Redacción Canal Abierto | Se inició una nueva ronda
de negociaciones en el Ministerio de Agroindustria en las que se planten
discutir los disensos sobre la Ley de Semillas para generar un proyecto
común e impulsarlo en el Congreso.
La actual Ley de Semillas fue sancionada en 1973 y establece la posibilidad de registrar y privatizar las semillas. La norma reconoce también la de “uso propio”. Es decir, que cualquier agricultor que compró una semilla tiene derecho de obtentor: puede
volver a sembrarla sin hacer trámites ni pagar regalías. Los distintos
proyectos de ley quieren frenar la posibilidad de que se vuelva a
sembrar sin pagar.
“Desde un punto de vista ético es una aberración. Por un lado porque da monopolio sobre la vida. Las semillas son una creación de la naturaleza, de campesinos y agricultores pero no la crea ninguna empresa. Por otro lado, les permite el control de la alimentación, quien controla las semillas controla lo que comemos”, explica en diálogo con Canal Abierto Carlos Vicente de Acción por la Biodiversidad y activista de la Multisectorial Contra la Ley Monsanto de Semillas.
En el mundo son cuatro corporaciones las que controlan el 60% del mercado mundial de semillas:
Monsanto-Bayer, Syngenta-ChemChina, Dow-DuPont y BASF. La modificación
de la ley ha sido producto de grandes conflictos ya que quien controla
las semillas tiene poder sobre toda la cadena alimentaria: la calidad,
la cantidad y el tipo de alimentos que se consumen.
“Están negociando Bayer, Monsanto y el Gobierno porque las presiones son muy fuertes pero, como los sojeros tienen que pagar regalías por varios años, no quieren hacer eso y no terminan de ponerse de acuerdo”, expresa Vicente.
Otro peligro inminente es que se haga efectivo el patentamiento de las semillas,
algo que en Argentina está prohibido. La ley de patentes de 1994
especifica que no se puede patentar la vida. Sin embargo, desde hace 20
años Monsanto insiste en tener patentes sobre las secuencia genéticas y
esto genera controversias legales.
“Tanto Monsanto como Bayer han iniciado nuevos procesos judiciales, reclamando ahora los derechos de patentes sobre las secuencias genéticas. Alegando que las semillas serían “meras portadoras” de una secuencia genética manipulada en el laboratorio, las empresas buscan presentarlo como un invento con el fin de que se les reconozca el derecho de propiedad”, manifiesta a través de un documento la Multisectorial No a la Ley Monsanto de Semillas.
Por lo pronto, las presiones sobre las modificaciones de la ley son muchas
ya que implica negocios multimillonarios a largo plazo para quienes
posean los derechos sobre las semillas y a su vez el poder sobre lo que
se siembra y lo que se consumen. Como existen diferentes intereses
detrás de las modificaciones aún no han llegado, por suerte, a un
acuerdo.