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domingo, 14 de agosto de 2016

Innovación, acceso a medicamentos y propiedad intelectual

Por: Carlos Correa

La competencia promueve la innovación y precios más bajos. Es por ello que la mayoría de los países aplican regulaciones para defender la competencia del efecto de los monopolios, protegiendo así a competidores y consumidores por igual.
Al mismo tiempo, sin embargo, esos mismos gobiernos conceden patentes y otros derechos de propiedad intelectual sobre medicamentos y otros productos. Esos derechos otorgan a los titulares el poder de impedir temporariamente -en el caso de las patentes durante por lo menos el plazo de veinte años- la entrada al mercado de competidores y, en consecuencia, de fijar precios en condiciones monopólicas.

martes, 5 de mayo de 2015

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea desestima los dos recursos de España contra la patente unitaria

 
 
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha desestimado los dos recursos interpuestos por España contra los dos reglamentos por los que se establece una cooperación reforzada en el ámbito de la creación de una protección unitaria mediante patente: el relativo a la creación de una protección unitaria mediante patente y el que regula las disposiciones sobre traducción.

domingo, 23 de noviembre de 2008

La propiedad intelectual se hunde con el capitalismo

Colectivo Noalcopirrait
Los gurúes de la propiedad intelectual, los organismos internacionales títeres de EE UU y las oficinas de propiedad industrial y derechos de autores carroñeras, están pagando caro el costo de asociar los supuestos beneficios de la protección de la propiedad del intelecto a las inversiones económicas y financieras, tras la debacle del sistema económico mundial al que insisten defender, inclusive hoy en día.
Desde los biocombustibles hasta los alimentos transgénicos, pasando por las industrias del copyright y las farmacéuticas están recibiendo altas dosis del propio veneno inyectado durante años a las sociedades del mundo. Simplemente la protección no sirve para frenar la mayor crisis económica de los recientes 100 años y mucho menos incentivar ninguna innovación real en el egoísta mundo del mercado.

El hundimiento del sistema capitalista tal cual se ha desarrollado en los últimos tiempos, parece arrastrar al actual sistema mundial de propiedad intelectual al abismo del desprestigio, tal que no se demuestra la utilidad de este ficticio mecanismo de apropiación de ganancias, ahora convertido en mecanismo de pérdidas.

La arquitectura fetichista de las bondades del sistema de marcas y patentes se diluye así en un mar de quiebras, rescates, desempleo, y planes neokeynesianos que se lanzan como inútiles intentos de frenar lo que parece ser un resultado seguro: el fin del capitalismo en su fase neoliberal junto a todos sus mecanismos de soporte.

La implosión de este perverso sistema de propiedad ha llegado a tal estadio de decadencia que pierde razón de existencia por inútil, por no servir ni siquiera a la defensa de los intereses corporativos a los que ha servido.

La propiedad intelectual y sus defensores se hunden con el capitalismo.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

La propiedad intelectual debe ser redefinida

Enrique Danswww.enriquedans.com

Se ha convertido ya en una verdad a gritos: las leyes actuales que definen y gobiernan la propiedad intelectual se han convertido en algo inútil, absurdo, causante de flagrantes incoherencias, incompatible con el progreso y responsable de todo tipo de problemas, que van desde injustas sanciones a inocentes hasta la muerte de miles de personas. La propiedad intelectual en su acepción actual es la gran piedra, el gran escollo en el medio del panorama del progreso. El nivel de hipocresía necesario para defender a día de hoy la propiedad intelectual tal y como fue concebida en la era anterior al desarrollo de la sociedad de la información es ya tan elevado, que únicamente aquellos que se benefician de la misma se atreven a sostenerlo sin que se les caiga la cara de vergüenza.
A día de hoy, la propiedad intelectual ya no sirve para justificar un incentivo a los creadores: sus creaciones, que sin excepción, se asientan en las de muchos otros anteriores formando parte de un producto social, no reciben la protección que demandan en un mundo en el que los bits circulan libremente sin restricción posible. Ni siquiera la doctrina Sarkozy, que pisotea algo tan básico en los países civilizados como el derecho a la privacidad de las comunicaciones, consigue parar lo que es por naturaleza imparable. Cuando el avance de la tecnología desequilibra de manera permanente la ecuación, la idea de promover el desarrollo de nuevas ideas restringiendo la libertad de otros para utilizarlas se convierte simplemente en un contrasentido, en algo que ya no beneficia a quien supuestamente tenía que beneficiar, ni incentiva los fines que debía incentivar. Algo que, por universal y asentado que parezca, por muchos convenios internacionales que invoque, resulta completamente absurdo y cómplice intentar mantener.
La noción actual de propiedad intelectual resulta más ridícula cada día que pasa, con cada noticia que lees: persecuciones dignas de la Santa Inquisición, largas manos de turbios personajes que convierten en ilegal lo que hasta entonces era comportamiento general y aceptado, subterfugios legales constantes para intentar mantener vivo al zombie, juegos sucios para subvertir la voluntad popular y legislar en contra de sus intereses… Mires donde mires, todo forma parte de la misma gran mentira, impulsada únicamente por sus beneficiarios y sostenida por la complicidad de unos políticos que no saben y que no quieren ver más allá.
Un reciente informe, “Toward a New Era of Intellectual Property: from Confrontation to Negotiation“, subraya la imperiosa necesidad de redefinir los términos de la propiedad intelectual para adaptarlos a los tiempos en que vivimos. Una alternativa a quienes, directamente, abogan por su directa abolición. Voces que, sin duda, habrá que escuchar y tener en cuenta en un debate que aparece como una tarea imposible, por los importantísimos intereses económicos que lo impiden y la magnitud del consenso que sería preciso alcanzar para el mismo. Sin embargo, una cosa es clara: empeñarse en defender las teorías clásicas no nos lleva a ningún sitio, más que al sinsentido, al beneficio de unos pocos interesados y al perjuicio del progreso en general.

http://www.enriquedans.com/2008/09/la-propiedad-intelectual-debe-ser-redefinida.html