dw.- Desde hace muchos años Haribhai Devjibhai Patel cultiva algodón, maní
y papas en Guyarat, en el oeste de la India. El año pasado plantó una
nueva variedad de papa, la FC5. Esa decisión lo llevó hasta la corte,
dado que la compañía estadounidense PepsiCo ya había reclamado los
derechos de esa misma variedad. "No tenía ni idea y tampoco sabía que me
iba a meter en este problema", dijo Patel a DW.
En abril, él y
otros cuatro agricultores de la región fueron demandados por PepsiCo
India. La demanda alega que la variedad de papa FC5 le pertenece a Lays,
una de las empresas de PepsiCo, según el abogado de los demandantes,
Anand Yadnik. PepsiCo demandó a los agricultores por 10 millones de
rupias (140.000 dólares). Patel, de 46 años de edad, tiene 2 hijos y
gana alrededor de 3.500 dólares al año.
Privatizando los recursos
Este
caso es otro ejemplo de una tendencia global, según la cual las
empresas reclaman los derechos de propiedad de las plantas o de
su material genético en todo el mundo.
Estados Unidos fue el
primero en introducir la idea de patentar material orgánico vivo en
1980, y los países occidentales pronto implementaron esta idea. El
número de patentes en plantas ha aumentado considerablemente en todo el
mundo, de alrededor 120 en 1990 a 12.000 en la actualidad, y 3.500 de
ellas están registradas en Europa, según la iniciativa europea
No-Patents-On-Seeds.
Patentar material vivo
Al
patentar una planta o sus semillas, el dueño de la patente tiene
derecho exclusivo a plantar, cultiva y vender el producto. Por lo
general se patentan plantas con características especiales o con
secuencias genéticas como la resistencia a enfermedades o a los efectos
del cambio climático. También Monsanto está desarrollando plantas
resistentes a los pesticidas.
"La patentabilidad de los rasgos
es un problema, ya que las plantas se desarrollan y sus genes mutan de
manera natural", dijo Judith Düesberg a DW. "El rasgo de una manzana con
puntos rosas es patentada, y si un agricultor encuentra por accidente
una manzana con puntos rosas en su árbol, técnicamente él podría ser
demandado por el dueño de la patente”.
El
polen de una planta patentada vuela de un lugar a otro y esto puede
causar una mezcla accidental del material genético. En 2004, Monsanto
demandó al agricultor canadiense Percy Schmeiser por cosechar soja sin
el permiso de la multinacional. Schmeiser afirmó que su campo había sido
contaminado por polen genéticamente modificado. En los cultivos se
encontró una pequeña cantidad de genes patentados, por lo cual el
tribunal sentenció a favor del agricultor.
Biopiratería
Monsanto
alega que es necesario defender la ley de patentes, ya que garantiza la
financiación de nuevas inversiones. De no ser así, se obstaculizaría el
desarrollo de nuevas y mejores tecnologías. La compañía declaró que
"todos los días invierte millones de dólares para la investigación y el
desarrollo de sus productos agrícolas. [...]".
Por el otro lado,
los críticos sostienen que las patentes bloquean el acceso de los
agricultores al material genético y minimizan la biodiversidad y la
diversidad de especies, aumentando así la dependencia entre los
agricultores y los productores de semillas.
Hace
varios años, Monsanto descubrió que una variedad de melón indio era
naturalmente resistente a un virus. En la Oficina Europea de Patentes
solicitaron con éxito la patente. Pero Monsanto no solo pasó a ser dueño
de esa característica de la planta, sino también de todas las
variedades de melón que la poseían, incluido el melón indio del que se
originó. Los opositores llaman a esto biopiratería. La patente fue
revocada más tarde por las instituciones de la UE, ya que consideraron
que esas características no eran "un invento".
Los ingresos del
sector semillero alcanzarán los 90.000 millones de dólares en 2024, en
comparación con unos 60.000 millones de dólares en 2018. Y más del 50
por ciento del mercado mundial está en manos de Bayer-Monsanto, Du Pont y
Syngenta, según la agencia de investigación de mercado Mordor
Intelligence, con sede en India.
Grandes protestas
El
caso de Patel desencadenó grandes protestas en India. En mayo,
inesperadamente PepsiCo retiró la demanda luego de una reunión a puertas
cerrada con el gobierno. "Todavía existe la posibilidad de que la
empresa me intimide, y yo no puedo hacerle frente a esas
multinacionales”, señaló Haribhai Devjibhai Patel. Sin embargo, este año
volverá a plantar el tubérculo FC5, "por una cuestión de derechos”.