.elindependiente.- Gilead, la multinacional que comercializa
Sovaldi, el medicamento de nueva generación contra la hepatitis C,
tendrá la primera licencia de tratamiento celular contra el cáncer.
Misma
multinacional farmacéutica: Gilead. Un futuro igual de prometedor: la
cura para una enfermedad mortal (hepatitis C antes, tumores de la sangre
ahora). La revolución, un medicamento que ha demostrado su efectividad
en pruebas pero cuyos precios alcanzan cantidades desorbitadas.
Al igual que cuando en 2011 Gilead compró la molécula del Sovaldi a
Pharmasset, una pequeña compañía, por 11.000 millones de dólares, ahora
el gigante farmacéutico repite la operación. Acaba de anunciar la compra
de Kite Pharma, la compañía que ha desarrollado una nueva molécula,
Axi-Cel, por casi 12.000 millones de dólares.
La multinacional Gilead ha comprado Kite Pharma por 12.000 millones de dólares
El Axi-Cel es la gran promesa en los tratamientos contra ciertos
cánceres de sangre. Esta molécula ha demostrado su capacidad para curar
la enfermedad modificando los glóbulos blancos de los pacientes. Los
resultados de los ensayos han sido muy satisfactorios: seis meses
después del inicio del tratamiento, un tercio de los pacientes con
linfoma B difuso de células grandes (de pronóstico grave) no mostraba
signos de cáncer. Una cifra muy positiva teniendo en cuenta que se
trataba de pacientes que no habían respondido al resto de tratamientos
disponibles.
El problema del Axi-Cel, al igual que el de Sovaldi, es el precio al
que llegará al mercado. Gilead ya fue muy criticado cuando situó el
precio de cada pastilla del tratamiento contra la hepatitis C en 1.000
dólares, una cantidad que ha impedido el acceso de muchos de los
pacientes a un tratamiento decisivo. En España el Gobierno priorizó al
principio el tratamiento con estos medicamentos a los pacientes más
graves, aunque hace unos meses se comprometió a tratar a todos.
Gilead fue muy criticada cuando fijó el precio de cada pastilla de Sovaldi en 1.000 dólares
Pero, ¿pasará lo mismo con Axi-Cel? Los precedentes apuntan a que
ocurrirá lo mismo. El CEO de Gilead, John Milligan, adelantaba en una
entrevista a la revista Forbes que el coste será muy elevado:
“El coste de producción será el más elevado de la industria”, aunque
expresaba su deseo de que a través de la eficiencia “puedan ir bajando
los precios”. La aprobación del fármaco en Estados Unidos se espera para
finales de noviembre, y en Europa para 2018.
En los altísimos precios de las innovaciones farmacéuticas aparecen
las grandes multinacionales. Este nuevo tipo de tratamientos celulares
será desarrollado, al menos en primera instancia, por Gilead y otra
multinacional conocida, Novartis. Mientras que Gilead tendrá la primera
licencia para la terapia en adultos, Novartis tendrá la infantil.
Se critica que muchas de las innovaciones proceden de investigaciones con fondos públicos
Dos multinacionales con facturaciones astronómicas que fundamentan
los elevados precios en los costes de investigación y desarrollo aunque,
paradójicamente, algunas de esas investigaciones se hayan desarrollado y
financiado con fondos públicos, como es el caso de Axi-Cel. Su
investigación partió del Instituto Nacional de Salud de EEUU y con cargo
a los impuestos.
Los elevados precios y el coste en vidas (se estima que una de cada tres personas en el mundo muere por no poder acceder a un medicamento) están provocando un ascenso de movimientos sociales que exigen una bajada en los precios de los medicamentos.
Un tercio de las muertes se producen por la imposibilidad de acceso a medicamentos
La organización No es sano
agrupa en España a distintas ONG, asociaciones médicas y de consumidores
para pedir un nuevo modelo de innovación farmacéutica que no anteponga
la salud a los intereses económicos. La entidad reclamaba hace unas
semanas “medidas efectivas que consigan controlar el escandaloso aumento
de los precios de los fármacos para enfermedades graves como el cáncer,
la hepatitis C o la esclerosis múltiple”. Unos tratamientos cuya
demanda va en aumento mientras “han convertido a la industria
farmacéutica en una de las más rentables del mundo”, aseguraban.
“Son precios insostenibles, injustificables y confidenciales porque
así lo imponen las compañías farmacéuticas. El gobierno tiene que
cambiar su forma de negociar. Reclamamos cambios en el modelo para que
las reglas no estén marcadas por la industria”, reclamaba Vanessa López,
directora de Salud por Derecho, el pasado junio. “Se está poniendo en
riesgo la sostenibilidad de nuestro Sistema Nacional de Salud debido a
que algunas compañías farmacéuticas, aprovechando su posición dominante
en base a las patentes otorgadas por los gobiernos, están rompiendo los
equilibrios tradicionales al poner unos precios desorbitados de los
medicamentos”, añadía Roberto Sabrido, presidente de la Asociación por
un Acceso Justo al Medicamento.
Desde Médicos del Mundo, su coordinadora Elena Urdaneta se muestra
algo más cauta respecto a este nuevo tratamiento de Gilead: “En el caso
de la hepatitis C presentamos una denuncia ante la Oficina Europea de
Patentes. Ahora hablamos de un tratamiento que se desarrollará de forma
personalizada, por lo que dependiendo del tipo de patente que quieran
registrar, lo denunciaremos o no. Si el tipo de patente implica que el
precio sea fijado de forma unilateral por el laboratorio, lo
denunciaremos”.
Para Mónica Cavagna, experta en Salud de la Organización de
Consumidores y Usuarios -OCU-, “los altos precios de los nuevos
medicamentos no guardan ninguna relación con los costes de investigación
y desarrollo de las moléculas que dan origen a esos nuevos fármacos. No
es sano ponía de ejemplo el Sovaldi pero advertía que, si continúa la
tendencia, “el mismo problema se trasladará a enfermedades como el
cáncer, cuyos tratamientos superan en ya en muchos casos los 40.000
euros por paciente al año”.
La creciente demanda de los medicamentos contra el cáncer ya
contrasta con la falta de medicinas como, por ejemplo, la del cáncer de
vejiga. La semana pasada el PSOE exigía en el Congreso al Gobierno la
solución al problema de desabastecimiento de este tratamiento, cuyo
principio activo es el BCG. “El problema es nacional y está afectando a
muchos pacientes que tienen cáncer de vejiga”.