miércoles, 15 de mayo de 2019

El peor negocio de Bayer y lo que falta


uniminutoradio.-Comprar Monsanto por la suma récord de 63.000 millones de dólares, se estimaba como el negocio perfecto, de manera tal que para Werner Baumann el CEO de la gran farmaceutica alemana, fue algo así como la coronación de su vida laboral. 


Pero ahora, solo se trata de limitar los daños. Baumann ya anunció la reducción de varios miles de puestos de trabajo. En Leverkusen, sede de Bayer en Alemania, aparentemente subestimaron los riesgos legales asociados con numerosas demandas por glifosato contra Monsanto en Estados Unidos.
La crisis aumenta ante la realidad de prácticas de espionaje de Monsanto que en el año 2016 se hizo a más de 200 políticos, científicos, periodistas y líderes agrícolas en función de sus posiciones respecto a los organismos genéticamente modificados (OGM). La semana anterior, un fiscal de París abrió investigación preliminar sobre el tema, reportado por Le Monde -uno de cuyos periodistas aparecía en el listado- y el canal France2. La denuncia apunta al responsable de “la recolección de datos personales por medio fraudulento, desleal e ilícito”.
La empresa alemana Bayer anunció que contratará un bufete de abogados externo para que investigue el proyecto de Monsanto que según medios franceses se creó para reprimir críticas y presionar a fin de conseguir la aprobación de pesticidas, incluido el controvertido herbicida Roundup.
En un primer documento que data de 2016, una cartografía con el logo de Monsanto y del gigante francés de la publicidad Publicis clasifica a los principales actores del debate sobre los pesticidas en Francia en función de su grado de influencia.
Una segunda agencia de comunicación, Fleishman Hillard “habría por su parte utilizado en 2016 otro archivo”, que reúne en particular las direcciones privadas o los números de teléfono no publicados de 200 personalidades.
Estos últimos fueron “evaluados sobre varias temáticas, desde OGM a pesticidas con notas de 0 a 5 en función de la credibilidad, influencia y el grado de apoyo a Monsanto”, afirma el reportaje.
En otro documento, una tabla apunta a 74 “objetivos prioritarios” divididos en cuatro grupos: los “aliados”, los “potenciales aliados para reclutar”, las personalidades “a educar” y aquellas “a vigilar”.
Le Monde, Le Parisien y Radio France, tres grandes medios franceses cuyos periodistas figurarían en dichas listas, anunciaron que acudirán ante la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), la agencia francesa de protección de datos. No descartaron presentar también una denuncia ante la justicia.
Por su parte, en un breve comunicado enviado a la AFP, Fleishman Hillard aseguró que “respeta las leyes en vigor” y “los máximos estándares éticos de conducta”. “Asumimos muy seriamente esta responsabilidad y examinamos cuidadosamente las cuestiones tratadas por algunos medios de comunicación sobre las listas de personas implicadas que incluían informaciones disponibles públicamente”, agregó la agencia de comunicación.
“Es un hallazgo muy importante porque esto prueba que hay estrategias objetivas de demolición de voces fuertes”, comentó la ex ministra de Medio Ambiente Ségolène Royal, entonces clasificada como persona “a vigilar”, por su inclinación a prohibir el glifosato.
Es “muy probable” que Monsanto haya tenido un comportamiento similar en otros países europeos, comentó Matthias Berninger, director de asuntos públicos y sustentabilidad de Bayer, el lunes en una videollamada con reporteros.
Si bien Bayer no tiene indicios de que Monsanto haya infringido las leyes al compilar información sobre personas que consideraron de apoyo o críticas para sus operaciones, eso no significa que su comportamiento se ajuste a los principios éticos u otras regulaciones, afirmó la compañía. Esta práctica “no es la forma en que Bayer busca el diálogo con la sociedad y los accionistas”, añadió el domingo en un comunicado. “Nos disculpamos por este comportamiento”.
Bayer recurrirá a abogados externos porque no quiere tener acceso a la información que Monsanto recabó, explicó Berninger. Está en conversaciones con posibles firmas en EEUU y anunciará su elección en los próximos días. La empresa se encargará, entre otras cosas, de averiguar si la información se recopiló de manera “inapropiada o incluso ilegal”, detalló Berninger.
El programa parece encajar con un patrón de comportamiento pasado de Monsanto que Berninger comparó con un jugador de fútbol que apunta al cuerpo de un oponente y no a la pelota. “Eso es absolutamente inaceptable y bajo mi liderazgo no será tolerado”, aseguró.
El contrato entre Monsanto y la agencia de comunicaciones Fleishman Hillard, que estableció esas listas con la posición de los afectados sobre cuestiones como los organismos genéticamente modificados, “se extendía a toda Europa”, señaló el ejecutivo.
En un comunicado conjunto en el que anunciaron su decisión de presentar una denuncia por el caso, el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) y el Centro Nacional de Investigacion Científica (CNRS) franceses dijeron que la elaboración de esas listas “es inaceptable”.
El veredicto de los accionistas y analistas es más que contundente, el valor de las acciones de la casa matriz de Monsanto cayó vertiginosamente, en más de un doce por ciento, lo que equivale a alrededor de ocho mil millones de euros. Los propietarios de acciones de Bayer desde la adquisición de la empresa estadounidense Monsanto, ya no disfrutan de sus beneficios: las acciones han pasado de valer 100 euros el verano pasado, a 60 euros en la actualidad.
Bayer ha integrado completamente a Monsanto y también tiene una visión completa de los documentos, como medida de precaución, ya han reservado 660 millones de euros para posibles multas, pero es muy dudoso que esto sea suficiente en vista de la actual ola de fallos judiciales un total de más de 11.000 demandantes.
Monsanto lanzó el herbicida en 1970 y ganó mucho dinero. La expiración de su patente, sin embargo, hace que actualmente Monsanto no sea el único fabricante, sino solo el más famoso. Y después de que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificara al glifosato como posible cancerígeno en 2015, antes de la compra de Monsanto, los usuarios del producto que enfermaron de cáncer acudieron a los tribunales, especialmente en Estados Unidos, y especialmente contra Monsanto. Desde entonces, el total de demandantes ha llegado a los 13.400.