proexpansion.com.-El mundo de las patentes es sumamente complicado. Esto se debe a que
todas las partes del proceso pueden estar rodeadas de problemas. En
primer lugar, el proceso de aceptación de la patente es complicado y
puede demorar mucho tiempo. Luego, defender la idea de personas que
quieren robársela para su propio beneficio puede ser, también, agotador.
En el mundo de la medicina, esto suele ser aún más complicado. Esto
se debe a que, lo que una persona descubre, otra puede afirmar haberlo
hecho hace años. Las peleas por patentes pueden demorar bastantes años y
ser especialmente reñidas en este ámbito, donde ninguna de las partes
planea ceder por un segundo su derecho a la propiedad intelectual de una
medicina, afirma el artículo de Bloomberg, titulado “Gilead’s Patent Loss to Merck Started With a Broken Friendship”.
El último caso de patentes entre Gilead y Merck, en torno a una nueva
clase de compuestos los cuales pueden tratar un virus mortal generado
por la hepatitis C, es especial a su propio modo. Si bien se trata de
otro caso en el cual una empresa demanda a otra por el uso intelectual
de su patente, existe una historia detrás que está dando de qué hablar.
El problema habría empezado cuando Jean-Pierre Sommadossi, creador de
Idenix (nombre del producto), le contó a su mejor amigo, Raymond
Schinazi (fundador de su propia empresa, la cual estaba investigando la
hepatitis C) de qué se trataba Idenix. Sommadossi afirma que Schinazi
les contó a los miembros de Merck de qué se trataba Idenix y fue así
como sus científicos sacaron su propia versión luego de tres años.
Sin embargo, las peleas por patentes no son lo único complicado en
estos casos. Los juicios suelen ser parte especialmente difícil del
proceso. Esto se debe a que, gran parte del veredicto, gira en torno a
si los jueces entendieron bien cómo funcionaba el proceso de creación de
un nuevo medicamento. Además, debido a que el jurado no está conformado
de científicos, no suelen estar interesados por la historia detrás.
Quizás esto último haya jugado un rol importante, ya que el jurado
falló, en principio, a favor de Somadossi y Gilead. Se argumentó que
Merck sabía muy bien de la patente y aun así decidió seguir adelante,
por lo que deberán pagarle a Gilead cada vez que decidan usar su versión
del producto. Sin embargo, Merck aún tiene posibilidad de revertir la
sentencia, asegurándose que no se entendió muy bien de qué se trataban
los productos o demostrando que Idenix no era tan importante como decía
ser.