Por Carolina Botero Cabrera
Como conté el año pasado, durante la reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Abu Dabi, Colombia promovió un compromiso para realizar la primera revisión del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC). Si bien no se logró que la revisión se hiciera a ese nivel, si establecieron que la discusión sobre cómo hacerla fuera del Consejo de ADPIC ese mismo año bajo la presidencia de Chile.
El ADPIC es un tratado administrado por la OMC que establece las normas mínimas para la protección y aplicación de los derechos de propiedad intelectual en el comercio internacional. Este gobierno ha estado buscando que ese organismo internacional active el artículo 71, donde se establece que a partir del año 2000 hay que revisar la implementación del tratado cada dos años. Mostraron que no se ha hecho ninguna revisión a pesar de que han pasado más de veinte años, lapso durante el cual deberían haberse hecho más de diez.
Colombia busca que la revisión abra la oportunidad para discutir sobre un marco jurídico de propiedad intelectual más balanceado, también quiere mejorar el nivel de debate en uno de los foros multilaterales más importantes.
En la OMC el Consejo tiene discusiones de alcance muy restringido, entre otras razones porque, como las decisiones son por consenso, las múltiples tensiones geopolíticas entre los países dificultan llegar a definiciones sustantivas.
Después del compromiso logrado en la ministerial, en 2024 se desarrollaron sesiones de negociación entre los países interesados para definir las modalidades y alcance de una posible revisión bajo el artículo 71. Los países desarrollados privilegiaban un alcance restringido al proceso, basado solo en la implementación nacional de cada país de las normas del acuerdo. Mientras que varios países en desarrollo abogaban por un alcance más amplio revisando los impactos del acuerdo para todos los países. Al final, como es usual en los procesos multilaterales, quedó un texto ambiguo en el que cada quien podía encontrar y reflejar las posiciones de todos.
Confieso que llegué a emocionarme con los acuerdos en el texto, aprobaron que la revisión iniciaría con temas de derecho de autor. Para mí sería otro proceso a monitorear, pero habría evidencia sobre las oportunidades y retos del sistema: ¡Maravilloso!
Una vez logrado el texto consensuado, lo siguiente era que se adoptara formalmente por todos en el Consejo de ADPIC el 5 de diciembre, se esperaba una sesión simplemente de trámite. Colombia contaba con los 11 países que inicialmente acompañaron la propuesta, a los que se sumaron el resto, ninguno se oponía. Sin embargo, durante la sesión -en el último momento- Brasil decidió manifestarse no aceptando lo acordado, eso rompió el consenso. La famosa revisión quedó de nuevo en el limbo.
No pude aclarar qué sucedió para que Brasil retirara su apoyo. En el acta se lee que la delegación estaba de acuerdo con la propuesta de Colombia, incluso afirmaba que también aceptaba sus términos -incluyendo la idea de empezar por el derecho de autor-, sin embargo el delegado dijo que: “no puede apoyar el proceso propuesto en el documento JOB/IP/79/Rev.3 en su formulación actual. El texto no se ajusta al mandato ministerial, ya que no refleja la idea central de la propuesta colombiana apoyada por mi delegación y no ofrece suficiente claridad, previsibilidad y garantías sobre lo que realmente se está evaluando” (traducción propia).
Está claro que el resultado fue no solo sorpresivo, también frustrante. Mientras en abril pasado la propuesta de Colombia, con los países que la apoyaron, fue cubierta, apoyada o discutida públicamente en prensa, por organizaciones de la sociedad civil, incluso por la propia Delegación colombiana ante la OMC, hoy no hay textos que hablen públicamente de lo sucedido en la sesión de diciembre.
Un esfuerzo diplomático de más de un año, que termina en el congelamiento de la revisión, se percibe como un fallo. Sin embargo, no debería evaluarse así, puede verse como un proceso que demostró que hay apetito por un importante grupo de países por tener una discusión más amplia y crítica sobre el acuerdo al interior de la OMC. Es decir, Colombia ya ganó, estableció que ADPIC tiene impactos importantes en la economía de los países en desarrollo, que no sabemos eso cómo se ve y que se necesita la revisión para mostrar una investigación integral, tener datos, y evidencia para analizarlo.
El ADPIC no es un instrumento sagrado e intocable, antes bien, tiene en su propia esencia el mecanismo para buscar el balance y más pronto que tarde se revisará. Espero que Colombia mantenga el esfuerzo y encuentre la forma de activar el artículo 71.