La industria farmacéutica ha donado $ 951.018 a los candidatos presidenciales en las elecciones presidenciales de 2016, según el Center for Responsive Politics y la Comisión Federal de Elecciones.
Según el grupo de investigación sin fines de lucro Center for Responsive Politics, la campaña de Hillary Clinton ha recibido $ 589.344, a pesar de su dura postura pública en contra de la industria y proclamarlos como su enemigo.
Hillary Clinton, ha recibido, de las compañias farmacéuticas, más dinero para su campaña que cualquier candidato de cualquiera de las partes. Según el análisis de Stat News, Clinton aceptó $ 164.315 en los seis primeros meses de la campaña de las compañías farmacéuticas..
Clinton ha estado actuando como si ella tuviera una postura firme contra la industria farmacéutica, sobre todo después de que el CEO de Turing Farmacéutica Martin Shkreli aumentara el precio de un medicamento contra el VIH llamado Daraprim en cerca de 5.000%.
Pero a pesar de todo el drama, la información del dinero en donaciones, cuenta una historia diferente: Hillary Clinton es la beneficiaria mayor.
No olvidemos que las grandes empresas farmacéuticas estuvieron detrás de Obamacare. ¿Por qué? Ellos están en los bolsillos de los demócratas. Del mismo modo, las compañías de seguros nunca se pronunciaron sobre Obamacare ya que ellos también son socios silenciosos que pueden llegar a obtener de ella … y lo están haciendo ya.
La administración Obama apoyó totalmente la entrega de un control aún más monopolista sobre el sistema de salud de Estados Unidos a Big Pharma, más allá de retóricos discursos. Este tipo de doble discurso parece tristemente típico en Washington, donde un sinnúmero de políticos regularmente aceptan dinero de los poderosos grupos de presión como las grandes empresas farmacéuticas que controlan nuestro gobierno y dan forma a nuestras políticas de atención de salud pública. Y los hechos demuestran que este tipo de corrupción existe en ambos lados del pasillo.
Hillary Clinton dijo en uno de sus debates, sentirse orgullosa de que las compañías farmacéuticas estén entre sus enemigos políticos. ¿Enemigos? ¿Really? Mientras no tengamos las corporaciones fuera de la política esta situación es poco probable que cambie.
Referencias:
