pharmabaires.- El
Tratado de Patentes PCT es un sistema hostil para las universidades,
para los institutos de investigación y para las pequeñas y medianas
empresas y, en definitiva, su utilidad se concentra en diez países,
afirmaron los académicos Guillermo Vidaurreta y Juan Correa.
“La
mayoría países adherentes del PCT son subdesarrollados pero las
decisiones se adoptan para favorecer a las grandes empresas que son las
principales beneficiarias del PCT”, coincidieron los investigadores
durante el IV Seminario Internacional Propiedad Intelectual,
Sociedad y Desarrollo, organizado por la Maestría en Propiedad
Intelectual de FLACSO.
Vidaurreta es
subdirector del Centro de Estudios Interdisciplinarios de Derecho
Industrial y Económico de la Facultad de Derecho de la UBA (CEIDIE),
síndico del INPI y profesor de UBA y FLACSO.
A su vez, Juan Correa, es también abogado de la UBA, investigador de CEIDIE y de la Academia Max Planck y con una maestría de FLACSO.
Vidaurreta alertó que el PCT es “un sistema hostil para las universidades, para los institutos de investigación y para las pequeñas y medianas empresas”, porque requiere de un trámite que “resulta complicado y es caro porque necesita de abogados”.
Por
eso, “las más prestigiosas universidades de Estados Unidos e institutos
de investigación de los países desarrollados tampoco están en el PCT y
el beneficio (supuesto) para las universidades no es un argumento
consistente”.
Precisamente,
mientras transcurría el reciente seminario en FLACSO, el diario La
Nación publicó un artículo a favor del PCT de la ex senadora nacional María Eugenia Estenssoro en que acudió a científicos y emprendedores argentinos que se manifestaron deseosos de adherir al sistema.
Además de no favorecer a las universidades, Vidaurreta
instaló un alerta durante el seminario de FLACSO sobre la
inconveniencia de adherir al PCT porque es el camino más rápido que
conduce al Tratado sobre el Derecho de Patentes (PLT) adoptado en 2000 por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI/WIPO). O sea la ecuación sería PCT + PLT.
El Tratado sobre el Derecho de Patentes está
en debate en el Comité de Patentes de la OMPI desde el 2000 y busca
armonizar los estándares mínimos para conceder una patente.
Al
igualar hacia abajo, eliminaría las Guías de Patentabilidad como
existen en Argentina y convertiría a las oficinas nacionales de
propiedad intelectual en organismos laxos predispuestos a aceptar nuevas
patentes sin exámenes rigurosos.
“El país que adhiera al PCT no tendrá excusas para no hacerlo también al PLT”, advirtió el subdirector del CEIDIE. En definitiva, “son
medidas amigables para el usuario del sistema, que es abordado mas como
un cliente que como solicitante, en el lenguaje coloquial de la OMPI”, señaló Vidaurreta.
Durante
su exposición, también recordó que el PCT tardó ocho años en entrar en
vigencia “porque había sido rubricado por muy pocos países”.
Desde
1970 a 1990 sumó apenas 45 miembros, pero en el 2000 ya contaba con 108
países y actualmente los adherentes son 153 con la reciente
incorporación de Samoa.
“La
anomia durante 24 años y su ascenso fulgurante a partir de la década
del 90 no puede ser disociado de la expansión de los derechos patentes y
los tratados de libre comercio que impusieron su firma en forma
obligatoria”, explicó el panelista.
PCT
“no es un tratado de concesión de una patente sino de abaratamiento en
el proceso de búsqueda internacional (capítulo 1) y un examen
preliminar que es optativo.(capitulo 2)”, detalló Vidaurreta.
“El
Tratado permite adherir al capítulo uno o al capítulo uno más el
capítulo dos. Todos los países que adhieren al PCT adhieren a ambos
capítulos lo que advierte la dificultad política de adherir solo al
capítulo uno y además con las reformas del 2000 ya poco importa la
adhesión o no al capítulo 2”, señaló.
La
reforma en cuestión, del Artículo 43.10, implicó incorporar un
adelantamiento escrito sobre el patentamiento del invento durante la
búsqueda internacional lo que se convierte en una medida de presión para
las oficinas nacionales que deben otorgar las patentes y que en la
práctica elimina el Capítulo 2, detalló el expositor de CEIDEI y FLACSO.
Sobre estas reformas, Vidaurreta recordó que el delegado de Colombia en la OMPI durante el debate que precedió a los cambios de 2000 “advirtió
que (PCT) debería limitarse a los requisitos formales y no abarcar la
concesión de derechos sustantivos, no debe desviarse del marco
jurídico, o sea abocarse a la búsqueda, presentaciones de informes
preliminares e información técnica”.
En
cuanto al plazo de presentación de la fase nacional de la solicitud
ampliado a treinta meses “los promotores del tratado lo ven como alguno
bueno”, pero cuando se debatió en la OMPI “Brasil dijo que amplía la
incertidumbre legal y evita que los inversores tomen decisiones hasta
que se cumpla el plazo de treinta meses”.
“Esto
es especialmente preocupante en el mercado farmacéutico donde demoraría
el ingreso de los medicamentos genéricos”, reforzó.
El
expositor también desmontó la supuesta conveniencia del PCT para las
universidades, pues las estadísticas de la OMPI de 2017 indicaron que el
84,8 por ciento de las solicitudes procedieron del sector privado, 8
por ciento de individuales, recién en tercer lugar el 5,5 por ciento de
universidades y apenas el 1,9 por ciento de institutos públicos de
investigaciones.
La
Universidad de California en 2017 presentó 482 solicitudes sobre el
record de 375 mil solicitudes PCT de ese año. Menos aún, el MIT presentó
208, Harvard 179 y la Universidad de Texas 171.
Tampoco
irradia hacia los centros académicos de la periferia, ya que siete de
las diez universidades que más utilizaron el PCT fueron estadounidenses.
Pero la empresa multinacional china Huawei a su vez presentó cinco veces más patentes que estas siete universidades juntas.
“La
mayoría de los países adherentes son subdesarrollados pero las
decisiones se adoptan para favorecer a las grandes empresas que son las
principales beneficiarias del PCT”, comparó Vidaurreta.
Además,
“los organismos mas importantes como el congreso de EE.UU o la Federal
Trade Comission no se mienten entre ellos y saben que el PCT no es
consistente con la realidad”, afirmó Vidaurreta, con un concepto lapidario.
En cuanto al debate en Argentina y las decisiones pendientes en el Congreso Nacional, el expositor señaló que “los
diseñadores de las políticas públicas están bien informados y saben que
es un tratado por y para los países industrializados que forma parte de
la expansión de los derechos de propiedad intelectual. Si se adopta es
por decisiones políticas”, completó.
Juan Correa coincidió
que el PCT “no empezó fácil porque en la década del 50 ya tenía
bastantes contradicciones y algunos juristas americanos consideraban que
había una solución mejor a través del Convenio de Paris”.
También coincidió con Vidaurreta que “no todo actor puede ingresar al tratado y se requiere, por ejemplo, de asesoramiento y especialización de abogados”.
Pero,
para la OMPI entre 70 y 80 por ciento de los ingresos anuales provienen
de la administración del PCT, “de ahí que incentiven a los países a
que adhieran”.
Correa señaló que el incremento de las patentes en un país “no
es por el impacto del PCT en si mismo sino por un mayor nivel gastos de
I+D y por la radicación de mas empresas extranjeras en el país”.
El
expositor señaló que se estima que deben transcurrir cinco años para
recién acceder a una muestra del efecto del Tratado PCT. En su caso,
expuso sobre los efectos en Colombia que adhirió en el 2000, Chile y Perú que lo iniciaron en 2009.
“OMPI
pronosticó un impacto en estos países que no hubo”, recordó Correa.
Acompañado de gráficos mencionó que la OMPI pronosticó que Chile
recibiría 4.350 solicitudes de patentes en 2014 y solo recibió 2.894 ese
año.
“Tampoco
en Chile se llegó en solicitudes al nivel anterior a la adhesión al
PCT y el ciclo ha sido negativo comparado con las solicitudes radicadas
de 2007”, comparó.
Los
residentes en Chile son el segundo grupo solicitante de patentes “o sea
que los locales son usuarios del sistema”. En Perú, en cambio, los
residentes no están entre los diez primeros solicitantes de patentes.
“Esto
indica que el usuario del sistema busca donde va a quedar patentada su
tecnología de acuerdo a sus intereses” y por otra parte “el PCT tampoco
es el sistema de mayor confianza para empresas que prefieren la opción
directa”.
En
tal sentido, comparó que China representa el 17 por ciento del 20 por
ciento de las solicitudes globales que ingresan por el PCT.
En Perú hubo una caída brutal de solicitudes de patentes en los dieciocho meses posteriores al ingreso al Tratado y “nunca se llegó a los niveles de solicitudes precedentes a la adhesión al PCT”
En
cuanto a los beneficiarios, fueron solicitantes extranjeros y solo el 7
por ciento de los locales licencian patentes al exterior.
Correa recordó que el académico colombiano Oscar Lizarazo Cortés estudió
los efectos del PCT en su país y demostró que Colombia incrementó la
concesión de patentes del 20 al 50 por ciento y en 2014 se convirtió en
la tercera oficina de patentes más rápida del mundo.
Sin
embargo, no siempre es una cuestión de eficacia sino de laxitud como se
sospecha del modelo colombiano. Estados Unidos, por ejemplo, pese
también a su laxitud concede un promedio de 1.600 patentes anuales de
las 6000 solicitadas por el sistema PCT.
“La laxitud de los criterios es lo que una oficina nacional de patentes va recibir a través del sistema PCT”, advirtió el investigador.
Correa
alertó que el modelo colombiano también puede ser un “engaño” porque en
ese país “se consideran como patentes los modelos de utilidad que no
necesariamente ingresan al sistema PCT”.
El expositor afirmó que “desde la evidencia empírica de las oficinas nacionales de patentes”, el PCT tiene 153 adherentes (con Samoa) pero “lo usan solo diez”.
“El PCT seguramente tendrá beneficios, pero tenemos que preguntarnos para quien”, propuso al auditorio.
Además,
treinta meses de plazo para tramitar la solicitud “es un bloqueo a la
investigación mientras los solicitantes revisan sus inversiones”,
analizó.
“Los
países en desarrollo no son usuarios del sistema y la adhesión no
produce un escenario más favorable para la transferencia de tecnología”,
mencionó entre las conclusiones.
Pero el PCT aún está con vida porque “el sector farmacéutico es el más interesado en proteger sus patentes en los países latinoamericanos”, completó.
Debate completo:
https://www.youtube.com/watch?v=xs47lGxxK0A&list=PLJ0FgGvLVKgpTsufmbgE3A8ChsUp-NFPS&index=3
https://www.youtube.com/watch?v=xs47lGxxK0A&list=PLJ0FgGvLVKgpTsufmbgE3A8ChsUp-NFPS&index=3