domingo, 31 de marzo de 2019

Invento argentino mejora calidad de los trasplantes


lmneuquen.- Buenos Aires, No es la primera creación de Ignacio Berra, cirujano de 41 años del Hospital Garraham, pero posiblemente se encamine como la más trascendente de su carrera profesional.


 Se trata de una máquina que, esencialmente, optimiza la calidad del corazón a trasplantar y, de este modo, mejora su cantidad, estimándose que ésta podría duplicarse. Se llama “Sistema de Perfusión Normotérmica Ex-Vivo” y el médico lo presentará este jueves en el congreso de la ISHLT (International Society of Heart and Lung Transplantation), que se desarrollará en Orlando. “En lugar de llevar al paciente a la máquina, llevamos la máquina al paciente”, simplifica el cardiocirujano en su intento por explicar la funcionalidad de su invento que, según sus palabras, en lugar de sacar un órgano y ponerlo en una máquina, que es lo que suele hacerse habitualmente, el médico hace el trabajo de ablación dentro del cuerpo del donante “para que el órgano siga recibiendo sangre de la forma más fisiológica posible. El órgano siempre recibe un aporte de nutrientes y oxígeno a través de la sangre. Con nuestra técnica esto no se interrumpe, por lo que el corazón no sufre isquemia (disminución de la circulación sanguínea), continúa con su metabolismo y sigue funcionando”. A medida que se extrae el órgano, se conecta a la máquina que reproduce las condiciones del cuerpo, como la circulación contínua de sangre, evitando daños celulares graves o irreversibles. Es como engañar al organismo donante: “El concepto es que el órgano no se dé cuenta de que lo vamos a sacar de ese cuerpo”.
Si bien, por el momento, las pruebas fueron realizadas en corazones de cerdos, aspiran a que antes de fin de año esta técnica comience a probarse con los denominados “órganos cadavéricos”, que son aquéllos que no sirven para trasplantes y serán descartados. ¿Qué pasa si ese órgano que, en principio, no sirve, es recuperado por el invento del doctor Berra? El profesional puntualiza que una de las cosas que ya hablaron con las autoridades de salud de la Nación tienen que ver con las cuestiones éticas. “Si tomamos un órgano en malas condiciones -explica- y lo recuperamos, el lugar en donde haremos las pruebas definirá si se lo usa. En la actualidad, en un trasplante de corazón, cuando se realiza la ablación, hasta que se hace el implante hay un plazo de seis horas, a través del uso de la preservación química con frío. Con la perfusión ex-vivo se estima que el tiempo se estire hasta 8 horas. Pero lo más importante es que se puede evaluar la viabilidad del órgano durante el traslado. Cosa que con la preservación en frío no se puede”, detalló Berra, en declaraciones al diario La Nación. Y amplió: “Esto quiere decir que se puede ir analizando el corazón antes de implantarlo. Midiendo el ácido láctico y haciendo un electrocardiograma, por ejemplo”.