU), Donald
Dombek, que desarrolló las semillas que ha estado vendiendo Maddox.
El mercado de los OMG tiene tamaño suficiente para la competencia, y la podría necesitar: más del 90% de la soja
cultivada en Estados Unidos está modificada genéticamente con los genes
de resistencia Roundup de Monsanto. Es seguramente el producto biotecnológico más importante de la historia.
Monsanto dice no estar preocupado por la caducidad de la patente.
Hace varios años desarrolló una nueva versión, Roundup Ready 2, que
afirma que rinde mejor y sus patentes están aún vigentes. Una tercera
generación está pendiente de recibir la aprobación.
Los OMG genéricos sembrados por Maddox fueron desarrollados en la
Universidad de Arkansas (EEUU) por el fitomejorador Pengyin Chen, que
dedicó varios años al apareamiento de plantas para
trasladar el gen de resistencia Roundup, que se originó en una bacteria,
desde las semillas de Monsanto hasta otra variedad de soja en
desarrollo por la universidad.
La variedad resultante se llama "UA5414RR" y hasta ahora la universidad ha vendido 2.400 bolsas,
sobre todo a comerciantes de semillas, que cultivan más. Cada bolsa
pesa 50 libras (unos 23 kilos), contiene unas 140.000 semillas y basta
para sembrar una hectárea.
Puesto que existen 84 millones de hectáreas sembradas
con soja en Estados Unidos, la cuota de mercado de la semilla de
Arkansas es diminuta. Pero otras universidades agrícolas están lanzando
sus propios genéricos, incluidos las universidades de Kansas y Georgia.
La Universidad de Missouri, muy cercana a los huertos de Monsanto, está
preparando el lanzamiento de cuatro semillas de imitación para este año.
Los agricultores que quieran sembrar semillas de OMGs sin protección
de patente aún tendrán que comprobar que no estén protegidas por otras
restricciones. Además de la modificación genética, cualquier nueva
variedad de planta también se puede patentar. La Universidad de Arkansas
tiene planes de solicitar este tipo de patente para su nueva soja, pero
dice que no prohibirá a los agricultores que las guarden.
La oportunidad de conseguir la invención de Monsanto sin pagar más
por ello supondrá un alivio para algunos agricultores. La empresa de San
Luis, Missouri (EEUU) no goza de mucha popularidad después de demandar a
al menos 147 agricultores por guardar semillas. Hace dos años, la
empresa llevó a un agricultor de tercera edad de Indiana, Vernon Bowman,
hasta el Tribunal Supremo. Los jueces, en un fallo de 9-0, concluyeron
que no tenía ningún derecho de reutilizar las semillas sin pagar por ello. Las patentes que violó son los mismos que caducaron el año pasado.
Chen dice que creó la nueva variedad para darles una elección a los
agricultores. Los precios de venta de soja se encuentran en un mínimo de
cuatro años y necesitan ahorrar costes. Las semillas
de Arkansas cuestan 25 dólares (unos 23 euros) por bolsa, la mitad del
precio de las semillas más nuevas de Monsanto. "La gente me pregunta por
qué te molestas con esa tecnología anticuada", dice Chen. "Yo creo que
todavía se puede utilizar, así que ¿por qué no? Puedes gestionarla
igual, y pagas la mitad de precio. Creo que es algo bueno para los
agricultores. No supone una amenaza para nadie".
Las grandes empresas de semillas están realizando la transición hacia
Roundup 2. Dicen que la variedad anterior contenía fallos que producían
un menor rendimiento productivo y advierten de que las
variedades universitarias no son competitivas. Incluso aunque fueran
gratis, dice Harry Stine, el director de la empresa Stine Seeds de Iowa
(EEUU), los agricultores todavía perderían dinero debido a la menor
producción de soja. "No hay nadie que sea capaz de sumar y restar que
compraría las materiales más baratas de menor rendimiento", afirma.
"Pero hay personas que no pueden sumar ni restar, así que se venderán
algunas".
Jack Kloppenburg, un sociólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison
(EEUU), cree que los OMG genéricos indican que las universidades
agrícolas están participando en el juego de Monsanto en vez de
desarrollar nuevas ideas. Pero dice que las versiones genéticas al menos
podrían librar a los agricultores de lo que llama las "prácticas monopolísticas" de las grandes marcas de semillas.
Las versiones genéricas podrían plantear cuestiones espinosas para
los que critican los OMG. En 2012, Kloppenberg ayudó a fundar la
Iniciativa de Semillas de Acceso Abierto (Open Source Seed Initiative) que estableció un repositorio de semillas de disponibilidad abierta.
Uno de los miembros del consejo de dirección, Irwin Goldman, dice que
no está seguro de si permitiría la entrada de una planta transgénica al
banco de semillas. "Podríamos disponer de un OMG de fuente abierta, pero
tendríamos que pensárnoslo, porque la gente interesada en semillas de
disponibilidad abierta también apoya los productos orgánicos", explica.
"No es una afinidad natural".
Según un oficial de la Organización de la Industria Biotecnológica en
Washington, D.C. (EEUU), Matthew O´Mara, a partir de la próxima década
una oleada de importantes plantas modificadas genéticamente perderán la protección de patente. Esto representa una preocupación inminente, dice, por la manera de regular las cosechas biotecnológicas.
China, que compra el 25% de la soja cultivada en Estados Unidos, pide
que los rasgos genéticamente modificados se vuelvan a registrar cada
tres años, dice. En Europa se hace cada 10 años. Debido a la manera en
la que se mezclan las vainas de soja en los elevadores de cangilones, si
las aprobaciones de los productos más antiguos caducan, todas las
exportaciones se podrían ver contaminadas. "Existe toda una cadena de producción. No quieres [sufrir] una interrupción del comercio con China", comenta O´Mara.
Aunque ya no vende la soja más antigua de Roundup,
Monsanto ha dicho que mantendrá los registros reguladores actualizados
hasta 2021. Después, la responsabilidad de mantener la industria
encarrilada puede caerle a un grupo de la industria creado para hacer el seguimiento de la caducidad de patentes.