lunes, 11 de agosto de 2014

Patentes sobre la vida

decrecimiento.info
 

Uno de los objetivos de la mundialización del libre mercado es repartir las funciones entre las regiones ricas y las regiones pobres. El Norte se reservaría un papel de organización a través de la producción de servicios y la alta tecnología y el Sur se encargaría de los procesos productivos más contaminantes y que requieran abundante mano de obra barata.

La multinacionales viven del libre mercado y necesitan un suministro regular de productos que sea suficiente para tener un excedente que les permita mantener los precios bajos. Las patentes son la savia de las multinacionales; poseen el dinero para investigar y desarrollar productos que se puedan patentar, así como los medios legales para protegerlos.

La multinacionales de la comercialización de productos alimenticios tenían una problema: su materia prima (organismos vivos) no era patentable: la vida ya está inventada. Pero idearon un engaño para poder reclamar patentes sobre el material biológico: Se trata de afirmar que el hecho de aislar de su entorno natural o de reproducir la materia biológica constituye un paso inventivo.

 Para ello utilizando los lobbys adecuados (donde se hayan compañías como: Bayer, Aventis, Monsanto, Nestlé, Novartis, Pfizer, Procter & Gamble, Uniliver, Dupont, Cargill...) introdujeron en las leyes de los diferentes países (vía Organización Mundial de Comercio) una normativa nueva sobre patentes – Acuerdo Internacional sobre los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC)- que recoja las nuevas formas de ‘descubrir’.


El yacón (Smallantus sonchifolius) es una planta nativa de los Andes, un tubérculo de gran utilidad pero poco conocido, con un sabor dulce. Pero la característica que más interés económico ha despertado es que no engorda, ya que el cuerpo humano no es capaz de metabolizar el azúcar del yacón, por lo que utilizarlo en alimentación significaría que los que están a dieta podrían comer muchos más dulces sin engordar. El yacón podría, teóricamente, suplantar cultivos como la caña de azucar y la fructosa de maíz en muchos productos, desde galletas a refrescos.

Viendo este enorme mercado potencial, los japoneses han estado investigando y patentando derivados del yacón por más de una decada. El escándalo por el robo de esta planta peruana a través del Centro Internacional de la Papa (CIP) por Japón -una pérdida real para Perú y otros países andinos, así como para la gente que lo ha estado cultivando por siglos- es otra prueba más del saqueo sistemático de los recursos.

Durante milenios campesinos, indígenas,