Son muy recordadas las jornadas acontecidas en la ciudad de Mar del
Plata a finales de 2005, allí se dio una gran batalla a los poderes
globales encarnados en el ex presidente George W. Bush.
“Estoy
un poco sorprendido. Acá pasó algo que no tenía previsto”, le dijo
George W. Bush a Néstor Kirchner a manera de despedida. Lo que había
sucedido era que Estados Unidos no pudo imponer una mención de
reapertura del ALCA en el documento final de la IV Cumbre de las
Américas que cerró en Mar del Plata.
Luego de horas de nerviosas
negociaciones entre los presidentes, no hubo consenso y salió una
declaración que en verdad son dos: incluye una mención a favor de la
reapertura del ALCA presentada por Panamá y apadrinada por Estados
Unidos, y otra del Mercosur y Venezuela, en la que destacan las
asimetrías existentes entre las economías del continente que dificultan
la puesta en marcha de un área de libre comercio.
“La cumbre
funcionó muy bien. El Mercosur y Venezuela han obtenido una acción muy
importante que han tenido que reconocer las naciones más importantes”,
evaluó por la noche Kirchner, cansado luego de pilotear las sesiones,
que consumieron unas nueve horas.