Por Fabián González de la Mora*
Este 2018 México llevó a cabo reformas a la Ley de la Propiedad
Industrial con alcance tanto en las patentes como en signos distintivos
(marcas). En la antesala de la entrada en vigor este 10 de agosto de las
reformas en materia de marcas, me gustaría hacer una reflexión acerca
de su impacto no solo sobre el Sistema de PI sino sobre las
organizaciones de cualquier tipo.
Primeramente, mencionar que los cambios de dicha Reforma son
históricos, dado que teníamos más de 25 años sin que hubiese
actualizaciones trascendentes en esta materia, y con ellos nuestro país
se vuelve competitivo a nivel global en términos de protección a los
activos intangibles y signos distintivos, que cada día revisten mucha
mayor importancia en las organizaciones de cualquier tamaño. De hecho,
desde los años ochenta a la fecha, el valor promedio de los activos
intangibles respecto del valor total de las empresas ha pasado de 40%
hasta 90% a 2017.
Mantenernos actualizados sobre las reformas no sólo nos permitirá
cuidar de este activo cada vez más importante en términos financieros,
sino también generar una conciencia más sensible hacia el tema de Propiedad Intelectual e Industrial y su impacto en nuestras organizaciones.
En ese sentido, hemos visto aún organizaciones de todo tamaño
invertir recursos financieros, intelectuales y materiales en el
desarrollo de nuevos productos y servicios que ya existen en el mercado y
que habrían podido ahorrarse con el hecho de mantenerse atentos a lo
que se protege a nivel mundial.
La innovación es un eslabón de la cadena productiva que nos demanda
el mercado internacional pues cada día tenemos menos tiempo para
reaccionar con eficiencia ante las novedades que presentan industrias
como la farmacéutica, telecomunicaciones, entretenimiento, automotriz,
entre muchas otras. No obstante, de acuerdo con datos del Foro
Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), el sector privado aporta en
México sólo el 32% del total del gasto nacional en investigación y
desarrollo experimental, y apenas 5 de cada 100 empresas mexicanas
invierte en esas áreas.
El rol cada vez más activo de México como socio comercial de países
de los cinco continentes, es un elemento más que viene a incrementar las
sinergias entre gobierno, empresas e instituciones relacionadas con la
innovación, para que éstas vayan al mismo ritmo de los demás países.
Para que el engranaje opere, las empresas necesitan tomar conciencia de
la relevancia de las innovaciones, protegiéndolas.
En ese tenor, las Reformas de PI
tienen un efecto bidireccional, porque son aún más atractivas para las
potencias industriales extranjeras con inversión en nuestro mercado
mexicano, pero también ofrecen una protección más extendida y mayor
cobertura a la industria nacional para hacerse más competitiva
internacionalmente.
Lo anterior, al final, redundará en un avance de México en los
índices internacionales, como el reporte anual del Índice Global de
Innovación que publican la Universidad de Cornell y la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y en el cual México avanzó
apenas dos lugares de 2017 a 2018, para llegar a la posición 56, entre
los 126 países analizados, aunque regionalmente se mantiene detrás de
Chile (47) y de Costa Rica (54).
Aunque no a la velocidad que quisiéramos, México ha tenido un avance
competitivo. Lo que es innegable es que las nuevas disposiciones nos
obligan a innovar y mantenernos a la vanguardia con mucho mayor interés y
recursos para acelerar el crecimiento en todos los campos de la
industria y del conocimiento.
Adicionalmente a las reformas, es muy importante considerar por todos
-desarrolladores, emprendedores, pequeños y grandes corporativos,
industria y gobierno- un elemento importante de la PI que es
fundamental para la protección del conocimiento: la novedad; que para
desarrollar innovación se consideren inexorables las búsquedas
tecnológicas.
Verificar en bases de datos, tanto nacionales como internacionales,
que el producto a registrar es efectivamente una invención y que tiene
una aplicación, nos permite avanzar y desarrollar novedades y no darnos
el lujo de invertir tiempo y recursos en investigación de nuevos
productos y servicios que probablemente ya existen. Y es que, de acuerdo
con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), 60% de las
solicitudes de patentes en México se rechazan principalmente por la falta de novedad.
Para finalizar, dado que uno de los objetivos más relevantes de
dichas reformas fue fortalecer el sistema de Propiedad Industrial
mexicano, es fundamental mantener el impulso al desarrollo de la ciencia
y la tecnología nacional y a la vanguardia las leyes de PI que nos
rigen. Es necesario conservar el empuje de innovación que hemos tenido
durante las últimas administraciones federales para la toma de
decisiones en materia de creación de política pública e inversión
privada destinada a I+D.
*Director General de Clarke, Modet & Co. Méxic