Así lo afirmó, Jakob
Edler,
director
del
Manchester
Institute
en
la
jornada
organizada
por
Fundación
Ramón
Areces,
el
Foro
de
Empresas
Innovadoras
y el
Institute
of
Research
on
Innovation
(IREIN)
sobre
'Nuevos
enfoques
sobre
políticas
de
innovación'
Durante
el
desarrollo
de
esta
sesión,
expertos
europeos
han
ofrecido
un
punto
de
vista
novedoso
sobre
el
estado
de
la
I+D+i,
ofreciendo
recetas
sobre
cómo
deben
orientarse
estas
políticas
para
alcanzar
resultados
favorables.
Jakob
Edler,
director
del
Manchester
Institute
of
Innovation
Research,
desterró
un
tópico
muy
extendido :
"El
éxito
en
la
innovación
no
debería
de
medirse
por
el
número
de
patentes,
sino
por
las
necesidades
reales
que
esos
adelantos
han
cubierto.
Estamos
utilizando
el
parámetro
equivocado",
"A
veces
fracasan
innovaciones
porque
no
se
ha
detectado
bien
la
demanda
o
incluso
porque
no
se
ha
querido
ver
esa
necesidad",
añadió.
Edler
insistió
durante
su
alocución
en
la
importancia
de
la
demanda
de
innovación,
subrayando
que
es
necesario
"aprovechar
la
demanda
para
arrastrar
a la
innovación
hacia
un
rumbo
concreto".
"Es
algo
que
no
podíamos
decir
hace
tan
solo
cinco
años,
pero
la
sociedad
tiene
ahora
problemas
distintos",
ha
asegurado.
Contrario
a
planes
de
innovación
a
larguísimo
plazo,
ha
concluido
destacando
la
importancia
que
tiene
el
hecho
de
equivocarse
en
este
terreno:
"El
fracaso
es
importante,
es
esencial
para
la
innovación".
El
modelo
nórdico
A
Jan
Fagerberg,
del
Centre
for
Technology,
Innovation
and
Culture
de
la
Universidad
de
Oslo,
le
correspondió
ofrecer
una
panorámica
de
la
innovación
desde
la
óptica
de
los
países
nórdicos,
siempre
considerados
un
modelo
a
seguir.
Él
mismo
ha
reconocido
que
fue
en
los
años
40
del
siglo
pasado
cuando
Suecia
empezó
a
tomarse
muy
en
serio
conseguir
este
progreso
tecnológico.
"Se
vio
claro
que
de
esta
manera
se
generarían
más
ingresos,
habría
más
riqueza,
más
de
todo
para
repartir
entre
todos",
ha
señalado.
"Muchas
de
las
políticas
puestas
en
marcha
entonces
por
parte
de
las
estructuras
gubernamentales
hicieron
posible
que
muchas
empresas
fueran
más
eficaces",
añadió.
E
ilustró
esa
tesis
con
la
alianza
de
Ericsson
y
Televerket
desde
los
años
70 y
que
llevó
a la
primera
firma
en
los
inicios
de
los
90 a
asumir
un
papel
protagonista
en
el
entonces
incipiente
mercado
de
la
telefonía
móvil.
Fagerberg
recordó
que
el
concepto
de
políticas
de
innovación
es
relativamente
nuevo.
Ayudado
de
un
gráfico
de
Google
sobre
el
uso
de
este
término,
demostró
que
fue
a
finales
de
los
años
90
cuando
ese
concepto
empezó
a
extenderse.
En
este
sentido,
ha
recordado
un
estudio
desarrollado
en
la
Unión
Europea
en
1991
según
el
cual
quedaba
claro
lo
importante
que
iba
a
ser
la
colaboración
de
todos
los
actores
implicados
para
alcanzar
el
éxito.
"Son
muchos
los
factores
que
es
necesario
tener
en
cuenta
para
tener
un
efecto
positivo
del
esfuerzo
público
en
innovación.
Lo
más
importante
quizá
sea
poner
de
acuerdo
a
todos
los
actores
implicados
para
así
evitar
conflictos.
Eso,
sin
olvidar
que
el
efecto
de
una
política
específica
no
se
puede
evaluar
sin
tener
en
cuenta
otras
políticas
asociadas".
Así,
a su
juicio,
una
política
efectiva
de
innovación
exige
de
una
coordinación
y de
una
perspectiva
integrales,
lo
que
significa
que
tienen
que
desarrollarse
nuevos
métodos
de
gobernanza.
"¿Esto
puede
funcionar?",
se
ha
preguntado
Fagerberg.
"El
país
que
mejor
se
ha
visto
influido
por
estas
políticas
en
todo
el
mundo
es
Finlandia
y
Finlandia
es
uno
de
los
pocos
países
en
los
que
durante
mucho
tiempo
se
ha
subrayado
la
importancia
de
la
coordinación
de
políticas",
se
ha
respondido.
Este
experto
noruego
en
innovación
también
ha
querido
subrayar
la
importancia
de
que
todos
crean
en
la
fuerza
de
ese
modelo:
"En
Finlandia
el
Primer
Ministro
es
el
primer
implicado
en
el
desarrollo
de
políticas
de
innovación".
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