El mercado mundial de biotecnología marina alcanzará los 6.000 millones de euros en 2025. Crédito imagen: Brocken Inaglory
Millones de años de evolución han dotado a los organismos marinos de
adaptaciones únicas que les permiten en diversos ambientes oceánicos.
Estas adaptaciones los convierten en objeto de interés comercial. Ahora,
un grupo de científicos, liderados por Robert Blasiak y Colette Wabnitz,
ha identificado 862 especies marinas, con un total de 12.998 secuencias
genéticas, asociadas con una patente. Los expertos señalan en el
estudio, publicado en Science Advances,
que una sola compañía, BASF, el fabricante químico más grande del
mundo, ha registrado el 47% de estas secuencias, un 10% más que el
porcentaje combinado de otras 220 compañías.
Mientras tanto, las
universidades suman un 12%, mientras que entidades como organismos
gubernamentales, personas, hospitales e institutos de investigación sin
fines de lucro registraron el 4% restante. el estudio.
"Dentro de
la jurisdicción nacional, el Protocolo de Nagoya protege a los países de
la bioprospección explotadora, y está destinado a fomentar una mayor
equidad – explica Blasiak en un comunicado
–. Pero hay una gran pieza faltante, porque dos tercios del océano
existe más allá de la jurisdicción nacional. Eso es aproximadamente la
mitad de la superficie de la Tierra sin regulaciones sobre el acceso o
uso de los recursos genéticos”.
Así, el establecimiento de un
marco legal para los recursos genéticos marinos será un tema central en
las negociaciones internacionales para un nuevo tratado de la ONU sobre
la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad en áreas fuera
de la jurisdicción nacional.
Los autores señalan que la existencia
de un pequeño número de empresas con una influencia desproporcionada
también sugiere una apertura para un compromiso más directo con ellas.
Dicho compromiso podría ayudar a las empresas a distinguirse a través de
su comportamiento proactivo y contribuir a proporcionar nuevas normas y
estándares asociados con la transparencia, la creación de capacidades y
la distribución de beneficios.
“En 2025, se espera que el mercado
mundial de biotecnología marina alcance los 6.000 millones de euros y
abarque una amplia gama de propósitos comerciales para las industrias
farmacéutica, de biocombustibles y química – concluye Wabnitz –. Está
claro que estos líderes de la industria deben participar en las próximas
negociaciones de tratados, aunque solo sea por el hecho de que son
propietarios de una parte tan grande de las patentes de secuencias
genéticas marinas”.