revistachacra.com.ar.- A pocos días de que se trate la nueva Ley de Semilla, CRA realizó un
comparativo sobre lo que sucede con las empresas y los productores en la
ganadería y en la agricultura.
A
través de un informe Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) se
pregunta qué modelo debería seguirse: si el de la ganadería y las
cabañas o el de granos y la semilleras. "En nuestro país miles de
pequeñas cabañas desparramadas a lo largo y lo ancho de la patria crían,
mejoran y adaptan reproductores. Están en los campos generando
trabajo en sus pueblos, soportando adversidades climáticas y cuando
pueden venden sus reproductores bovinos al precio que estén dispuestos a
pagarle quienes necesitan comprar esos toros. Son un modelo de pyme
para copiar y muchas de estas exportan esa genética a países líderes en
razas vacunas", expresó la entidad presidida por Dardo Chiesa.
"Estas
cabañas dan trabajo especializado a genetistas, mejoradores,
veterinarios, inseminadores, personal de campo, tractoristas y pagan sus
impuestos. Estas cabañas venden a los mejores postores y hasta
garantizan la calidad y aptitud de sus animales. Toda esta calidad
genética de adaptación local al precio que los productores los quieran o
puedan pagar. Además a la vanguardia de la tecnología con el respaldo
de las asociaciones de razas estudian y manejan la genómica para mejorar
los caracteres de calidad de carne y leche", continuó el informe de
CRA.
"No reclaman derechos de propiedad intelectual por los terneros nacidos, ni por sus nietos. Se venden los toros y todo se salda en esa compra. Así funcionan miles de cabañas, libremente, sin protecciones especiales, sin poder fijar precios y garantizando calidad y desempeño. Estos son nuestros criadores, así se hace nuestro mejoramiento genético en el rodeo argentino donde se produce la mejor carne del mundo".
CRA,
entidad que tuvo como vicepresidente al actual ministro de Agroindustria
Ricardo Buryaile, puso de la otra vereda a las empresas semilleras. "Unos
pocos criaderos de semillas, concentrados en grandes empresas,
mayormente multinacionales, hacen lo mismo que las cabañas ganaderas
pero con las semillas. Estos son formadores de precios. La semilla
de soja que el año pasado costaba unos 20 dólares por bolsa de 40 kg.,
hoy cuesta 30 dólares, y vaya uno a saber cuánto costará el próximo año.
Cuentan con protecciones que les otorga la Ley de Semillas, aunque no
les alcanza, quieren más, quieren cercenarnos el derecho de uso propio y cobrarnos cada vez que usemos como semilla el producto de nuestras cosechas. Es decir, como si el cabañero nos quisiera cobrar cuando nacen los terneros".
En otra parte del duro informe destacó que "En el camino apelan a distintas artimañas, invierten quizás más dinero en publicidad que en mejoramiento, y no se preocupan demasiado por innovar porque no tienen competencia".
Además
dijo que "siguen reclamando derechos" a pesar de presionar en la futura
ley de Semillas. "Siguen tratando de capturar una mayor porción de la
renta de los agricultores que, ante la imposibilidad de recurrir al uso
de su propia semilla, deberemos someternos a pagar los precios que nos
impongan".
Finalmente
expresó que "estamos con pequeñas empresas que ni tienen, ni piden
protecciones especiales por su trabajo, no reclaman regalías, ni
propiedad intelectual y no son formadores de precios. Son nuestros
cabañeros. Frente a estas unas pocas grandes empresas semilleras que producen con distintas protecciones y que vienen por más".
El verdadero debate es que modelo queremos para la Argentina.