delh.cl
Por décadas, los sistemas de
propiedad intelectual han estado diseñados —y dominados— por el
hemisferio norte. Estados Unidos, Europa y Asia concentran más del 90%
de las solicitudes de patentes del mundo. Controlan las bases de datos,
los procedimientos, el lenguaje técnico y el tiempo. En América Latina,
la historia ha sido otra: investigadores, startups y universidades
enfrentan largos tiempos de espera y altos costos.
Patentia, fundada por el
emprendedor serial Francisco Sáez, busca automatizar el análisis de
patentabilidad para inventores, startups y universidades en economías
emergentes. Su promesa es simple, pero ambiciosa: convertir un proceso
engorroso y técnico —que hoy toma hasta meses y requiere abogados
especializados— en algo tan accesible como una búsqueda en Google.
«Después de vender mi primera
startup y ver otras fracasar, llegué a la conclusión que las buenas
ideas no despegan solo por falta de capital o talento, sino porque no
sabemos si vale la pena protegerlas. El sistema no es transparente. Y
eso mata la innovación antes de que nazca», dice Sáez, fundador y CEO de
Patentia.
La plataforma combina inteligencia artificial, y
análisis de patentabilidad en base a estándares de la Organización
Mundial de Propiedad Intelectual. La plataforma opera con una base de
datos global centralizada y algoritmos propietarios de análisis, que
permiten evaluar en tiempo real si una invención tiene potencial de ser
protegida a través de una patente. En cuestión de horas, los usuarios
reciben un informe claro, y accionable, con una capa de análisis nunca
antes vista en el mercado.
«Cuando fui parte de InnovaChile en Corfo,
asignamos millones de dólares cada año a proyectos de innovación
empresarial. Pero el presupuesto siempre fue limitado, y lo sigue
siendo. Entonces, ¿cómo lograr más impacto con los mismos recursos?
Hoy, con los análisis de patentabilidad de Patentia, es posible entregar
a quienes innovan mejores insights y en menos tiempo, acelerando así el
camino hacia innovaciones más valiosas», destacó Andrés
Benavides-Yates, ex Innova Corfo.
El proceso está diseñado para integrarse desde
el día uno en el ciclo de innovación de universidades, centros de I+D,
startups y estudios de Propiedad Intelectual-. «Estamos ayudando a que
los inventores no naveguen a ciegas. Nuestra misión no es sólo técnica,
es cultural. Todos somos inventores, y en la era de la IA, proteger las
invenciones está siendo cada vez más necesario.», agrega Sáez.
Patentia ha demostrado un ahorro de tiempo
promedio del 95% frente al análisis tradicional, con más de 100 ideas
analizadas desde su piloto. Esto atrajo rápidamente inversionistas que
dieron un primer empujón con 150 mil dólares para validar el mercado con
su tecnología revolucionaria. Gracias a los resultados obtenidos, la
empresa hoy está desarrollando sus primeras ventas junto con el proceso
para levantar la siguiente ronda. «La oportunidad es tan grande, que
buscamos acelerar la nuestra expansión de forma exponencial», comentó
uno de los inversionistas.
Francisco Sáez no es nuevo en esto. Su primer
«exit» fue en 2014 con Nixter, una app de ticketing que llegó a Silicon
Valley y se convirtió en caso de estudio. Luego lideró Umbo, una startup
de hardware para hogar inteligente, y CryptoMarket, hoy uno de los
exchanges más grandes de la región. «He fallado, he crecido, he vendido
empresas y he cerrado otras. Y en todo ese viaje me encontré con lo
mismo: muchas ideas buenas mueren por no saber cómo protegerlas», dice.
Patentia es su intento de resolver ese dolor de raíz, a escala
continental.
El desafío que Francisco tiene por delante no
es menor, ya que los sistemas de propiedad intelectual están plagados de
burocracia. Pero también es una industria que, precisamente por eso,
representa una oportunidad invaluable. «Hoy, innovar desde América
Latina aún es una desventaja estructural. Pero si Patentia logra su
cometido, el próximo unicornio regional podría nacer con su patente ya
en mano», concluyó Sáez.