Por Wang Lei
(Xinhua) - En momentos en que Beijing busca con una
gran sinceridad resolver sus disputas comerciales con un Washington
caprichoso, algunos halcones en Estados Unidos siguen empeñados en un
esquema de desinformación y extorsión.
En una entrevista reciente con Fox News, el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, una vez más abrió fuego contra China con un aluvión de mentiras trilladas que incluyen "robar propiedad intelectual", "forzar transferencias de tecnología" y "dumping en el mercado estadounidense".
Como era de esperar, el desacreditador de China no ofreció ninguna solución a la disputa en su último ataque. Lo peor de todo, el ataque verbal ofreció una visión distorsionada de la relación de Estados Unidos con China.
En cuanto a la protección de los derechos de propiedad intelectual (DPI), Navarro deliberadamente se hizo el de la vista gorda ante los enormes y efectivos esfuerzos de China en este respecto.
China se ha unido a casi todas las principales convenciones internacionales sobre propiedad intelectual. Además, las empresas chinas siempre pagan por las patentes que usan.
Solo en 2017, Estados Unidos recaudó 7.130 millones de dólares en regalías de China, una cuarta parte del total de China, según el Ministerio de Comercio de China. Además, las transferencias de tecnología entre empresas chinas y sus socios extranjeros siempre ocurren de manera consensuada.
Para construir un campo de juego más favorable para las empresas chinas y extranjeras, China ha mejorado su sistema de análisis de los DPI y ha fortalecido la aplicación de la ley.
En el Índice de Innovación Global publicado recientemente por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la clasificación de China subió tres puestos, hasta llegar al puesto 14 en 2018. El informe también señala que China sigue siendo la única economía de ingresos medios entre los 30 países de mayores ingresos.
Además, las acusaciones de que el fentanilo chino afecta a Estados Unidos son irrazonables e injustas. Estados Unidos debería responsabilizarse a sí mismo por eso, dado que es el mayor productor y consumidor de sustancias relacionadas con el fentanilo y no ha logrado frenar su larga tradición de abusar de los analgésicos recetados.
Por su parte, Beijing ha venido haciendo su parte para ayudar a Washington. En mayo, agregó sustancias relacionadas con el fentanilo a una lista suplementaria de narcóticos controlados y sustancias psicotrópicas con uso no médico.
En cuanto al tema del fentanilo, la parte estadounidense debe buscar resolver sus fricciones comerciales con Beijing asumiendo su justa proporción de responsabilidad. Pero ante todo, debe dejar de mentir, hacer cambios drásticos y, sobre todo, acosar.
Los halcones de Washington contra China necesitan tener en cuenta que Beijing no sucumbirá o se comprometerá con temas relacionados con los intereses fundamentales del país. China tiene un registro convincente en esta materia.
Los responsables políticos en Washington deben reconocer que la cooperación es la única opción correcta para los dos países. Además, en un mundo con una interdependencia cada vez más profunda, el comercio estable y vivaz entre las dos mayores economías del mundo no solo es de beneficio mutuo, sino también conduce a la prosperidad global.
Lamentablemente, los halcones comerciales como Navarro son muy intolerantes como para aceptar la verdad, o simplemente se complacen en la fantasía de que "cuan mayor es la mentira, más personas lo creerán".
Si los halcones de Washington contra China continúan engañando y acosando, correrán el riesgo de descarrilar la relación a un punto de no retorno, lo que realmente será una enorme catástrofe difícil de manejar.
En una entrevista reciente con Fox News, el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, una vez más abrió fuego contra China con un aluvión de mentiras trilladas que incluyen "robar propiedad intelectual", "forzar transferencias de tecnología" y "dumping en el mercado estadounidense".
Como era de esperar, el desacreditador de China no ofreció ninguna solución a la disputa en su último ataque. Lo peor de todo, el ataque verbal ofreció una visión distorsionada de la relación de Estados Unidos con China.
En cuanto a la protección de los derechos de propiedad intelectual (DPI), Navarro deliberadamente se hizo el de la vista gorda ante los enormes y efectivos esfuerzos de China en este respecto.
China se ha unido a casi todas las principales convenciones internacionales sobre propiedad intelectual. Además, las empresas chinas siempre pagan por las patentes que usan.
Solo en 2017, Estados Unidos recaudó 7.130 millones de dólares en regalías de China, una cuarta parte del total de China, según el Ministerio de Comercio de China. Además, las transferencias de tecnología entre empresas chinas y sus socios extranjeros siempre ocurren de manera consensuada.
Para construir un campo de juego más favorable para las empresas chinas y extranjeras, China ha mejorado su sistema de análisis de los DPI y ha fortalecido la aplicación de la ley.
En el Índice de Innovación Global publicado recientemente por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la clasificación de China subió tres puestos, hasta llegar al puesto 14 en 2018. El informe también señala que China sigue siendo la única economía de ingresos medios entre los 30 países de mayores ingresos.
Además, las acusaciones de que el fentanilo chino afecta a Estados Unidos son irrazonables e injustas. Estados Unidos debería responsabilizarse a sí mismo por eso, dado que es el mayor productor y consumidor de sustancias relacionadas con el fentanilo y no ha logrado frenar su larga tradición de abusar de los analgésicos recetados.
Por su parte, Beijing ha venido haciendo su parte para ayudar a Washington. En mayo, agregó sustancias relacionadas con el fentanilo a una lista suplementaria de narcóticos controlados y sustancias psicotrópicas con uso no médico.
En cuanto al tema del fentanilo, la parte estadounidense debe buscar resolver sus fricciones comerciales con Beijing asumiendo su justa proporción de responsabilidad. Pero ante todo, debe dejar de mentir, hacer cambios drásticos y, sobre todo, acosar.
Los halcones de Washington contra China necesitan tener en cuenta que Beijing no sucumbirá o se comprometerá con temas relacionados con los intereses fundamentales del país. China tiene un registro convincente en esta materia.
Los responsables políticos en Washington deben reconocer que la cooperación es la única opción correcta para los dos países. Además, en un mundo con una interdependencia cada vez más profunda, el comercio estable y vivaz entre las dos mayores economías del mundo no solo es de beneficio mutuo, sino también conduce a la prosperidad global.
Lamentablemente, los halcones comerciales como Navarro son muy intolerantes como para aceptar la verdad, o simplemente se complacen en la fantasía de que "cuan mayor es la mentira, más personas lo creerán".
Si los halcones de Washington contra China continúan engañando y acosando, correrán el riesgo de descarrilar la relación a un punto de no retorno, lo que realmente será una enorme catástrofe difícil de manejar.