economia.com.mx.- Hillary Clinton, Donald Trump y las tres
cuartas partes de la población estadounidense dicen que los medicamentos
bajo receta cuestan demasiado. Tienen razón, y los dos candidatos a la
presidencia incluso concuerdan en un par de buenas estrategias para
tratar de mantener los precios bajos: permitir que Medicare negocie en
nombre de sus 40 millones de beneficiarios y dejar que los
estadounidenses compren los medicamentos de los países donde la calidad
está bien supervisada.
Sin embargo, ninguna de estas se enfoca en
la principal razón por la que el gasto en medicamentos está aumentando
tanto. El principal culpable, de acuerdo con una investigación de
Brigham and Women’s Hospital en Boston, es que el gobierno concede a los
nuevos fármacos periodos de exclusividad en el mercado
extraordinariamente prolongados.
El origen del problema
La Administración de Fármacos y Alimentos
(FDA por sus siglas en inglés) y la Oficina de Patentes de Estados
Unidos dan a las nuevas medicinas derechos de monopolio que duran entre
ocho y quince años. Esto ayuda a explicar por qué los medicamentos de
marca representan el 72% del gasto en medicinas en Estados Unidos aunque
sólo figuran en el 10% de las recetas médicas. Desde 2008, los precios
de los medicamentos de marca utilizados más comúnmente han aumentado
164%, mucho más rápido que otros costos médicos. Estados Unidos gasta
más del doble en medicamentos que otros países industrializados.
El problema no sería tan grave si los
monopolios otorgados por el gobierno para los medicamentos fueran más
cortos. Una vez que se permite la competencia de versiones genéricas, el
precio de un medicamento suele bajar casi a la mitad, a veces más del
85%, si hay suficientes competidores en el mercado.
Sin embargo, el gobierno tiende a hacer lo
contrario, concluyeron los investigadores de Brigham and Women’s,
mediante la ampliación de la exclusividad en el mercado a través de
patentes adicionales para alteraciones triviales, como por ejemplo un
nuevo recubrimiento para una pastilla. Esto no tiene sentido: a menos
que un medicamento se transforme de una manera que afecte su valor
terapéutico, no debería calificar para una extensión de patente.
Los fabricantes de medicamentos a menudo
extienden su propia exclusividad en el mercado pagando a las compañías
de genéricos por retrasar el lanzamiento de medicinas competitivas.
Cómo ponerle remedio
El gobierno, que protege los derechos de
monopolio de estas empresas, debería exigir la eliminación de esta
táctica. Las autoridades reguladoras federales también deben exigir que
los fabricantes den a conocer los precios que negocian con sus diversos
clientes, incluyendo todas las rebajas y los descuentos que permiten.
Esto no solo ayudaría a todos los pagadores privados a negociar precios
más bajos, sino que también crearía un mercado más saludable.
No obstante, para que surta efecto es
necesario dar un buen uso a toda esta información sobre el costo y la
efectividad. Los investigadores encontraron que en el desarticulado
sistema de atención médica de Estados Unidos, muchos médicos continúan
sin ser conscientes del gasto que les piden a los pacientes y las
aseguradoras. Los médicos también necesitan estar al tanto de
alternativas de menor costo – medicamentos genéricos, por supuesto, pero
también otros fármacos y terapias que pueden tratar los mismos síntomas
tan bien o mejor de otra manera. Se requieren estudios de efectividad
comparativa para todos los medicamentos.
Aunque tiene sentido conceder a una
empresa una licencia de exclusividad para vender un nuevo medicamento,
también es importante saber exactamente cuánto vale un fármaco.