Ministro de Industria de Brasil, Miguel Jorge
La oficina de
propiedad industria del Brasil (INPI-BR) ha manifestado su perplejidad
por el bajo número de solicitudes de patentes nacionales presentadas en
otros países a pesar de todos los esfuerzos realizados por la industria
desde la década de los 70s.
Si bien la apertura comercial de la
década de los 90s generó un aumento de las exportaciones de productos
industrializados de 22 billones en 1990 a 120 billones de dólares en el
2008, el número de patentes de origen brasilero se mantuvo
extremadamente bajo.
“El número de patentes brasileras
presentadas en el exterior resulta muy bajo y no se presenta una
expectativa de crecimiento en los próximos años” expresaron tanto el
ministro de Industria de Brasil, Miguel Jorge, como el presidente del
Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de ese país, Jorge Ávila
en un documento bajo el título “Por mais patentes brasileiras no
exterior”.
En este documento publicado el pasado 1ro de julio en
Brasil, los funcionarios reconocen sentirse “perplejos” por el bajo
número de patentes de origen nacional a pesar de los esfuerzos
realizados durante décadas en la formación de cuadros en las
universidades brasileras, las experiencias de fomento al desarrollo
tecnológico o los fondos sectoriales para el desarrollo científico y
tecnológico.
Para los funcionarios, aunque el indicador de nivel
de participación de un país en el esfuerzo tecnológico global es el
número de patentes que sus empresas e instituciones de investigación
presentan, obtienen y transaccionan en el exterior, no se ha encontrado
relación causal entre el aumento del comercio y la innovación nacional
con la cantidad de inventos o patentes.
Brasil es parte del
Tratado internacional de Cooperación en Materia de Patentes (PCT),
administrado por OMPI, que posibilita a las empresas obtener patentes en
varios países del mundo en forma simultánea y es la base sobre la cual
los países desarrollados esperan alcanzar la denominada “Patente
Mundial”, una única patente válida en todos los países.
Las
empresas de los países desarrollados se ven beneficiadas del tratado y,
el ingreso de patentes desde el exterior a territorio brasileño es
varias veces superior al número de patentes nacionales obtenidas por
brasileros en otros países del mundo. Esta asimetría se manifiesta en
todos los países dependientes de tecnología.
El tratado global
suscrito por gran cantidad de naciones en desarrollo dejaría en manos de
unas pocas oficinas de propiedad industrial la decisión soberana de
decidir si las solicitudes de patentes constituyen o no, una invención.