AFP.- El presidente estadounidense, Donald Trump, analizará "en las
próximas semanas" un paquete de medidas comerciales contra China por el
"robo" de derechos de propiedad intelectual, en un nuevo capítulo de sus
esfuerzos por reformar las relaciones comerciales del país.
La iniciativa abriría un nuevo frente en la contenciosa política comercial del gobierno de Trump, que ya aplicó pesados aranceles a las importaciones de acero y aluminio y presentó una demanda contra India ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Esta nueva postura de la Casa Blanca ya despertó el temor de una guerra comercial generalizada, que tendría consecuencias imprevisibles para la marcha de la economía mundial.
Durante una entrevista con la red de televisión CNBC, el asesor de Trump para comercio, Peter Navarro, adelantó este jueves que "en las próximas semanas el presidente tendrá en su mesa de trabajo algunas recomendaciones".
Esas recomendaciones se basan en un informe elaborado por Robert Lighthizer, el Representante de Comercio.
Para Navarro, la adopción de esas medidas "es apenas uno de los muchos pasos que el presidente está tomando, valientemente, para atender a las prácticas desleales de comercio".
El gobierno estadounidense había abierto en agosto pasado una investigación, bajo el capítulo 301 de su legislación comercial, relativa a violaciones a los derechos de propiedad intelectual.
- Propiedad intelectual en la mira -
En particular, Washington está preocupada con la obligatoriedad de crear "joint ventures" para que firmas estadounidenses operen en China.
A cambio del acceso al mercado chino, esas empresas son obligadas a ceder a sus asociados locales una parte de sus conocimientos tecnológicos.
La prensa estadounidense mencionó esta semana que Washington analiza la posibilidad de aplicar sanciones a China por entre 30.000 y 60.000 millones de dólares, aunque este jueves Navarro no adelantó detalles.
El funcionario, sin embargo, aseveró que China "violó todas las reglas" desde su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001 y la acusó de haber "desestabilizado el comercio mundial".
Sin embargo, el gobierno chino ya adelantó que cualquier medida estadounidense sobre comercio tendrá una respuesta equivalente.
En una conferencia de prensa, el portavoz de la cancillería china, Lu Kang, apuntó que "si se presenta una situación indeseada" el gigante asiático tiene "la intención de proteger sus derechos legítimos".
En opinión de Kang, "la historia ha demostrado que una guerra comercial no interesa a nadie".
El déficit comercial de Estados Unidos con China llegó a un máximo de 375.000 millones de dólares el año pasado, pero las exportaciones estadounidenses al país asiático también alcanzaron un récord.
Este mismo jueves, un funcionario del Departamento del Tesoro adelantó que Estados Unidos se disponía a impulsar una discusión sobre China en la próxima reunión del G20, que se realizará en Buenos Aires la próxima semana.
"Hemos estado trabajando con países que piensan como nosotros alrededor del mundo para reconocer los problemas que la política comercial y las inversiones de China causan en el resto del mundo", dijo el funcionario, quien solicitó el anonimato.
- Forcejeo interno -
No obstante, Navarro es un funcionario próximo de Trump que terminó imponiéndose -e imponiendo sus puntos de vista- en la disputa interna que estalló en el gobierno a raíz de los aranceles al acero y el aluminio.
La imposición de esos aranceles provocó una división en el gobierno ante eventuales consecuencias para el país, y terminó motivando la renuncia del principal asesor económico de Trump, Gary Cohn.
Para el lugar de Cohn, Trump escogió a Larry Kudlow, famoso en Estados Unidos por ser comentarista económico en una red de televisión, rol en el que ha acusado a China de atropellar las reglas internacionales de comercio.
Pero si la adopción de los aranceles al acero y el aluminio afectan a China de forma apenas marginal (el gigante representa alrededor de 1% de las importaciones estadounidenses de esos metales), sanciones directas adquieren otro carácter.
Para Navarro, sin embargo, tal medida no tendría los efectos devastadores argumentados por los más pesimistas.
"No creo que nadie en Wall Street se oponga a que golpeemos a China por el robo de nuestra propiedad intelectual", comentó.
Legisladores y representantes de la industria local ya advirtieron que la adopción de medidas contra China podrían provocar represalias que afecten a los exportadores estadounidenses.
En una reunión la semana pasada, Trump le dijo a su gabinete y a sus asesores que quería golpear a China con aranceles en respuesta al robo de propiedad intelectual, según el sitio web Politico, que cita a tres personas cercanas a las discusiones.
La iniciativa abriría un nuevo frente en la contenciosa política comercial del gobierno de Trump, que ya aplicó pesados aranceles a las importaciones de acero y aluminio y presentó una demanda contra India ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Esta nueva postura de la Casa Blanca ya despertó el temor de una guerra comercial generalizada, que tendría consecuencias imprevisibles para la marcha de la economía mundial.
Durante una entrevista con la red de televisión CNBC, el asesor de Trump para comercio, Peter Navarro, adelantó este jueves que "en las próximas semanas el presidente tendrá en su mesa de trabajo algunas recomendaciones".
Esas recomendaciones se basan en un informe elaborado por Robert Lighthizer, el Representante de Comercio.
Para Navarro, la adopción de esas medidas "es apenas uno de los muchos pasos que el presidente está tomando, valientemente, para atender a las prácticas desleales de comercio".
El gobierno estadounidense había abierto en agosto pasado una investigación, bajo el capítulo 301 de su legislación comercial, relativa a violaciones a los derechos de propiedad intelectual.
- Propiedad intelectual en la mira -
En particular, Washington está preocupada con la obligatoriedad de crear "joint ventures" para que firmas estadounidenses operen en China.
A cambio del acceso al mercado chino, esas empresas son obligadas a ceder a sus asociados locales una parte de sus conocimientos tecnológicos.
La prensa estadounidense mencionó esta semana que Washington analiza la posibilidad de aplicar sanciones a China por entre 30.000 y 60.000 millones de dólares, aunque este jueves Navarro no adelantó detalles.
El funcionario, sin embargo, aseveró que China "violó todas las reglas" desde su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001 y la acusó de haber "desestabilizado el comercio mundial".
Sin embargo, el gobierno chino ya adelantó que cualquier medida estadounidense sobre comercio tendrá una respuesta equivalente.
En una conferencia de prensa, el portavoz de la cancillería china, Lu Kang, apuntó que "si se presenta una situación indeseada" el gigante asiático tiene "la intención de proteger sus derechos legítimos".
En opinión de Kang, "la historia ha demostrado que una guerra comercial no interesa a nadie".
El déficit comercial de Estados Unidos con China llegó a un máximo de 375.000 millones de dólares el año pasado, pero las exportaciones estadounidenses al país asiático también alcanzaron un récord.
Este mismo jueves, un funcionario del Departamento del Tesoro adelantó que Estados Unidos se disponía a impulsar una discusión sobre China en la próxima reunión del G20, que se realizará en Buenos Aires la próxima semana.
"Hemos estado trabajando con países que piensan como nosotros alrededor del mundo para reconocer los problemas que la política comercial y las inversiones de China causan en el resto del mundo", dijo el funcionario, quien solicitó el anonimato.
- Forcejeo interno -
No obstante, Navarro es un funcionario próximo de Trump que terminó imponiéndose -e imponiendo sus puntos de vista- en la disputa interna que estalló en el gobierno a raíz de los aranceles al acero y el aluminio.
La imposición de esos aranceles provocó una división en el gobierno ante eventuales consecuencias para el país, y terminó motivando la renuncia del principal asesor económico de Trump, Gary Cohn.
Para el lugar de Cohn, Trump escogió a Larry Kudlow, famoso en Estados Unidos por ser comentarista económico en una red de televisión, rol en el que ha acusado a China de atropellar las reglas internacionales de comercio.
Pero si la adopción de los aranceles al acero y el aluminio afectan a China de forma apenas marginal (el gigante representa alrededor de 1% de las importaciones estadounidenses de esos metales), sanciones directas adquieren otro carácter.
Para Navarro, sin embargo, tal medida no tendría los efectos devastadores argumentados por los más pesimistas.
"No creo que nadie en Wall Street se oponga a que golpeemos a China por el robo de nuestra propiedad intelectual", comentó.
Legisladores y representantes de la industria local ya advirtieron que la adopción de medidas contra China podrían provocar represalias que afecten a los exportadores estadounidenses.
En una reunión la semana pasada, Trump le dijo a su gabinete y a sus asesores que quería golpear a China con aranceles en respuesta al robo de propiedad intelectual, según el sitio web Politico, que cita a tres personas cercanas a las discusiones.