radio.cz.- La inmensa mayoría de los inventores y desarrolladores checos que deciden
patentar sus descubrimientos lo hacen únicamente en las oficinas locales,
reduciendo por tanto su validez al mercado local. A pesar de que existen
subvenciones públicas que sufragan los gastos de patentar en el
extranjero, llevar la idea a la oficina de patentes de otro país sigue
siendo una operación complicada. El año pasado lo hicieron únicamente
133 checos de un total de 749 que inscribieron nuevas patentes.
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Con el objetivo de facilitar el proceso ha surgido el Instituto de
Patentes de Visegrád, un proyecto desarrollado conjuntamente por Chequia,
Eslovaquia, Hungría y Polonia. Gracias a la gestión de la entidad, es
posible completar la solicitud de patente para otros países en checo.
Asimismo supone un ahorro económico, describe Josef Kratochvíl,
presidente del Instituto de Propiedad Industrial.
“El que realiza la inscripción se ahorrará las tasas de investigación
internacional. Y eso es en concreto el 40% de las tasas, que se elevan a
1.875 euros”.
Un ejemplo del aporte que puede suponer patentar en el extranjero es la
empresa Dvořák-Segadoras Rodantes. La compañía disfruta desde hace
años de la patente de un chasis para vehículos cortacésped con ruedas
capaces de girar 360 grados. Anualmente fabrican unas 500 máquinas, que en
su mayoría van destinadas al extranjero. Es por ello que la patente cubre
no solo la República Checa y Europa, sino también Estados Unidos, Canadá
y Japón.
Los gastos de patentar fuera de la República Checa pueden ser total o
parcialmente cubiertos con dotaciones del Ministerio de Industria y
Transporte. Para este año el programa cuenta con subvenciones de entre
1.500 y 37.000 euros.