Hasta un 92% menos puede llegar a pagar un mexicano por un medicamento genérico respecto del original.
El filgrastim, por ejemplo, una medicina que se
prescribe en ciertas quimioterapias o trasplantes de médula para ayudar a
la fabricación de glóbulos blancos. Cuando Amgen, el fabricante, con
sede en California, aún tenía la patente, llegó a valer hasta 955 euros en promedio por cada caja de 300 microgramos.
Una vez vencida, en 2006, su costo cayó hasta los 70,70
euros de media. En México, siete de cada diez mexicanos cobran como
mucho, unos 440 euros al mes.
Este caso ayuda a entender cómo impacta a los mexicanos la normativa del tratado de libre comercio (TLC) que tienen suscrito México, Estados Unidos y Canadá desde 1994.
Este caso ayuda a entender cómo impacta a los mexicanos la normativa del tratado de libre comercio (TLC) que tienen suscrito México, Estados Unidos y Canadá desde 1994.
Desde que México abrió las puertas a las farmacéuticas americanas, estas han dominado el mercado de medicamentos de patente que hay en el país.
Una de las condiciones para eliminar
las barreras al comercio en América del Norte fue armonizar los derechos
de propiedad intelectual
Entre 1993 y 2018,
Estados Unidos obtuvo el 52% de las patentes otorgadas en México. De las
veinte compañías farmacéuticas más importantes que hay en el mundo —
como Amgen —, el año pasado el Instituto Mexicano de la Propiedad
Industrial (IMPI) otorgó patentes a diecisiete de ellas, principalmente
estadounidenses, seguidas de las suizas y las alemanas.
“Sostenemos que las grandes beneficiarias del nuevo sistema de propiedad intelectual en México han sido las empresas transnacionales, especialmente las estadounidenses”, afirma el estudio Patentes y crecimiento económico, el caso de México durante el TLCAN, publicado en 2018 por la revista Economía y Teoría Práctica, de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Una de las condiciones para eliminar las barreras
al comercio en América del Norte fue armonizar los derechos de
propiedad intelectual que había en los tres países de la zona. En el
campo de los fármacos, las compañías americanas, las más avanzadas,
querían asegurarse de que nadie les copiaría sus invenciones y se
aprovecharían de sus inversiones en I+D.
Experta en patentes Fiorella Minutti: "Podríamos estar pagando un precio que no se justifica"
A
la práctica, el TLC hizo que, en México, por primera vez, se regularan
las patentes, que conceden desde entonces la explotación comercial
exclusiva de los fármacos a sus titulares por veinte años.
La versión renegociada del tratado, de la que los tres países firmaron la versión definitiva esta semana, mantiene la protección del monopolio
que tienen farmacéuticas que patentan. Además, incluye previsiones que,
a la práctica, se convierten en barreras para que los medicamentos
genéricos puedan entrar a competir con los originales, aseguran
expertos.
Por ejemplo, ahora ya serán patentables invenciones
derivadas de plantas, lo que afectará a las herbolarias. Además, en caso
de demoras irrazonables en el registro sanitario o en la emisión de una
patente — demoras burocráticas —, se podrán alargar los veinte años de
exclusividad comercial de los medicamentos originales para compensar el retraso.
“El nuevo tratado afecta al acceso a genéricos.
Podríamos estar pagando un precio que no se justifica porque el
principio activo o biológico ya debería estar en dominio público”,
afirma la abogada y experta en patentes Karla Fiorella Minutti, en
entrevista para Público.
No hay consenso
La disponibilidad de medicamentos genéricos es especialmente importante en México, teniendo en cuenta el rápido envejecimiento de la población y la cada vez mayor incidencia de enfermedades crónicas, como la diabetes.
El director ejecutivo de la Asociación Mexicana de
Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF), Juan de Villafranca Andrade,
asegura que la versión final del tratado es justa y permitirá que, en
unos años, el gobierno de México se ahorre miles de millones de pesos en
la compra de genéricos de medicamentos biotecnológicos — aquellos
producidos por organismos vivos a través de procesos de alta
complejidad, como las va-cunas o los anticuerpos. “Generará nuevas
inversiones en investigación”, asegura.
Pero el T-MEC — cómo se ha bautizado al nuevo
acuerdo comercial — no ha convencido a todos en el gremio. Sobre todo,
porque finalmente se eliminó una cláusula que permitía proteger, durante
diez años, los datos de prueba de medicamentos biotecnológicos, es
decir, la información necesaria para acreditar la eficacia y seguridad
de un medicamento que se quiere comercializar ante la autoridad
competente.
Se eliminó una cláusula que permitía proteger durante diez años los datos de prueba de medicamentos biotecnológicos
Algunos
consideran que esto inhibirá los incentivos para desarrollar este tipo
de medicamentos más innovadores, que tardan entre diez y quince años en
promedio en salir a mercado y requiere una inversión media de unos 1.079 millones de euros, según la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica.
“Los únicos ganadores hoy son los gobiernos
extranjeros que quieren robar la propiedad intelectual de América y
aprovecharse del liderazgo global de América en la investigación y
desarrollo biofarmacéutico”, afirmaba esta semana Stephen J. Ubl, el
presidente y CEO de la organización estadounidense que representa la
industria farmacéutica en Estados Unidos, PhRMA.
El tratado de libre comercio ha influido en la baja
penetración que tienen los genéricos en México, en comparación con otros
países. Aquí, un año después de vencida la patente, el promedio de
competidores genéricos es de 2,8 por medicamento original; en Estados
Unidos, de 10,1, según la Comisión Federal de la Competencia Económica
(COFECE).
El tratado de libre comercio ha influido en la baja penetración que tienen los genéricos en México
Pero
este organismo apunta a otras causas que influyen en que esto sea así,
más allá de los acuerdos comerciales. Por ejemplo, el hecho de que en
México no se puedan comprar genéricos si el médico no los prescribe en
la receta.
También, que los laboratorios no estén aprovechando
la llamada cláusula Bolar, que permite desarrollar y realizar los
trámites gubernamentales para comercializar un genérico durante los tres
años previos a que expire la patente. La intención es que el
medicamento salga a mercado inmediatamente después de que acabe el monopolio del producto original.
Esto hace que, de facto, se pueda alargar el periodo
de la patente “de dos a tres años para medicamentos de moléculas
pequeñas y hasta diez años para los medicamentos biológicos”, según el think tank Centro del Sur, con sede en Suiza.