.-El grupo farmacéutico AbbVie comenzó el año con una lección 
sobre los peligros de las negociaciones, ya que se depreció el valor de 
la adquisición en 2016 del desarrollador de terapias contra el cáncer, Stemcentrx. 
 Sin embargo, el cargo por deterioro de 4,000 millones de dólares (mdd) 
de Stemcentrx no fue suficiente para disuadir a AbbVie, que 
recientemente anunció la adqui¡sición por 63,000 mdd del fabricante de 
botox Allergan.
Mientras que las acciones de AbbVie se encuentran bajo presión desde 
que se anunció el acuerdo, los analistas dicen que la búsqueda de la 
industria de la próxima medicina que genere ganancias, a medida que 
expiran las protecciones de patentes, significa que cualquier revés se 
consigna rápidamente en la historia.
De hecho, la inclinación de AbbVie por Allergan es la última de una 
ola de enormes negociaciones del sector farmacéutico este año, que 
Bristol-Myers Squibb comenzó en enero con una oferta de 74,000 mdd por 
Celgene.
El Dato.
7.6
de las fusiones y adquisiciones en el mundo fueron de la industria farmacéutica
El imperativo de reconstruir su oferta de medicamentos es 
especialmente urgente para AbbVie, que perderá la exclusividad de 
Humira, un medicamento contra la artritis que es la medicina con receta 
más vendida en todo el mundo.
Seguir “impulsando el crecimiento de los ingresos brutos, cuando las 
patentes expiran, es muy difícil de lograr…. pero esto no impedirá que 
las compañías farmacéuticas lo intenten”, dice John Rountree, socio de 
Novasecta.
Por su parte, Anthony Hartley, jefe de banca de inversión en atención
 de la salud en Europa, Medio Oriente y África de Citi, señala que el 
fenómeno de las “megafusiones” farmacéuticas es relativamente reciente.
Hasta la década de 1990, las compañías del sector solían ser más 
pequeñas “y muy pocas contaban con lo que ahora llamamos medicamentos de
 gran venta”, dice Hartley. Solo cuando las patentes comenzaron a 
agotarse en la primera generación de este tipo de medicamentos hace una 
década, surgió la primera ola concertada de fusiones y adquisiciones a 
gran escala.
Hubo varios acuerdos enormes en 2009, entre ellos, la compra de Wyeth
 por parte de Pfizer; la de Schering-Plough por Merck, y la que llevó a 
cabo Roche de Genentech. En general, las compañías farmacéuticas 
representaron 7.6% de las fusiones y adquisiciones globales, de acuerdo 
con los datos que proporcionó Dealogic.
Al menos por una métrica, estos acuerdos demostraron ser negativos 
para las compañías involucradas. Michael Levesque, vicepresidente senior
 de la agencia calificadora Moody’s, dice que en cada caso, las fusiones
 llevaron a una degradación en la calificación crediticia de las 
empresas que realizaron la compra, de las cuales ninguna se recuperó por
 completo.
Aunque las afirmaciones audaces sobre el aumento del desempeño de la 
investigación y el desarrollo a menudo acompañan los anuncios de una 
fusión, tal retórica no siempre corresponde a lo que pasa después.
Jack Scannell, analista de UBS, que publicó extensamente sobre los 
problemas de productividad del sector, dice: “El consenso de la 
industria es que las fusiones a menudo demostraron ser perjudiciales 
para la investigación y el desarrollo”.
Señaló la fusión, hace casi 20 años, de Glaxo Wellcome con SmithKline
 Beecham, con la que se creó al gigante global GSK, que demostró que “el
 proceso no era tan fácilmente ‘industrializable’ como pensaba la gente,
 y que unir a dos organizaciones de investigación y desarrollo no 
produjo una gran cantidad de ganancias y sinergias”.
Niamh Dawson, directora del Boston Consulting Group, argumenta que 
ese tipo de acuerdos suelen ser significativamente más complejos que los
 de otras industrias.
Ella destaca la fusión en 2011 del gigante farmacéutico francés 
Sanofi con Genzyme, como ejemplo de un acuerdo que tuvo éxito, porque 
los líderes tenían una visión clara de cómo se crearía el valor, algo 
que no siempre se da en una megafusión de este sector.
Sanofi “tomó rápidamente el control”, identificando la necesidad de 
abordar los problemas de calidad en la fabricación e integrando los 
departamentos generales y administrativos de la compañía.
La empresa farmacéutica también proporcionó “una visión a largo plazo
 de lo que Genzyme representaría dentro de Sanofi”, protegiendo y 
reforzando su cultura, agrega Dawson.
Un aspecto sorprendente de las grandes fusiones es la falta de 
competencia por los activos, con un solo comprador dispuesto en la 
mayoría de los casos. Hartley, de Citi, sugirió que esto refleja la 
forma actual de la industria, ya que las empresas que alguna vez 
estuvieron “más enfocadas de manera general”, se volvieron cada vez más 
especializadas.
 

