Grupos
conservadores estadounidenses acusaron al presidente Donald Trump de
implementar un sistema “socialista” de regulación de precios para los
medicamentos y lo compararon con el senador demócrata Bernie Sanders,
habitual crítico de la industria farmacéutica de su país.
La
acusación surgió luego de que el presidente Trump insistiera con la
implementación local de un índice internacional de precios para los
medicamentos, una medida acotada y de efecto no comprobado -al igual que
la importación desde Canadá- pero que provocó el estallido de los
grupos conservadores, vinculados al mismo tiempo con el Partido
Republicano, o sea la estructura partidaria del actual mandatario.
FreedomWorks,
un grupo conservador de Washington vinculado a la ultraderecha del Tea
Party, lanzó una campaña por Facebook instando a los senadores
republicanos a rechazar “los precios socialistas de los medicamentos”.
Los
precios “socialistas” son una referencia a la iniciativa de Trump de
exigir a la industria farmacéutica de su país que fije precios similares
a los de Canadá y Europa por el mismo medicamento.
La Unión Conservadora Americana,
otro grupo de derecha que generalmente apoya a Trump, ha tomado una
táctica similar. En anuncios de periódicos y un sitio web temporal, la
organización ha sostenido que el índice de precios que propone Trump fue
“tomado directamente del libro de propuestas para la atención médica de
los candidatos Bernie Sanders e Hilary Clinton”, de las elecciones pasadas.
Otro grupo conservador, Americans for Tax Reform, liderado por el activista anti-impuestos Grover Norquist, comparó al presidente Trump con un "Bernie Bro" en el marco de una campaña publicitaria lanzada en las redes sociales.
“Bernie
Bro" es una etiqueta peyorativa que se aplica a los partidarios de
Bernie Sanders, el senador socialista de Vermont que ya lanzó su
candidatura presidencial en la interna del Partido Demócrata.
Cuarenta
y dos grupos conservadores y empresariales, incluido el de Turner,
firmaron una carta en noviembre pasado oponiéndose a la propuesta,
argumentando que suprimiría la innovación y restringiría el acceso de
los pacientes.
Sin
embargo, la opinión del actual inquilino de la Casa Blanca es
diferenciarse del sector más conservador de la política estadounidense a
aún a riesgo de perder apoyos para la reelección, consciente que el
precio de los medicamentos se ha convertido en tema dominante de la
agenda política.
"El presidente no será flanqueado a la izquierda por los precios de los medicamentos", avisó Joe Grogan,
el principal asesor político de la Casa Blanca, cuando recientemente se
reunió con los líderes republicanos para delinear la agenda
parlamentaria hasta fin de año.
El gobierno de Trump, “no permitirá que los demócratas dominen las discusiones sobre precios de los medicamentos en el Congreso”, advirtió Grogan.
La
resistencia de los grupos conservadores vinculados al Partido
Republicano coloca a Trump en una encrucijada ya que sus “compañeros de
cama” están utilizando su poder de lobby para oponerse a la idea de usar
los precios en los países extranjeros para limitar el costo en Estados
Unidos de los mismos medicamentos.
Por el contrario, los demócratas progresistas liderados por los senadores Sanders y Elizabeth Warren, están dispuestos a acompañar la iniciativa de Trump.
La
Casa Blanca y varios candidatos progresistas se han lamentado de que
los medicamentos a menudo cuestan mucho menos en el extranjero que en
Estados Unidos.
"Es
una dinámica muy interesante, ya que el Partido Republicano, desde un
punto de vista filosófico, generalmente ha favorecido los mercados
libres. Por lo tanto, es algo extraño que una administración
conservadora presente propuestas que parecen tener un toque de trasfondo socialista", analizó Katie Mahoney, vicepresidenta de política de salud de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, al sitio STAT.
"No
se puede ver una constelación de otros países que no tienen sistemas
orientados al mercado y utilizar sus políticas de precios de
medicamentos como base para establecer su propio sistema de control de
precios y afirmar que está basado en el mercado", se quejó Grace-Marie Turner, presidenta del Instituto Galen, una organización conservadora de investigación de políticas. "Simplemente no tiene ningún sentido para nosotros", subrayó.
“La
oposición conservadora proviene de una variedad de grupos de Washington
normalmente alineados con la administración Trump en cuestiones de
política que van desde la derogación de Obamacare hasta recortes de
impuestos corporativos. Pero el plan para limitar los pagos de
medicamentos de EE.UU basados en los precios internacionales, dicen,
simplemente va demasiado lejos”, escribió el periodista Lev Facher, @levfacher.
En
una sesión informativa reciente y muy concurrida en Capitol Hill, el
corazón del poder en Washington, representantes de la Cámara de Comercio
de Estados Unidos y de la Biotechnology Innovation Organization (BIO),
consideraron la política de Trump como “una amenaza existencial para la biotecnología estadounidense”.
Para estas cámaras empresarias con mucho poder de lobby en Washington, “las regulaciones de precios representan la amenaza de un bloqueo del mercado" y "retrasarán la disponibilidad de nuevas curas para pacientes que viven en países que implementan estas políticas".
La
propuesta de implementar en territorio norteamericano los índices de
precios internacionales, provino de la propia administración de Trump y
fue anunciada en mayo de 2018, aunque nunca consiguió el respaldo del
bloque de representantes y senadores republicanos.
Ahora,
que ha comenzado la carrera electoral para las presidenciales de 2020,
aparecen muchos competidores demócratas que aseguran estar dispuestos a
votar la propuesta de Trump, pues además de Sanders y Warren dijeron que
consideraban acertado introducir un índice internacional de precios los
candidatos Kamala Harris, Cory Booker, Amy Klobuchar y Kirsten Gillibrand.