eldiario.es.- La Comisión Nacional de la Competencia sospecha que los
grandes laboratorios taponan la llegada de medicamentos genéricos, en
principio, más baratos. Sus análisis preliminares apuntan a que se dan
“comportamientos estratégicos que restringen o retrasan la entrada”, así
que van a estudiar el mercado, según contó la semana pasada. ¿Por dónde empezar?
Diversos análisis han ilustrado cómo las farmacéuticas
echan mano a toda una batería de recursos para dilatar la aparición de
un genérico que tire de los precios –y sus beneficios– hacia abajo: la
multiplicación de patentes para blindar un solo medicamento, los
litigios prolongados con otras empresas, la creación de sus propios
genéricos o el pago a fabricantes para que renuncien a fabricar están
entre los más usados. Tácticas que han descrito desde la Comisión
Europea hasta un reciente estudio aparecido en la revista de la Sociedad Norteamericana de Hematología.
Genéricos de marca
Las grandes marcas comerciales producen y venden
genéricos. Y los venden a precios de genéricos haciéndose con una cuota
extra del mercado: la franja que ocupan los medicamentos más económicos.
Desde luego, viendo el ranking de laboratorios del
sector de genéricos en España en 2016, en la lista general aparecen
dentro de los diez primeros en porcentaje de recetas nombres de gigantes
como Pfizer, Novartis, Sanofi, Bayer o Glaxosmithkline.
El genérico que más se vende en
España es el Adiro que comercializa la gran farmacéutica Bayer. Se
trata de ácido acetil salicílico. Lo mismo que la Aspirina de Bayer
aunque en menor concentración. Se usa para pacientes que han tenido un
episodio cardíaco agudo.
Renovación de productos antiguos
Un laboratorio que está vendiendo cierto medicamento bajo
patente modifica de alguna manera la molécula o la combina con otro
principio o tratamiento para justificar una nueva patente que alargue su
exclusividad. Reverdecen ( evergreening) su principio activo. Así que incluso si algún competidor litiga contra la patente, el proceso se dilata.
En este sentido, un informe de la Comisión Europea explicaba
ya en 2009 que las empresas registran un “gran número de patentes
relacionadas con una única medicina” que, en ocasiones, llevaban a
pleitos con compañías de genéricos. La CE contabilizaba 700 casos que
terminaron con 200 acuerdos donde los grandes pagaban a los pequeños.
Pago por no competir
Las farmacéuticas pagan cantidades a las empresas de
genéricos que podrían suponer una competencia si sacaran productos, una
vez que la patente ha dejado de blindar el medicamento. De esta manera
se retrasa la entrada en el mercado de otras variedades, en principio,
más baratas que las de la firma comercial.
La patronal de las fabricantes de genéricos, AESEG, se
queja de que “la igualdad de precios” que decretó el Gobierno en un
decreto de 2011 y que impide superar un precio de referencia para los
medicamentos con un mismo principio activo (ya sea comercial o genérico)
ha menoscabado la razón de ser de la medicina genérica que se basa,
precisamente, en la diferencia de precio (más baratos en su caso).
AESEG asegura que la cuota de mercado en España de estos
principios libres de patente está en el 20%, frente al 25% general de
Europa, y “un 40% en cuanto a unidades vendidas, muy lejos del 60% a
nivel continental”. Los primeros de la lista son los laboratorios
españoles Cinfa y Normon y el israelí Teva. Sin embargo, la asociación
empresarial no ha contestado específicamente a lo que espera de la
investigación de Competencia.
Igual línea ha tomado la patronal de los grandes
laboratorios Farmaindustria que, de momento, no planea hacer
comentarios. Esperan “a que la CNMC haga el estudio que ha anunciado”.
Precios y márgenes de beneficio
Sí ha aportado su análisis la directora de la
organización Salud por Derecho, Vanessa López, quien no duda en
calificar el plan de la Comisión de “muy importante” ya que “está
diciendo que hay que revisar el sistema de precios y márgenes donde
radica el problema del acceso a los medicamentos”. En su opinión, en el
mercado de los fármacos “se da un monopolio donde los laboratorios
marcan los precios. Tienen la sartén por el mango”.
López analiza que la legislación actual permite “extender
ese monopolio” mediante la prolongación de las patentes. “Desde la
ampliación mediante pequeñas modificaciones o combinaciones hasta los
denominados certificados complementarios de protección”. Las patentes
pueden durar 20 años, pero estos certificados permiten prorrogarlas
cinco más “para intentar compensar todo el proceso de autorización
sanitaria” que resta tiempo a la comercialización.
Otra disposición legal a favor de este sistema es la
exclusividad de datos que ampara la Ley del Medicamento. Esto hace que
los laboratorios no deban compartir los datos del proceso de creación de
una molécula hasta diez años después de su autorización. Sin esos
datos, no se puede crear un genérico puesto que los medicamentos sin
patente deben demostrar una equivalencia con el original. “Esta
disposición es propia de la Unión Europea”, recuerda Vanessa López.
La Comisión Europea explicó que “estos retrasos son
importantes ya que el precio de los genéricos durante el primer año tras
la pérdida de exclusividad fue, de media, un 25% más bajo que el de la
marca comercial. A los dos años, estaba un 40% por debajo”. Los precios
de las marcas también caen después de que la entrada de genéricos.
Sin embargo, en su análisis, la CE reconoce la necesidad
de las patentes para proteger la investigación que hacen los
laboratorios aunque la directora de Salud por Derecho difiere en que “el
blindaje desincentiva la investigación: ¿para qué voy a desarrollar
otra medicina si puede exprimir económicamente esta?”