"Esta disposición otorga una base legal explícita y directa
que antes no existía", comenta Eder Gutiérrez, consultor de la empresa
de consultoría Clarke Modet & Cº México, que se especializa en temas
de propiedad intelectual e industrial.
Por mencionar un ejemplo de qué implica esta práctica, el
experto recuerda que, en ocasiones, los científicos crean una molécula
química para la cual se desconocen sus posibles usos, pero más adelante
otras personas encuentran que esa misma molécula puede servir para
atender el alzheimer o el dolor de cabeza.
En este sentido, las segundas personas pueden registrar la
patente de esos usos aunque no sean los dueños de la patente original de
la molécula.