miradaprofesional.com.- La diputada Carolina Gaillard presentó una iniciativa para que se
reformen dos artículos de la ley 25.649, y definitivamente no se pueda
incluir marcas en las recetas que realicen los médicos. La idea es
“eliminar el abuso de los laboratorios de la industria farmacéutica” y
que los ciudadanos elijan “libremente” sus tratamientos.
Desde que se aprobó en 2002, en medio de la crisis sanitaria que azotaba
al país, la Ley de Genéricos fue un instrumento para mejorar el acceso a
los fármacos de los argentinos. Con varias reformas y algunas denuncias
por falta de cumplimiento de los médicos, la norma sigue vigente, y se
vuelve especialmente útil en momentos que se discute el valor de los
medicamentos. En este contexto, una diputada nacional acaba de presentar
un proyecto para que se modifique un artículo de la ley, y que
directamente se prohíba la inclusión de marcas comerciales en las
recetas. El objetivo es fomentar las versiones más baratas de los
tratamientos.
La iniciativa de la diputada nacional Carolina Gaillard, del bloque
del Frente para la Victoria, busca reformar la denominada Ley de
Genéricos, mediante una reforma que ya había sido propuesta por su par
Gloria Bidegain. El objetivo es lograr que sea obligatorio recetar sólo
por el nombre genérico del medicamento, “suprimiendo definitivamente las
marcas comerciales en las prescripciones médicas”.
Gaillard, integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de
Diputados y autora de la ley que fomenta la producción pública de
medicamentos, representó la propuesta que prevé “la prescripción médica
por el nombre genérico de los medicamentos, sin la posibilidad de
sugerir nombre comercial, proyecto que modifica la Ley de Prescripción
de Medicamentos por su Nombre Genérico (Ley 25.649)”.
Según Gaillard, “este proyecto promueve eliminar el abuso de los
laboratorios de la industria farmacéutica y dar un marco de contención a
quienes día a día padecen aumentos arbitrarios de las marcas
comerciales más conocidas del mercado”.
El proyecto propone la modificación de los artículos 2 y 3 de la Ley
25.649 que actualmente obliga a la prescripción por el genérico, pero
deja abierta la puerta para que los médicos sugieran una marca o nombre
de fantasía del medicamento. “Queremos que los ciudadanos elijan
libremente qué marca comprar, y que esta no sea impuesta por el lobby
publicitario de los los laboratorios más importantes, que instalan
determinadas marcas que son luego sugeridas por los profesionales de la
salud a través de las prescripciones médicas en desmedro de la capacidad
adquisitiva de los pacientes”, enfatizó Gaillard.
“Con esta propuesta intentamos promover que la norma sea una
herramienta eficaz para que los pacientes no sean víctimas de abusos
comerciales y puedan elegir libremente los medicamentos consultando a su
farmacéutico las distintas opciones por la droga prescripta por el
médico, evitando que sea inducido a adquirir una en particular”, agregó
la diputada nacional. “La receta que no cumpla con estos requisitos no
podrá ser reconocida por el PAMI, Obras Sociales, Prepagas y otros
Servicios de Seguridad Social”, finalizó Gaillard.
El proyecto fue acompañado por los diputados nacionales Juliana Di
Tullio, Diana Conti, María Emilia Soria, Lucila De Ponti, Araceli
Ferreyra, Lautaro Gervasoni, Jorge Barreto, Julio Solanas, Juan Manuel
Huss, Eduardo Seminara y Juan Manuel Pedrini.
La ley de prescripción por nombre genérico fue aprobada en agosto de
2002, un proyecto que contó con un amplio respaldo del justicialismo, el
ARI, el radicalismo, Polo Social, Frente para el Cambio, los partidos
provinciales, y sólo anunciaron su voto negativo Marta Alarcia y se
abstuvieron los legisladores de Autodeterminación y Libertad. Según
cálculos extraoficiales del Ministerio de Salud en esos días, con la
sanción de esta ley “se podría ahorrar un 60 por ciento los costos en
medicamentos de la población, que representarían una cifra cercana a los
4.000 millones de pesos anuales”.
“Recetar por nombre genérico era sólo el comienzo de una política
para regular el mercado de medicamentos. Además, había que fomentar un
mercado de genéricos, que la Argentina aún no tiene, excepto para muy
pocos productos, como los que se utilizan para tratar el VIH/sida”,
sostiene Aldo Neri, ex ministro de Salud.
Carlos Vassallo, profesor de economía de la salud de la Universidad
de San Andrés (Udesa), coincide. La ley de genéricos “fue una medida de
corto plazo no pensada como una política estructural para cambiar un
mercado de medicamentos muy concentrado. Después de la crisis de 2001,
el principal aliado era la gente, que iba a la farmacia y tenía
información suficiente para pedir el medicamento más barato. Esto evitó
que los precios se dispararan. Pero cuando la población comenzó a
recuperar su poder adquisitivo, volvió a la marca”.
El año pasado el gobierno intentó redoblar la apuesta para la
aplicación total de la ley. A través de la jornada “Genéricos, salud
para todos. El acceso al medicamento como bien social” dirigentes
farmacéuticos, universitarios, legisladores y otros especialistas en la
materia discutieron el cumplimiento de la ley 25.649, y su impacto en el
mundo de los medicamentos. Junto a la diputada Gloria Bidegain
estuvieron sus colegas Andrea García, Carolina Gaillard, Gastón Harispe
(los tres del FPV) y Carlos Raimundi (Nuevo Encuentro), quienes apoyan
la iniciativa de reformar la normativa.