Auspiciado y financiado por la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual (OMPI) y teniendo a la oficina de Chile como anfitriona, se
desarrolló en Santiago, entre los días 20 y 23 de abril, la reunión
anual de directores de las oficinas de propiedad industrial e
intelectual con la presencia de representantes de Argentina, Bolivia,
Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Republica
Dominicana y Uruguay.1
El
nuevo cónclave reafirmó la continuidad de la doctrina neoliberal de
OMPI (organismo de la ONU) en la región, renovando su estrategia de
“arriar” a estos funcionarios a favor de intereses empresarios
transnacionales de las industrias basadas en el copyright o las patentes
y marcas: farmacéuticas, biotecnológicas, televisión, internet,
televisión por cable, radio, disqueras, editoriales, software privativo,
etc.
Los esfuerzos realizados por los presidentes Correa,
Morales, Cristina Fernández, Lugo, Ortega, Lula, Mujica, Leonel
Fernández y Raúl Castro se dan “de bruces” cuando sus propios
funcionarios asisten a estos eventos pro-OMPI, quien continúa impulsando
sus políticas al interior de las oficinas de propiedad intelectual,
globalizando el sistema y avanzando en la incorporación de Sudamérica y
El Caribe en el camino neoliberal.
La OMPI, que cada 26 de abril
festeja el día de la propiedad intelectual, actúa como brazo técnico de
las multinacionales cobijadas por la OMC, con cooperación, becas o
formación y controla funcionalmente a varios de los directores de estas
oficinas de propiedad intelectual que actúan con doble estándar: por un
lado afirman seguir las políticas emanadas de su propio gobierno, y por
otro lado, le hacen el juego a las empresas que utilizan el sistema
mundial de propiedad intelectual para proteger a sus intereses
económicos en cada uno de los países de la Región, obteniendo ganancias
extraordinarias por ventas y exportaciones de productos esenciales para
la vida cotidiana de las personas, como medicamentos y alimentos, entre
otros.
Así, la implementación por parte de algunos gobiernos de
medidas destinadas a la reducción de costos en medicinas (como en
Ecuador o Brasil, que han otorgado Licencias obligatorias a fármacos en
el marco de la normativa OMC— o en Argentina, llamando a eliminar las
patentes para vacunas contra la gripe A, -pero sin avanzar en cambios de
normativas atadas a la OMC- ) se ven opacadas cuando son convidados de
piedra o se prestan al juego de lobby del organismo internacional
controlado por los países centrales. (ver programa) .
Un
caso novedoso es la creación de un organismo “sin ánimo de lucro”
denominado Instituto Latinoamericano de Propiedad Intelectual para el
Desarrollo ( ILAPID ) integrado, hasta ahora, por los directores de propiedad intelectual de Brasil , Ecuador , Nicaragua y Paraguay
(además de Chile y Jamaica). Esta organización es paralela a las
propias oficinas de estos Gobiernos progresistas y poseen nexos con la
Fundación Ford y otros organismos2 de aparente buenos fines.
¿Qué
proyectos o programas tendrán que impulsar estos altos funcionarios, o
qué derechos de autores deberán defender desde ese “instituto paralelo”,
que no puedan impulsar o defender desde sus propias oficinas
gubernamentales en las que han sido nombrados por los Presidentes de sus
respectivos gobiernos elegidos por el voto popular? ¿tal vez no puedan
enfrentar a OMPI desde sus poltronas?¿o realmente creen que la propiedad
intelectual promueve el desarrollo de los pueblos?
Si estos
gobiernos pretenden combatir el neoliberalismo, ¿cuál es el sentido de
asistir servilmente a los eventos convocados por OMPI y comprometerse a
tomar acciones abiertamente contrarias al interés de sus sociedades y a
las propias órdenes de los Presidentes, como por ejemplo adoptar
criterios homogéneos en directrices de patentamiento –de variedades de
plantas o animales, medicamentos o software, avanzando rumbo a una
patente regional o mundial a favor de intereses foráneos, o extendiendo
los plazos de protección a derechos intelectuales empresariales de
televisoras, disqueras, cadenas de radio o editoriales para consolidar a
los poderes concentrados? ( ver fotos de asistentes y artículo oficial).
¿Asistirán para “infiltrar” a OMPI o serán temerosos personajes de doble rasero?
El
cambio de modelo político, económico, social, cultural y tecnológico no
podrá lograrse sin quitarse el infame lastre de estos organismos, que
insisten en inyectar el veneno de la propiedad intelectual para mantener
casi intacta la posibilidad de transformaciones en las estructuras de
gobiernos que se congratulan de haber combatido el ALCA, pero abren
puertas a mecanismos de dominación política y económica creando su
propia “colonización intelectual”.