elperiodico.- El director general de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma), Thomas Cueni,
ha señalado que poner en duda la propiedad industrial por el Covid-19
"crearía incertidumbre y enviaría un mensaje equivocado a las compañías
farmacéuticas que se han arriesgado en grandes inversiones para
reutilizar medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID-19 y
ampliar la fabricación".
"La propiedad intelectual no es un obstáculo, sino una ayuda para
terminar con el Covid-19", ha comentado en un artículo publicado en el
diario económico 'Financial Times', en el que responde a algunos
dirigentes internacionales, como el presidente francés, Emmanuel
Macron, que ha pedido que la hipotética vacuna sea un "bien público" al servicio de todos los ciudadanos del mundo.
Protección de la innovación
Según la industria, la carrera científica para encontrar una
vacuna, sin embargo, "no habría sido posible sin la existencia durante
años de un marco regulatorio predecible, basado en las leyes de
propiedad industrial y en la existencia de patentes a nivel mundial para
proteger la innovación". "Las patentes, y la propiedad
intelectual en general, son la razón principal por la que existe una
base de innovación tan sólida desde la cual trabajar para encontrar
soluciones", ha apuntado Cueni.
A pesar de la gran cantidad de proyectos de investigación en
marcha, en cualquier caso, advierte de que "no hay garantía de éxito, ya
que pocos tratamientos e incluso menos vacunas pueden resultar seguros y
efectivos". "Este nivel de toma de riesgos sería imposible sin un
floreciente ecosistema de innovación basado en los incentivos de la
propiedad intelectual", ha insistido.
Cueni recuerda que la industria farmacéutica se comprometió desde
el inicio de la crisis sanitaria, además de garantizar el suministro de
todos los medicamentos, a que habrá una distribución equitativa de los
tratamientos cuando estén disponibles y a hacerlo a un precio asequible.
Alianza con la OMS
Así lo reafirmó la propia Federación Internacional de la Industria
Farmacéutica al unirse como socio fundador a la alianza mundial
liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo objetivo es
acelerar el desarrollo y la producción de terapias y vacunas frente al
coronavirus y garantizar que estos tratamientos sean asequibles y estén
disponibles para todos de manera equitativa.
Para la industria farmacéutica, el conjunto de medidas de protección de la propiedad industrial ofrece garantías a
las compañías que investigan y desarrollan nuevos medicamentos de que
"si uno de sus fármacos innovadores es finalmente aprobado y llega a los
pacientes, contará con un plazo temporal adecuado para tratar de
recuperar la inversión realizada y generar recursos que puedan ser
reinvertidos en nuevos proyectos de I+D biomédica".
"Esto es crítico en la investigación en medicamentos, por el alto
coste en recursos y tiempo y el elevado riesgo que implica. Poner un
fármaco a disposición de los pacientes necesita 10-12 años de trabajo y
2.500 millones de dólares, y apenas uno de cada 10.000 compuestos en
investigación llegará al mercado un día. A ello se suma que solo 3 de
cada 10 medicamentos comercializados llegan a recuperar la inversión
realizada, merced a los citados altos costes, la fuerte competencia
terapéutica y la progresiva especificidad de los tratamientos, cada vez
más orientados a perfiles concretos de pacientes, entre otras
cuestiones", concluye.