Mauricio Jalife-elfinanciero.com.mx.- Ante la incertidumbre de la entrada en vigor del TPP
en nuestro país -como consecuencia del cambio de mirada de los
candidatos estadounidenses a la presidencia sobre el instrumento y sus
efectos-, la presión que la industria farmacéutica transnacional pondrá
en sus ventajas monopólicas por vía de patentes se incrementará
sensiblemente. Si el TPP entra en vigor en nuestro país, los fabricantes
de medicamentos patentados gozarían de una prórroga de 5 años bajo
ciertas circunstancias, e inclusive podrían proteger en exclusiva y de
manera indefinida los datos clínicos de sus pruebas de eficacia
terapéutica.
Las alternativas que la industria ha seguido a lo largo del tiempo para “prolongar” los efectos monopólicos de sus patentes han sido muy variados, pero en general podríamos describirlos bajo el gran paraguas de la introducción de cambios menores en los medicamentos patentados para seguir reclamando derechos exclusivos de “ lo novedoso”. Ese conjunto de prácticas es lo que se conoce como “evergreening”.
Algunas mediciones en Europa han conducido a considerar que al menos el 9% del gasto en medicamentos en la región, corresponde a formulaciones protegidas bajo este tipo de patentes de muy bajo o nulo mérito inventivo. En Estados Unidos y países como México, los números tienden a ser superiores a Europa, en función de los bajos filtros que sus oficinas de patentes tienen para el estudio de la novedad y la actividad inventiva de este tipo de tecnologías.
Los cambios menores que dan lugar a prolongar la protección van, desde combinaciones triviales con otros compuestos terapéuticamente inocuos, hasta el patentamiento de dosis específicas o el cambio en la presentación del medicamento. Una revisión rápida de ciertas moléculas que deberían estar ya en dominio público, han revelado que un solo laboratorio llega a acumular más de 100 patentes de variantes, formando con ello un cerco de protección jurídica difícil de traspasar.
Esta “gestión del ciclo de supervivencia” de productos que se encuentran cerca del vencimiento de la fecha de la patente, tiene efectos que deterioran las finanzas de las dependencias públicas de salud y los pacientes de mercado privado, y limitan seriamente el desarrollo de genéricos. Casos como el de India han sido ampliamente analizados, por la postura rígida que han asumido al negar patentes que no justifican suficientemente el requisito de actividad inventiva.
Sin embargo, países como México, que han seguido una larga tradición de otorgar patentes bajo los mismos parámetros que oficinas reconocidas en el mundo, aceptan como válidos los textos de las solicitudes que se ajustan a lo ya aprobado en otros países. En cierto tipo de tecnologías esta práctica es aceptable, pero en relación a medicamentos es necesario un replanteamiento que permita ajustarlo a lo que verdaderamente cumpla con los altos estándares que presuntamente la ley impone para conceder una patente.
Particularmente, si consideramos que los intereses de países que poseen empresas con derechos de patentes farmacéuticas, no son consistentes con los de nuestro empobrecido sistema de salud.