elfinanciero.com.mx.- La noticia de que Google adicionó 41 millones de
publicaciones de patentes a sus bases de datos, provenientes de las
oficinas de Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Rusia, Bélgica,
Francia, España, Reino Unido, Japón, y Corea del Sur, confirma de manera
categórica la intención de la gigante informática de agregar un dominio
más a su ancho imperio.
El tema no es menor, considerando que los bancos de patentes constituyen en este momento una de las fuentes más consultadas de tecnología en el mundo por científicos, académicos, técnicos, empresarios y universitarios alrededor del mundo, tanto para fines de investigación y desarrollo, como para documentar tendencias de innovación y decisiones de competencia. La lucha en el sector no es fácil, ya que importantes oficinas de patentes como la estadounidense y la europea, por largos años habían dominado la escena; el crecimiento de Google en el tema desplaza a otro gran competidor, que es IBM, que habría invertido grandes sumas y esfuerzos con el mismo objetivo.
El agresivo movimiento de Google no se limita solo a agregar los documentos a sus archivos, sino que previamente los ha procesado para traducirlos al Inglés, lo que representa un importante valor agregado. Además, el sistema proporciona ligas directas a textos científicos y literatura diversa sobre los temas indexados, conformando de esta manera un reservorio consolidado de la información divulgada que se vuelve ahora extraordinariamente basta y accesible. Bajo esa perspectiva, Google puede ya ser la referencia más completa y precisa que existe para conocer y determinar el “estado del arte” en cualquier campo tecnológico.
Uno de los efectos positivos de esta gigantesca “reunión” de patentes es el crecimiento exponencial en la precisión con que dotará el sistema, lo que redundará, por una parte, en incrementar el respeto y la seguridad jurídica de las patentes, y por el otro, en el aprovechamiento profuso de información disponible en diversas formas y jurisdicciones. En esta lógica, la aportación de esta pasmosa herramienta supera a cualquier antecesora y no podría tener justificación económica sino bajo los argumentos de una empresa dispuesta a esperar, pacientemente en el largo plazo, una tasa de retorno.
Para quienes vemos con preocupación el posicionamiento de Google en la mesa de control de mucha de la información que hoy inunda las redes, el punto de inflexión es el de la amenaza que toda práctica monopólica apareja; en la medida en que el grado de dependencia respecto de esas bases de datos crezca, el sometimiento de otros jugadores, y de los propios usuarios, será cada vez mayor.
Por lo pronto, la sofisticación de datos y mecanismos para procesarlos que “Google patents” aporta, plantea una oportunidad inesperada para empresas de países como México, a las que los costos de sistemas de inteligencia competitiva habían tradicionalmente marginado. Con este conocimiento las empresas podrán dirigir sus esfuerzos de innovación de manera precisa, evitando al propio tiempo los enormes costos de litigios y riesgos asociados a la infracción de derechos.