Gerardo Villagrán del Corral
Pocos días antes de que comience la segunda ronda de negociación para
modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN),
el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó nuevamente con
retirar a su país del acuerdo comercial y criticó en Twitter a sus dos
socios comerciales, Canadá y México.
“Estamos en el
proceso de renegociación del TLCAN (el peor tratado jamás firmado) con
México & Canadá. Los dos se están poniendo muy difíciles.
¿Tendríamos que ponerle fin?”, escribió en su cuenta oficial de la red
social, a modo de amenaza.
La apertura del tratado tras 23
años ocurre forzada por Estados Unidos, bajo la amenaza de su
presidente de cancelarlo si no satisface sus demandas. Cabe recordar que
en 1994 México transformó su modelo económico para integrarse de lleno a
la economía del norte de América.
Para lograrlo sacrificó
al menos la soberanía y seguridad alimentarias, la economía campesina,
la pequeña producción agrícola, la regulación del mercado, el
crecimiento del mercado interno, el salario y las conquistas sociales de
los trabajadores, la pequeña y mediana empresa, el aprovechamiento de
los recursos naturales, y apostó a una integración regional en beneficio
exclusivo de las trasnacionales. Ahora que EEUU chantajea con
cancelarlo, el gobierno mexicano no cuenta con salidas de emergencia del
laberinto, y se esfuerza por salvar el modelo.
Pero no es
la primera, sino la segunda amenaza que hace el mandatario
estadounidense en menos de una semana: apenas dos días después de
finalizada la primera ronda de negociaciones -el martes 22 de agosto-,
en un acto en Phoenix, Arizona, Trump señaló que probablemente en algún
momento iba a ponerle fin al acuerdo, vigente desde hace 23 años.
En ese momento, el canciller mexicano Luis Videgaray calificó a las
palabras de Trump como “estrategia de negociación”, mientras Canadá
indicaba lacónicamente que continuaría apostando por un proceso
constructivo de revisión.
La nueva amenaza eleva la
presión, porque tiene lugar pocos días antes de que los tres países
realicen del 1 al 5 de septiembre en Ciudad de México la segunda ronda
de revisión del acuerdo.
Lo cierto es que la
liberalización de las economías y la refuncionalización de los Estados,
al servicio de las grandes corporaciones, son elementos que han sido
plasmados y positivizados en instrumentos internacionales que regulan el
libre comercio entre países, como el TLCAN.
Comercio
El
comercio es uno de los grandes temas que Trump ha manejado en contra de
México desde antes de llegar a la presidencia de Estados Unidos, en
enero pasado. Según dijo, el TLCAN es responsable de la pérdida de 700
mil puestos de trabajo en su país y del déficit comercial de 64 mil
millones de dólares que Estados Unidos tiene con México.
Pero
héte aquí que el gobierno mexicano ha rechazado desde que comenzó la
polémica la posibilidad de reinstalación de aranceles o de que se busque
reducir el déficit con un recorte en el comercio. Es que sería un
suicidio, ya que México envía 80 por ciento de sus exportaciones
a Estados Unidos. En tanto, ha optado por incluir temas como el comercio
electrónico, las telecomunicaciones y el sector energético, mientras
Canadá ha sido más cauteloso.
Al igual que México, Canadá
envía la mayor parte de sus exportaciones a Estados Unidos y se vería
dañado por decisiones proteccionistas de Washington. La balanza
comercial de Estados Unidos con Canadá es más pareja, pero Washington
dice que algunos productos canadienses, como lácteos, vino y cereales,
están subsidiados.
Canadá insinuó de manera reciente que
podría abandonarlas las pláticas si Estados Unidos presiona para retirar
un mecanismo clave de resolución de conflictos. En lo que han
coincidido los dos socios comerciales de Estados Unidos es en su
oposición para no eliminar el capítulo 19, que trata sobre la resolución
de controversias, como pretende Washington.
La canciller
canadiense Christya Freeland señaló que su país buscará además impulsar
fuertes estándares laborales, reforzar regulaciones ambientales e
introducir nuevos capítulos relativos a igualdad de género y derechos
indígenas.
En la primera ronda de negociaciones entre los
tres signatarios del TLCAN en Washington –de cinco días, del 14 al 19
de agosto–todas las partes se comprometieron a seguir adelante con un
proceso acelerado para actualizar el acuerdo, que fue firmado por el ex
presidente estadunidense Bill Clinton, un demócrata.
Los
negociadores canadienses y mexicanos consideran que el TLCAN necesita
ser actualizado aunque han defendido la totalidad del acuerdo.
El muro
En
la serie de mensajes publicados el domingo último, el presidente de
Estados Unidos también insistió en que el Congreso de su país a
encontrar la forma de sufragar su prometido muro fronterizo. “Con
México, que es una de las naciones con más crímenes en el mundo, debemos
tener el muro. México pagará por él mediante rembolsos u otras formas”,
escribió Trump.
En la actualidad, la frontera de Estados
Unidos con México tiene mil 52 kilómetros de valla fronteriza,
equivalente a un tercio de lo que mide la Gran Muralla China. Cerca de
la mitad de esa barda está en la frontera de Arizona con México. El tema
del muro también estará en el centro de las discusiones en el Congreso,
que retomará sus sesiones a comienzos de septiembre y deberá aprobar,
entre otras cosas, el presupuesto de 2018.
La
administración Trump exige que la ley de financiamiento federal incluya
fondos para la construcción del muro, pero los demócratas –que se oponen
y son minoritarios en el Senado– podrían ponerse intransigentes y
forzar el cierre de las oficinas federales por falta de recursos, lo que
significaría que centenares de miles de funcionarios federales se
vieran obligados a quedarse en casa, paralizando muchos servicios no
esenciales del gobierno.
Lo cierto es que ambas posiciones
enfrentan a Trump con congresistas estadounidenses y con los países
vecinos, pero a la vez afianzan su popularidad entre su base electoral.
El
gobierno de México reiteró que, como lo ha sostenido siempre, no
pagará, de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia un muro o barrera
física que se construya en territorio estadounidense a lo largo de la
frontera con territorio mexicano. La cancillería mexicana indicó que
esta determinación no es parte de una estrategia negociadora mexicana,
sino un principio de soberanía y dignidad nacional, términos que
estuvieron ausentes hasta ahora.
La cancillería respondió a
los señalamientos de Trump sobre la violencia en México y resaltó que
ésta es generada en México por el tráfico ilícito de drogas, armas y
dinero entre ambas naciones. “Reiteramos que es un problema compartido
que sólo terminará si se tratan sus causas de raíz: la alta demanda de
drogas en Estados Unidos y la oferta desde México (y otros países)”,
sostuvo.
Desastre agrícola
Desde
que el primero de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN, negociado por
el gobierno de Carlos Salinas de Gortari con sus partes de Estados
Unidos y Canadá, el sector agrario mexicano ha sido objeto de un
desmantelamiento sistemático a causa de la radical asimetría en el
tratamiento que las naciones firmantes dan a sus respectivos
productores.
Mientras en Estados Unidos la agroindustria
disfruta subsidios hasta de 30 por ciento, de este lado de la frontera
tales apoyos no rebasan la tercera parte de dicha cifra, disparidad que
se refleja en que, durante los primeros 21 años de vigencia del acuerdo,
únicamente en dos México logró una balanza comercial favorable en este
rubro ante su vecino.
Un ejemplo claro de lo dicho, señala
el matutino La Jornada, se encuentra en el caso del maíz, bien que
representa alrededor de 60 por ciento del valor y el volumen de la
producción agrícola mexicana: entre 2010 y 2014, las importaciones de
este grano vital en la dieta de la población mexicana se incrementaron
casi 30%, pese a que en el mismo periodo el consumo aumentó al menos 7%.
Es decir, el crecimiento de las compras al exterior se sustenta no en
una ampliación de la demanda, sino en un desplazamiento de los
productores locales por grupos extranjeros.
Propiedad intelectual
Uno
de los principales puntos que el gobierno de México debe evitar en el
capítulo sobre propiedad intelectual, en la renegociación del TLCAN, es
que Estados Unidos extienda el tiempo de vigencia de las patentes
farmacéuticas, advirtió Rafael Pérez Miranda, especialista en el tema e
investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Agregó
que México tampoco puede permitir que Washington imponga el
patentamiento de segundos usos, recurso utilizado por las grandes
empresas farmacéuticas para prolongar el uso exclusivo sobre ciertos
productos que ya patentaron y fabrican, al encontrarles una nueva
utilidad o variante a los ya existentes. Si México cede en ese tema,
medicinas que son una necesidad de salud para el país dejarán de ser
accesibles para la población, alertó Pérez Miranda.
Consideró
que debe cuidarse la extensión de la patente por demoras en la
autorización para que el producto ya registrado se pueda comerciar, como
México ya había accedido a hacerlo en el Tratado de Asociación
Transpacífico. Las patentes dan derechos exclusivos para explotar una
invención por 20 años.
Gerardo Villagrán del Corral
Antropólogo y economista mexicano. Investigador asociado del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)