Alberto Ballestín
quesabesde.com
Android se ha convertido en el problema más rentable de
Microsoft. A pesar de que el ascenso del sistema operativo de Google
consiguió destruir la incipiente carrera de Windows Mobile, hoy conocido
como Windows Phone, la venta de dispositivos basados en la plataforma
del robot verde le reporta ingentes beneficios.
Es una maldición
extrañamente placentera para Microsoft, que cobra un canon a los
principales fabricantes de tablets y teléfonos móviles en concepto de
licencias argumentando que Android infringe varias de sus patentes y que
por tanto debe ser compensada económicamente. El volumen es tal que se
calcula que Microsoft estaría ganando indirectamente más de mil millones
de dólares al año por la venta de productos con Android.
Las
patentes de Microsoft relacionadas con Android y el uso que la compañía
les está dando son motivo de polémica desde que la compañía decidió
cobrar a los fabricantes bajo la amenaza de demandarlos por infringir su
propiedad intelectual.
Parte de esta polémica se debe
al celo con que Microsoft protege dichos registros, pero ahora el
gobierno chino ha publicado un compendio con 310 patentes utilizadas por
los de Redmond en su estrategia de licencias.
La ofuscación de patentes como herramienta de presión
La lista con las patentes que Microsoft podría utilizar en los
tribunales contra las compañías díscolas se matenía hasta ahora en
secreto, puesto que de ser públicas la compañía perdería capacidad de
negociación e incluso haría posible desarrollar dispositivos que no las
infringieran o que al menos hicieran un uso mínimo de las mismas.
Microsoft
no tiene interés por tanto en que los fabricantes sepan por dónde
pueden buscarles la vuelta en un pleito. Desconocer el catálogo de
patentes supuestamente quebrantadas por el código de Android genera una
indefensión que se puede convertir con facilidad en un acuerdo de
licencia de tecnologías para evitar un perenne -y costosísimo- deambular
por los corredores de la justicia, pero además impide a las compañías
saber hasta qué punto sus dispositivos infringen las tecnologías de
Microsoft.
El secretismo confiere a Microsoft una ventaja
estratégica en la mesa de negociaciones. No es por tanto de extrañar que
la firma haya hecho lo posible para proteger de curiosos este catálogo
de patentes que ahora se conoce en detalle.
La compra de Nokia despierta las suspicacias de China
Las autoridades chinas, que han identificado las patentes en
cuestión, estiman que Microsoft posee aproximadamente 200 familias de
patentes necesarias para fabricar un smartphone Android. En total,
Microsoft tiene o ha solicitado el registro de 310 patentes relacionadas
de diversas formas con este sistema operativo.
El ministerio de
Comercio chino señala de forma concreta en su lista condensada de
patentes tecnologías tan dispares como el sistema de archivos exFAT y el
protocolo de sincronización Exchange ActiveSync.
El ministerio
identificó estas patentes como parte de un proceso de análisis
relacionado con la compra de la división de dispositivos de Nokia por Microsoft.
Al parecer, las autoridades chinas se sienten intranquilas por la
posibilidad de que esta adquisición haga que Microsoft se torne todavía
más agresiva una vez que esté armada con el vasto catálogo de patentes
de la firma finlandesa, acumuladas tras décadas de experiencia en la
industria telefónica.
China teme que las patentes de Nokia puedan ser utilizadas para intensificar la estrategia de licencias de Microsoft
Cabe
señalar que un buen número de los mayores fabricantes de teléfonos
móviles del mundo son compañías chinas. Empresas como ZTE pagan a
Microsoft un canon por cada teléfono con Android comercializado,
siguiendo los pasos de firmas extranjeras como Samsung, Sony y HTC.
Además
de las patentes de Nokia, Microsoft posee los derechos sobre un amplio
catálogo de tecnologías adquirido tras la compra de las bolsas de
patentes de compañías como el extinto operador canadiense Nortel, cuya
propiedad intelectual fue adquirida por 4.500 millones de dólares por un
consorcio de empresas participado por Microsoft. Estas patentes son
utilizadas tanto para atacar a sus rivales como para defenderse de
ellos.
Esta rocambolesca situación es una prueba más de cómo las
patentes se han convertido en un arma arrojadiza tanto o más que en una
herramienta para proteger las invenciones de las compañías.
A
pesar de que una patente es un documento de acceso público y que por
tanto no es información secreta per se, la forma en la que Microsoft y
sus rivales se esfuerzan por ocultar las tecnologías que poseen ilustra
la situación actual de una industria donde los éxitos -y los fracasos-
logrados en las trincheras legales pueden ser tan determinantes como las
propias ventas.