@EduOrtegaRM
Los nuevos medicamentos contra la hepatitis C, particularmente sofosbuvir,
han hecho que el progresivo incremento del precio de los fármacos
innovadores, un problema latente en todos los países miembro de la Unión Europea, se haya convertido en una amenaza para los sistemas sanitarios que necesita ser atendida de forma urgente.
La Comisión Europea está planteando ideas e
iniciativas a los estados para poner coto a este problema, que además
limita el acceso a determinadas terapias. Entre ellas, según Fernando Lamata,
miembro del panel o comité de expertos con el que cuenta Bruselas para
el asesoramiento en cuestiones sanitarias, modificar el sistema de
patentes.
Concretamente,se manejan propuestas como aprobar “licencias
obligatorias” (competencia que solo tienen los países) en terapias muy
costosas “para evitar muertos”, condiciones de negociación “más justas” y
que “el precio esté conectado, de verdad, a los costes de investigación
y desarrollo”.
Y es que, para Lamata, la negociación de los precios de estos
productos “se lleva a cabo en el marco que dispone la industria
farmacéutica”, que además “disfruta de una situación de monopolio con su
producto innovador abusiva”. Todo ello les permite proponer un precio
“exorbitado” de inicio, con lo que el coste financiado acaba siendo
“excesivo”.
Asimismo, el ‘sabio’ de la UE ha avisado de que los precios que
proponen los laboratorios están un 6.000 por ciento por encima de su
coste de producción y recuerda los medicamentos “no son productos
financieros, sino que pertenecen al ámbito de los derechos humanos”.
Además, ha propuesto que si se logran reducir los tiempos para que los
fármacos sean comercializados, también se acorte el plazo de protección
por patente.
Estas cuestiones se han abordado en una jornada celebrada en el
Parlamento Europea, en la que los parlamentarios han destacado la
necesidad de una mayor colaboración entre los estados en esta materia y
de más transparencia. En este sentido, Olga Cabezón, del Partido
Socialista Europeo, ha criticado particularmente la situación generada
por la hepatitis C y el sofosbuvir (y su alto precio) y que la Comisión
no haya tomado medidas “para acabar con este abuso de predominio en el
mercado”.