EL PAÍS.- Donald Trump ha escogido a Scott Gottlieb, un médico e
inversor cercano a círculos conservadores y a la industria farmacéutica,
para dirigir la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), según anunció este viernes la Casa Blanca. El nombramiento debe ser aprobado por el Senado.
Gottlieb, como el presidente estadounidense, es partidario
de aligerar la regulación de medicamentos, lo que puede tener
consecuencias en todo el mundo e inquieta a las organizaciones de
defensa de los consumidores. Pero su elección evita un viraje radical: Trump
también consideraba para el cargo a Jim O’Neill, que ha abogado en el
pasado por comercializar fármacos antes de que se demuestre si son
efectivos.
Gottlieb, de 44 años, ya ocupó altos cargos en la FDA
durante el Gobierno del republicano George W. Bush. Es socio del fondo
de capital riesgo New Enterprise Associates, que tiene estrechos lazos
con la industria farmacéutica y biotecnológica. Es analista del think tank
conservador American Enterprise Institute y ha sido asesor de grupos
farmacéuticos, como GlaxoSmithKline. Su cercanía a la industria será
posiblemente objeto de escrutinio en su comparecencia de nominación en
el Senado y ha sido criticada por entidades sociales.
Gottlieb, un superviviente de cáncer de linfoma, considera
que la FDA tiene una regulación excesiva que afecta a la competencia y retrasa
la aprobación de medicamentos genéricos. También ha criticado la
opacidad del sistema de fijación de los precios de fármacos. El elevado
coste de medicamentos en EE UU se ha consolidado en los últimos meses
como un asunto de debate político.
Dos semanas antes de asumir la presidencia, Trump acusó
a la industria farmacéutica de “librarse de asesinato” por el elevado
coste de medicamentos y prometió cambiar el sistema para bajar los
precios. “Somos el mayor comprador de fármacos en el mundo, pero no
apostamos correctamente”, dijo. En sus primeros días en la Casa Blanca,
el republicano se reunió con ejecutivos farmacéuticos y abogó por
acelerar la aprobación de medicamentos.
Como en tantos otros ámbitos que ha prometido revolucionar, la
incógnita es en qué acabará traduciéndose la promesa de Trump de cambiar
el funcionamiento del sector farmacéutico.