Bloomberg.-Desde que los negociadores de Estados Unidos y China se sentaron a conversar en Pekín tras una crisis navideña en los mercados mundiales, el presidente Donald Trump
ha buscado calmar a los inversionistas al afirmar que las tratativas
comerciales están avanzando, pero la realidad es bastante más incómoda.
De acuerdo con
gente cercana a las negociaciones, las partes han avanzado poco en el
tema por el cual en última instancia se podría juzgar cualquier acuerdo
que Trump alcance con China: poner fin a lo que EE.UU. califica como décadas de robo de propiedad intelectual estadounidense coordinado por el Estado chino.
Aquello
contrasta con el progreso en otros frentes que ha elevado las acciones
en las últimas jornadas, incluido un informe publicado por Bloomberg el viernes de que China ofreció una vía para reducir su superávit comercial a
cero en 2024. La próxima ronda de conversaciones está programada para
el 30 y 31 de enero, cuando el máximo emisario económico del líder chino
Xi Jinping, Liu He, visite Washington.
El supuesto robo chino de propiedad intelectual
y su práctica de obligar a las empresas extranjeras a compartir
tecnología para obtener acceso a su mercado formaron una gran parte de
la agenda durante los tres días de negociaciones a principios de enero.
Sin embargo, hubo más difusión de quejas que conversaciones
constructivas, según participantes y otros informados sobre las
tratativas.
La falta de avance sobre cuestiones estructurales como la propiedad intelectual fue confirmada por Robert Lighthizer, representante comercial de EE.UU., en una reunión con legisladores celebrada la semana pasada, de acuerdo con asesores del Congreso. Su oficina declinó comentar.
Fue imposible
comunicarse con el Ministerio de Comercio y la Administración Nacional
de Propiedad Intelectual de China para conocer sus comentarios.
EE.UU. y China aún siguen negociando una salida de la guerra comercial. (Foto: AFP)
VENTAJA ARANCELARIA
Si bien no está claro si EE.UU. hizo nuevas demandas sobre propiedad intelectual durante la última ronda de conversaciones, el año pasado pidió a China eliminar
políticas y prácticas específicas relacionadas con la transferencia de
tecnología, acabar con el robo cibernético patrocinado por el gobierno,
fortalecer el cumplimiento de las normas sobre el tema y que termine el
apoyo gubernamental para las industrias consideradas en el plan Made in China 2025.
China ha negado públicamente las afirmaciones de EE.UU. sobre el robo de propiedad intelectual
y la transferencia forzosa de tecnología. Insiste en que ha cumplido
con los compromisos que asumió cuando se unió a la Organización Mundial
del Comercio en 2001, incluso mediante el establecimiento de tribunales
especiales sobre propiedad intelectual.
El estancamiento acerca de este asunto llega al corazón de las guerras comerciales de Trump y siembra dudas sobre su capacidad de convertir la ventaja que ha creado con los aranceles en cambios significativos de las políticas chinas.