bioecoactual.- Según la legislación europea, sólo se pueden conceder patentes sobre ingeniería genética en el fitomejoramiento. A pesar de esto, las principales empresas de semillas han aprovechado las lagunas legales y ya han obtenido 200 patentes sobre el mejoramiento tradicional. Los criadores necesitan acceso al material genético para abordar desafíos como las plagas, las enfermedades y el cambio climático.
Durante años, corporaciones multinacionales del sector agroquímico como BASF, Bayer, Corteva y Syngenta han estado buscando patentes para rasgos específicos de plantas, incluida la resistencia a enfermedades o la adaptación a condiciones climáticas cálidas. En febrero de 2014, la Oficina Europea de Patentes (EPO) concedió a Monsanto (ahora Bayer) una patente para el cribado y selección de soja. Se ven afectadas alrededor de 20 especies silvestres y cultivadas relacionadas con la soja y que se encuentran en Asia y Australia. Esto garantiza a Monsanto el monopolio sobre numerosas variantes genéticas naturales, lo que le da un poder inmenso.
¡NO PATENTS ON SEEDS! presentó una oposición basada en el artículo 53b del Convenio sobre Patentes Europeas (CPE), que prohíbe patentar procesos de cruce o selección de plantas con fines de mejora convencional. La EPO rechazó la oposición basándose en que, en efecto, está prohibido conceder patentes sobre mejoramiento convencional, pero está permitido otorgar patentes sobre la selección de plantas y animales para la cría. Sin embargo, la selección de plantas y animales está indisolublemente ligada a la reproducción. Por tanto, la interpretación de la EPO es inaceptable. ¡NO PATENTS ON SEEDS! presentó una denuncia en 2017; la próxima audiencia está programada 7 (!) años después, para octubre de 2024, lo que ha generado años de inseguridad jurídica. Se necesitan medidas inmediatas para cerrar los vacíos legales, impedir que la EPO conceda estas patentes y evitar el control exclusivo de la cría de animales y plantas por parte de las grandes corporaciones.
Las patentes, como las concedidas a la soja, ponen en peligro la diversidad del fitomejoramiento y presentan amenazas potenciales a la seguridad alimentaria a largo plazo en Europa. Es crucial que los 39 estados miembros de la EPO y la UE intervengan políticamente para garantizar la interpretación y aplicación precisas de las leyes de patentes europeas con el fin de salvaguardar nuestro patrimonio agrícola y asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.