Rodrigo Sbarra
Irina Hauser-Página12.- Rodrigo Sbarra, el hombre de los 10 mil
dólares olvidados en un cajón de ex Ministerio de la Producción, donde
era secretario de Coordinación, fue imputado por nuevos hechos ya que el
fiscal federal Jorge Di Lello considera que pudo haber montado junto
con otros ex funcionarios y allegados un sistema de desvío de fondos.
El
dictamen de la fiscalía se basa en una denuncia que hizo el diputado
Rodolfo Tailhade (Frente de Todos), en la que señaló diversos mecanismos
que mostrarían el funcionamiento de un sistema de recaudación ilegal
durante el gobierno de Cambiemos. También quedó bajo sospecha el ex
subsecreatrio de coordinación de la ex secretaría de Trabajo Sebastián
Bideberripe, junto con más integrantes de los equipos de los ex
ministros Francisco Cabrera y Dante Sica.
Esta causa es un
desprendimiento de la que puso a Sbarra por primera vez en el centro de
la escena, cuando apareció el sobre con los dólares detrás de un cajón
del escritorio que utilizó durante su gestión, y el fiscal Gerardo
Pollicita detectó que probablemente era plata para pagar un lote en
Nordelta, que nunca había declarado, como tampoco los dólares con que
hizo un primer pago de 80 mil dólares, en 2016. Pollicita investiga
lavado de dinero y podría sumar otros delitos. Detectó que Sbarra pagaba
cuotas de 3300 dólares, y todo indicaría que con el dinero guardado en
su oficina saldaría las últimas. Con el correr de los días recibió
información de sus declaraciones juradas, que saltaron de un patrimonio
de 1 millón de pesos en 2015 a casi 30 millones en la última
presentación ante la Oficina Anticorrupción. Había incluido dos lotes en
Navarro, pero uno de los hallazgos también recientes es que en ellos se
construyó una mansión, tampoco declarada.
La
denuncia de Tailhade, basada en información que él había recibido,
señalaba un grupo de empresas que tendrían vinculación con el ex
funcionario, utilizadas para los supuestos desvíos. El juez de la causa
del fajo con dólares, Julián Ercolini, mandó la denuncia del diputado a
sorteo porque consideró que podían ser cuestiones independientes. Le
tocó a Marcelo Martínez de Giorgi y al fiscal Di Lello, que encontró
motivos para impulsar una causa penal. De todos modos el juez volvió
girar el tema a Ercolini y la competencia deberá ser definida por la
Cámara Federal. La nueva imputación de Di Lello tiene algunos días ya,
pero se conoció ahora.
El planteo recuerda dos mecanismos
posibles de desvío de dinero apuntados por Tailhade. Uno, dice Di Lello,
es “la contratación de personas que no cumplían funciones y entregaban
el 70 por ciento de lo facturado a la organización, utilizándose como
marco legal los convenios que la cartera firmó con (la consultora)
CEDYAT y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos
Aires”. El otro: “El pago de facturas a proveedores privados, por bienes
y servicios sobrefacturados o directamente inexistentes, que
implicarían retornos, en los términos del denunciante. En estas acciones
operarían Sociedades Anónimas Simplificadas de los propios
funcionarios”.
Un nombre clave que aparecía en la denuncia es
imputado por el fiscal: Claudio Giménez, señalado como presunto
testaferro de Sbarra. Se lo menciona como supuesto recaudador, y alguien
que a su vez figuraba en empresas ligadas a Sbarra, como Arquigreen,
firma aparentemente familiar, que el ex funcionario presidió para ser
reemplazado por su esposa, y luego por Giménez. Este, dice el
denunciante, llevaba dinero recaudado a un departamento en avenida
Belgrano 406, donde lo recibía María Fernanda Inza, involucrada en el
escándalo de los aportantes truchos de Cambiemos. Ambos están imputados
también ahora.
También existe la sospecha de que Sbarra habría
creado al menos “dos sociedades anónimas simplificadas”, una llamada
Desarrollos Digitales Globales SAS y Depuración General Sustentable SAS.
Le habrían facturado al Ministerio de la Producción 24 millones de
pesos por mes cada una, según denunció Tailhade que supo desde la
Secretaría de Trabajo, donde definía Bideberripe. Desarrollo Digitales
tenía como domicilio el departamento de Avenida Belgrano y lo
administraría el hermano de Giménez. La sociedad, sería titular de un
Mercedes Benz Clase V8 que usaba Sbarra, valuado en más de 100 mil
dólares. Depuración Sustentable también tenía dos Chevrolet modelo 2018 a
su nombre. Otras sociedades en la mira, que le facturaban al ministerio
son: Produtecno SAS, ligada a Maximiliano Guida, mano derecha de
Bideberripe y “43+1”. Según el dictamen de Di Lello habrían cobrado
sobrefacturaciones. Produtecno facturó 103 mil pesos por tres soportes
de TV, cuyo valor sería el 10 por ciento. “43+1” en 2019 habría
facturado al ministerio 25 millones (17 millones en luces led y 1,4
millones por una puerta antipánico).
El fiscal solicitó medidas,
como pedir al Ministerio de la Producción todos los convenios con CEDYAT
y la Facultad de Económicas, más personas contratadas, todo el personal
de la cartera y documentación que los vincule con los imputados, todos
los contratos con las empresas sospechadas y a la Sindicatura General de
la Nación un informe que habría comprometido a Bideberripe cuando era
director del Instituto Nacional de Propiedad Industrial por hechos
similares. Ahora habrá que ver qué juzgado se queda con la causa sobre
los posibles desvíos.